Este artículo se publicó hace 13 años.
Las protestas antinucleares marcan medio año de crisis en Fukushima
Al grito de "Nuclear no", miles de personas pidieron hoy en Tokio al Gobierno nipón el cierre de todas los reactores atómicos de Japón, cuando se cumplen seis meses de lucha para controlar la maltrecha central nuclear de Fukushima.
El tsunami que asoló el noreste nipón el 11 de marzo provocó en esa planta el peor accidente nuclear en 25 años, que obligó a evacuar a más de 80.000 familias y mantiene el 80 por ciento de los reactores del archipiélago paralizados.
"La radiactividad no tiene fronteras", "Desde Japón al mundo: ¡Perdón!" o "Energía atómica, no gracias" fueron algunos de los eslóganes que se repitieron hoy ante el Ministerio de Industria de la capital, que alberga también la sede de la Agencia para la Seguridad Nuclear de Japón.
En medio de una estrecha vigilancia policial, unas 3.000 personas formaron una cadena humana que ordenadamente rodeó el edificio y que, en un ambiente entre indignado y festivo, pidió con gritos y cánticos llevar a los tribunales a los responsables de la crisis y el cierre definitivo de todas las plantas de Japón.
Los mismos mensajes se repitieron en otras manifestaciones en la capital nipona, como la del barrio de Shinjuku o el popular parque de Yoyogi, donde se celebraron además actos de homenaje a los casi 20.000 muertos y desaparecidos por la catástrofe de marzo.
Seis meses después, más de 3.000 personas trabajan aún en la central de Fukushima para tratar de llevar a parada fría sus reactores, mientras continúa evacuada un área de 20 kilómetros en torno a la central y algunos puntos de zonas más alejadas.
En el resto de la provincia permanece aún el miedo a la radiactividad: aunque siguen en sus casas, un tercio de los ciudadanos de Fukushima desearía irse pero no lo hace por los problemas y costes que acarrearía, según una encuesta conjunta del diario Asahi, la agencia Kyodo y varias televisiones locales.
"Tenemos que encontrar otras fuentes de energía y conseguir que todas las centrales nucleares de Japón se cierren ya, no dentro de 50 años", subrayaba a Efe Akira Kosuge, uno de los manifestantes ante la sede de la polémica Agencia de Seguridad Nuclear.
"¿Por qué los japoneses no aprendemos de Chernóbyl?", añadió, mientas enseñaba una gran fotografía que mostraba a una madre llorando por su hijo durante aquel desastre.
Desde el principio de la crisis, la eléctrica TEPCO, operadora de Fukushima, subrayó la diferencia con Chernóbyl e insistió en que los accidentes ocurrieron de forma distinta y en reactores de tecnología diferente, aunque ambos fueron catalogados en el nivel 7 de máxima gravedad en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES).
Hoy, el presidente de TEPCO, Toshio Nishizawa, pidió nuevamente disculpas "a los residentes alrededor de la central, a Fukushima y a todo Japón" por el accidente e insistió en que la eléctrica se esfuerza "para que los refugiados puedan regresar a su casa cuanto antes".
Según la televisión pública NHK, en la central se acumulan aún 100.000 toneladas de agua contaminada y el reto es lograr un enfriamiento estable de los reactores, sin que aumente el volumen de líquido, para enero de 2012.
La situación en Fukushima ha provocado el cierre de buena parte de los reactores nucleares de Japón desde el 11 de marzo, bien por seguridad o bien por revisiones rutinarias, sin que por el momento se haya dado luz verde para reactivar ninguno de ellos.
En la actualidad solo once de los 54 reactores del país están en funcionamiento y, de no ponerse en marcha ninguno de los detenidos por inspecciones, para la próxima primavera estarían todos parados.
Sin embargo, y pese a los llamamientos del movimiento antinuclear, esta semana quince de ellos comenzaron a someterse a las pruebas de resistencia requeridas por el Gobierno, por lo que no se descarta su reactivación en los próximos meses. Maribel Izcue
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