Este artículo se publicó hace 15 años.
El primer preso liberado por Obama sale de Guantánamo
El etíope denuncia la complicidad de Reino Unido en la tortura que sufrió
Binyam Mohamed aterrizó ayer en una base militar inglesa "física y mentalmente" destruido por la "tortura medieval" de que fue objeto en sus siete años bajo custodia de Estados Unidos. Etíope, de 31 años, es el primer preso liberado de la base de Guantánamo por la administración del presidente Barack Obama. Su puesta en libertad fue negociada por el Gobierno de Reino Unido, país donde residió antes de su detención en Pakistán, en 2002. Mohamed denuncia la complicidad de los servicios de Inteligencia británica en el calvario de su cautiverio.
Débil y esquelético, Mohamed descendió lentamente del avión que le trajo desde Guantánamo al aeropuerto de Northolt, a las afueras de Londres. Fue inmediatamente detenido e interrogado por Scotland Yard hasta finalmente recuperar la libertad, sin cargos, al anochecer. El Gobierno le dio un permiso temporal de residencia.
Mohamed pasó su primera noche en libertad acompañado de su hermana, Zhura, quien viajó a Inglaterra desde su domicilio en EEUU. El joven liberado no tuvo fuerzas para comparecer ante la prensa, pero explicó aspectos de su experiencia, "la más oscura pesadilla", en una carta leída por sus abogados. "Tortura era para mí una palabra abstracta. Nunca imaginé que sería su víctima. Aún me cuesta creer que me secuestraron, me trasportaron de un país al siguiente y me torturaron con medios medievales", señala. Y remata: "todo orquestado por el Gobierno de EEUU".
El ex preso advierte que "hay muchos cómplices" en los horrores experimentados en Pakistán, Marruecos, Afganistán y Guantánamo. Y acusa directamente a los Servicios de Inteligencia británica de complicidad en interrogatorios con abusos físicos y síquicos. "Me di cuenta más tarde que la gente en la que había confiado que vendrían a rescatarme, se había aliado con los abusadores", afirma en su escrito.
De acuerdo con Mohamed, Reino Unido colaboró con Marruecos y Pakistán a sabiendas que estaba siendo torturado en ambos países. Su abogada oficial estadounidense, la teniente coronel, Yvonne Bradley, asegura tener detalles exactos que prueban la veracidad de su denuncia. De hecho, EEUU retiró los cargos ante la evidencia de que había admitido su culpabilidad en la planificación de atentados terroristas mediante la fuerza de la tortura.
Pero las pruebas de malos tratos en uno y otro país, con la presunta connivencia de Reino Unido y EEUU, están bajo secreto sumarial. Londres alega que su publicación pondría en riesgo la colaboración entre los servicios de Inteligencia de ambos estados. El primer ministro, Gordon Brown, se reafirmó en la postura de su gobierno al señalar ayer que "si no hay confianza, el intercambio de información se malogra". La prioridad, añadió, se enfoca a "proteger la seguridad de la ciudadanos de nuestro país".
Mohamed asegura que no busca venganza, sino dar a conocer la verdad. Ayer acusó a agentes de Inteligencia británicos de pasar "información y material" a sus torturados marroquíes. El Gobierno de Londres rechaza la alegación, aunque ha remitido la denuncia a la abogada del Estado. Amnistia Internacional demandó ayer una investigación pública del papel de Reino Unido en torturas relacionadas con Guantánamo.
Aún quedan "241 musulmanes" en la base, entre ellos dos ex residentes en Reino Unido: Ahmed bel Bacha y Shaker Aamer. Reino Unido pedía la excarcelación de Mohamed desde 2007 y el año pasado reclamó también a Aamer. Mohamed alertó ayer que Ahmed bel Bacha "necesita un hogar desesperadamente".
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