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Prohibido construir en el quinto pino

RAÚL BOCANEGRA

Ya no se trata simplemente del desarrollo. La apuesta  va encaminada a mejorar la calidad de vida. Andalucía, con su Plan de Ordenación del Territorio, aprobado en 2007, ha decidido aplicar el adjetivo sostenible también a las ciudades y ha prohibido los nuevos núcleos urbanos, la llamada ciudad desparramada, depredadora de recursos. Euskadi y Catalunya ya siguen este modelo –la ciudad compacta– que también subyace en la ley del suelo del gabinete Zapatero, aprobada la pasada legislatura. Se acabó, si la Junta aplica la norma con firmeza, construir en el quinto pino.

Las ciudades deberán crecer ahora como las capas de una cebolla. Las nuevas normas favorecen la consolidación de este modelo, que ofrece ventajas medioambientales y sociales y cuyo ejemplo es Carmona (Sevilla). “Es complicado garantizar los centros de salud y los colegios en la ciudad desparramada. También la llegada del 061 y la seguridad. Con el modelo compacto se reduce el consumo de suelo, agua, energía, mejora el transporte. En definitiva, se trata de reducir la contaminación y mejorar la movilidad”, explican en la Junta de Andalucía.

Los excesos especulativos de los años 90, acompañados del desarrollismo de los 60, 70 y 80 han lapidado el litoral andaluz y han creado un serio problema de equipamientos y comunicaciones no sólo allí, sino también en el área metropolitana de Sevilla y, en menor medida, en Granada. La aglomeración del Aljarafe sevillano, que comenzó como ciudad-dormitorio y se ha convertido, en virtud del crecimiento especulativo, en una conurbación de 31 municipios y casi 400.000 habitantes, sufre a diario las consecuencias: atascos, dependencia de Sevilla y carencias de seguridad.

“Esto ha sucedido porque cada municipio dio la batalla por su cuenta. El plan de la Junta que en 1995 iba a resolver esto se quedó en un cajón. Sin un órgano superior que hubiera puesto orden a la comarca, el urbanismo lo han trazado las promotoras”, asegura Ramón Gil, arquitecto y vicepresidente de Aljarafe Habitable, plataforma surgida para dotar de racionalidad al crecimiento. Estas frases encajan como anillo al dedo a lo sucedido en la Costa del Sol.

El Plan de Ordenación, que comenzará a aplicarse ahora, fue criticado por la patronal de empresarios andaluces –está recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía–, porque no dejaba vías de escape al crecimiento.

Tras una dura negociación, en paralelo a las negras previsiones de crecimiento económico, la Junta logró poner el acento en la ciudad compacta, pero permitió los crecimientos basados en la industria. Y dejó una puerta abierta: las llamadas áreas de oportunidad, que requieren de decisión expresa del Gobierno y podrían incluso permitir un macrocasino como el que se plantea en Los Monegros (Aragón). En Torrox y Vélez-Málaga ya se han permitido crecimientos diferentes al compacto. ¿Habrá más?

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