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Primer rescate español con pérdidas para los accionistas

Los propietarios de Banco de Valencia no recuperarán su inversión. Olivas recibirá cuando se jubile un pago de unos 300.000 euros como pensión

 

V. ZAFRA / B. TOLEDO

El Estado ha dedicado desde que se inició la crisis 17.616 millones de euros a rescatar cajas españolas, ha intervenido tres y ha nacionalizado otras tantas. Sin embargo, nadie ha perdido un euro. Esta ecuación desigual se va a romper con el Banco de Valencia. Por fin, los propietarios de una entidad van a pagar también parte de las pérdidas, aunque por supuesto no van a evitar que los contribuyentes (de momento, porque la intención es que acabe pagándolo el Fondo de Garantía de Depósitos) tengan que poner de partida 1.000 millones en ayudas más liquidez por 2.000 millones.

Pero la novedad es que, por primera vez desde que se inició la crisis, los accionistas van a pagar parte de los platos rotos. El banco valenciano estaba valorado en el mercado en el momento de la intervención en 364,5 millones de euros, que probablemente no podrán recuperar. Todo depende del precio al que el Banco de España valore ahora sus acciones, pero es probable aseguran los expertos que acabe tasándolo a cero euros, como hizo con Unnim. Si así fuera, las acciones que ahora poseen Banco Financiero y de Ahorros (BFA, matriz de Bankia), los Noguera (con un 5,16%), los Aznar (fundadores de Marie Claire y propietarios del 11,2%), los Soriano (de Porcelanosa, con un 3,3%) o el grupo Guggenheim (con el 8,5%) pasarían a no valer nada. Si, por ejemplo, se valorara en 100 millones, entre todos pasarían a repartirse el 10% del banco, con lo que su participación habría quedado prácticamente en nada.

En el caso de los accionistas particulares, la pérdida sería lo que hubieran invertido por sus acciones o el precio al que estaban valoradas en el momento de la suspensión en Bolsa (apenas 0,74 euros por títulos tras perder un 77% este año).

En el caso de BFA, el cálculo se hace de forma diferente y el quebranto ascenderá a 338 millones si el banco se valora a cero. En sus cuentas contabilizará la pérdida de recursos propios que tenía apuntados de la entidad, es decir, el 27,3% de 1.238 millones. Y esa cifra pasará directamente a pérdidas, que puede decidir apuntarse parte en las cuentas de este año y otra en las del próximo. En este caso, BFA juega con una ventaja. La participación es toda suya y no tiene nada que ver con Bankia, con lo que las pérdidas quedarán en la matriz y no contaminarán a su filial, que es la que cotiza en Bolsa y la que luce los resultados.

Los nuevos gestores de Banco de Valencia, los tres administradores nombrados por el Banco de España, tomaron ayer posesión de sus cargos. Los representantes de los trabajadores les pidieron audiencia, pero aún no les ha tocado el turno. Lo positivo del primer día posintervención fue que los clientes se mostraron tranquilos y no hubo una desbandada de depósitos. Eso sí, en las dos semanas anteriores, desde que se hicieron públicos sus problemas, salieron aproximadamente 500 millones de la entidad.

Y mientras la resaca continuaba, el ya exvicepresidente de Bankia, José Luis Olivas, se negó ayer a dimitir de la presidencia de Bancaja. Fuentes del Consejo explicaron a Público que Olivas aseguró que ya ha asumido toda la responsabilidad que le correspondía por la caída del Banco de Valencia, al que intentó salvar de la intervención. Nadie le pidió en la reunión que dimitiera, pero sí le preguntaron si se lo había planteado. No en vano, la Generalitat estaría pujando por su salida y Olivas tendría cada vez menos margen de maniobra. También dejó claro que ha renunciado a toda indemnización. Aunque lo cierto es que cobrará su plan de pensiones, que podría rondar los 300.000 euros, dado que Bankia tiene reservados 1,26 millones este año para los tres principales ejecutivos.

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