Este artículo se publicó hace 16 años.
El primer ministro tailandés decreta el estado de excepción en medio de una grave crisis política
El primer ministro de Tailandia, Samak Sundaravej, declaró hoy el estado de excepción tras la batalla campal de anoche entre opositores y seguidores del Gobierno que dejó al menos un muerto y unos 40 heridos.
Tras reunirse con la cúpula militar, Sundaravej encargó al jefe del Ejército, general Anupong Paochinda, que aplique la medida de emergencia, que se mantendrá durante "varios días", según declaró en conferencia de prensa.
El jefe del Ejecutivo afirmó haber consultado con "todas las partes" y dijo que la medida de emergencia será retirada "cuando se resuelvan los problemas".
Asumo la responsabilidad por lo que he hecho", respondió el primer ministro al ser preguntado por el motivo que le llevó a declarar el estado de excepción, que permite a los soldados emplear la fuerza, bloquear carreteras, evacuar edificios y censurar a los medios de comunicación.
Junto a ello, prohíbe las reuniones públicas de más de cinco personas y autoriza a las fuerzas de seguridad a detener sin cargos a sospechosos de rebelión durante un período máximo de 30 días.
El anuncio del estado de excepción, que entró en vigor a las 07.00 hora local (00.00 GMT), fue retransmitido por todas las televisiones y da potestad a los soldados para desalojar a personas de cualquier lugar, en aparente alusión a los miles de manifestantes de la antigubernamental Alianza del Pueblo para la Democracia (PAD), que desde hace una semana ocupan la sede del Gobierno en Bangkok.
Sundaravej indicó que también serán dispersados los activistas que se hallan en los aledaños del palacio.
La medida fue adoptada después de que 400 soldados fueran enviados a reforzar a los policías que intentaron abortar un combate entre seguidores del PAD y simpatizantes del Ejecutivo en los que pereció una persona y resultaron heridas otras 40, entre ellas al menos dos por impacto de bala.
Previamente, el Gobierno había advertido de que sus incondicionales iban a ser atacados por los opositores, mientras el líder de los manifestantes anunció hoy que seguirá desafiando las órdenes del primer ministro hasta que dimita.
"No hay suficientes prisiones en el país para meternos a todos", dijo sobre el escenario montado por los activistas el ex general y antiguo gobernador de Bangkok, Chamlong Srimuang.
Chamlong ya lideró en 1992 las multitudinarias protestas contra el entonces régimen militar, que en aquella ocasión se saldaron con la muerte de medio centenar de manifestantes por disparos de los soldados.
El jefe de las Fuerzas Armadas, general Boonsang Niampradit, afirmó que el estado de excepción ayudará a resolver la disputa política entre el Ejecutivo y la oposición.
Según el militar, es difícil que la situación se torne fuera de control, pero de ser así, espera que la actitud de todas las partes impida un desenlace sangriento como los que tuvieron otras protestas antigubernamentales en 1973, 1976 y 1992, que causaron cientos de víctimas mortales.
"Depende de la gente, ellos tendrán que pensar con cuidado qué es bueno o malo para la nación", subrayó Niampradit, quien negó que el Gobierno provocara la batalla campal de anoche.
Por otra parte, a las pocas horas de declararse el estado de excepción, la Comisión Electoral recomendó al Tribunal Constitucional la disolución del Partido del Poder Popular (PPP), encabezado por Sundaravej.
Las autoridades electorales tailandesas consideran que el PPP estuvo implicado en la compra de votos durante las elecciones legislativas celebradas el pasado diciembre, en las que venció la fuerza integrada por seguidores del ex mandatario Thaksin Shinawatra, depuesto por un golpe de Estado incruento en septiembre de 2006.
Siete meses después de tomar posesión del cargo, el primer ministro, un veterano político ultraderechista de 73 años, no ha vivido ni un día de descanso.
Las protestas callejeras en Tailandia comenzaron el pasado mayo, cuando los seguidores del PAD acamparon y montaron un campamento con su escenario frente al edificio de Naciones Unidas, para denunciar al Ejecutivo, que tachan de corrupto, desleal a la Corona y ser un títere al servicio de Shinawatra.
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