Este artículo se publicó hace 12 años.
Programas para mejorar crianza previenen obesidad en niños EEUU
Por Amy Norton
Programas diseñados paraque los padres adquieran ciertas habilidades en la crianza delos hijos ayudarían a prevenir la obesidad en los niños pobresde Estados Unidos, señalaron expertos.
Un equipo halló que dos programas para prevenir losproblemas de conducta en los alumnos preescolares de familiasurbanas de bajos ingresos también reducían el riesgo de que esoschicos fueran obesos.
El 24 por ciento de los niños del programa ParentCorps eraobeso a los 8 años, comparado con el 54 por ciento de los chicosde un grupo de control que no participó del programa.
La reducción del riesgo de engordar fue un logro extra, yaque ninguno de los programas se ocupaba de la alimentación, elejercicio o el peso de los niños.
Y en eso difieren de la mayoría de las estrategias paracontrarrestar la obesidad infantil, según opinó la autoraprincipal, Laurie Miller Brotman, profesora de psiquiatríainfantil y adolescente de la New York University.
"La mayoría de los programas apunta a que los niños ingieranmenos calorías, hagan más ejercicio y no miren tanta televisión.Y, en general, esas estrategias fracasaron", dijo Brotman.
El equipo de Brotman considera que los programas estudiadosdieron resultado porque se ocuparon del problema mayor: "Hay queconcentrarse en las habilidades de crianza de los padres", dijola autora.
Brotman consideró insuficiente decirle a los padres quecontrolen la cantidad de tiempo que sus hijos miran televisión oque mejoren la calidad de lo que comen. Muchos padres, aseguróla autora, necesitan aprender a implementar esas medidas demanera efectiva.
Los resultados publicados en la revista Pediatrics surgen dedos experimentos.
Uno evaluó los efectos de ParentCorps, un programa quedesarrolló el equipo para los niños de familias urbanas pobrescon alto riesgo tener problemas de conducta. Padres y niños deedad preescolar concurrieron a 14 sesiones semanales dictadaspor la tarde en la escuela.
Los padres aprendieron a reforzar la buena conducta de sushijos y a disciplinarlos sin castigos físicos. En tanto, losniños adquirieron habilidades sociales y aprendieron a manejarsus emociones a través del juego.
El equipo siguió a 146 niños, cuyas familias habían sidoseleccionadas al azar para participar del programa o integrar elgrupo de control. A los ocho años, la cantidad de niños obesosen el programa era poco menos de la mitad que en el grupo decontrol.
El segundo experimento evaluó otro programa conocido comoIncredible Years. El equipo pudo seguir sólo a 40 niñas, aunqueinicialmente habían participado 99 niños y niñas de edadpreescolar.
Aun así, el equipo halló un patrón similar: el 21 por cientode las participantes del programa eran obesas a los 10 años,comparado con el 39 por ciento del grupo de control.
Brotman destacó que aunque los programas no se ocuparon dela dieta y la actividad física de los niños, lo habrían hechoindirectamente al mejorar las habilidades de crianza de lospadres.
Por ejemplo, los padres habrían aprendido a no utilizar lacomida como un "refuerzo" de la buena conducta, mientras que losniños habrían aprendido a sobrellevar el estrés sin recurrir aciertos productos, como las golosinas.
"Estos cambios en la niñez temprana tendrían beneficios enel largo plazo", dijo Brotman, que está trabajando con elDepartamento de Educación de la Ciudad de Nueva York para quemás escuelas incorporen el programa, que está a cargo dedocentes y especialistas en salud mental.
FUENTE: Pediatrics, online 6 de febrero del 2012
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