Este artículo se publicó hace 17 años.
El pueblo kurdo, repartido en cuatro países y sin un Estado propio
Los kurdos son un pueblo que habita en la región de Oriente Medio repartida entre el sureste de Turquía, el noroeste de Irán y el norte de Irak y Siria, y cuya principal característica es no haber tenido nunca un estado nacional propio en la historia moderna.
Los aproximadamente 30 millones de kurdos se reparten entre Turquía (45 por ciento), Irán (25 por ciento), Irak (20 por ciento), Siria (5 por ciento) y otros países del Cáucaso y Oriente Medio (resto), aunque su situación en los diversos Estados en los que habitan es muy diferente.
Su lengua es el kurdo, cercano al persa y, por tanto, de la familia de los idiomas indoeuropeos, y dista de ser homogénea.
Está dividida en diferentes dialectos (Kurmanji, Sorani, Zazaki y Hewrami son los principales) que a menudo resultan incomprensibles entre sí y, de hecho, algunos estudiosos creen que el "Zaza" o "Zazaki" (hablado por entre uno y dos millones de personas en Turquía) es una lengua completamente distinta.
Durante el Imperio Otomano, las zonas habitadas por kurdos fueron divididas en "sancak" (provincias) gobernadas por un señor feudal kurdo y los gobernantes de Estambul dejaron relativa libertad a la población, que se organizaba en clanes.
Precisamente el poder de los clanes es una de las cuestiones que más ha influido en la organización del pueblo kurdo, tanto en su situación actual en Turquía, caracterizada por el subdesarrollo y el tradicionalismo, como en Irak, donde durante los años noventa se vivieron enfrentamientos entre los partidos controlados por los clanes Barzani y Talabani.
Al final de la Primera Guerra Mundial, el gobierno británico espoleó a los kurdos a rebelarse contra el Imperio Otomano prometiéndoles un estado independiente.
Pero aunque se previó su creación mediante el Tratado de Sevrés (1920), este texto fue rechazado por los turcos ya que el Imperio Otomano quedaba reducido a una pequeña porción de Anatolia, lo que provocó el estallido de la Guerra de la Independencia Turca (1920-23).
La contienda culminó con el Tratado de Lausana (1923) por el que se reconoció a la nueva República de Turquía y la zona habitada por los kurdos quedó dividida entre Turquía, Irán, Irak y Siria (estos dos últimos países como colonias del Imperio británico y Francia, respectivamente).
En las décadas de los años veinte y treinta se produjeron varios levantamientos kurdos en los que las reivindicaciones autonomistas se mezclaban con las peticiones de retorno de la "sharia" o ley islámica, pero no fue hasta los años sesenta cuando el Partido de los Trabajadores de Turquía (TIP, comunista) y el Partido de la Nueva Turquía (YDP, islamista) comenzaron a hablar claramente de una "cuestión kurda".
En la década de los setenta comenzó a forjarse el germen del movimiento independentista, entonces también de raíces marxistas, que posteriormente sería el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), bajo la influencia de un joven estudiante de Ciencias Políticas en Ankara, Abdulá Ocalan.
Tras la dictadura militar (1980-83), el PKK declaró la lucha armada para reivindicar la independencia y los derechos culturales de los kurdos de Turquía, lo que provocó un conflicto con el Ejército turco que ha dejado hasta hoy más de 35.000 muertos, dos millones de desplazados y 3.000 aldeas arrasadas.
En los noventa, cuando arreció el conflicto, los sucesivos partidos que dijeron defender la causa kurda en Turquía fueron sucesivamente ilegalizados y sus líderes, encarcelados.
Pero tras la captura de Ocalan en 1999 y las sucesivas reformas para adaptar la legislación turca a la de la UE, con la consiguiente apertura de cursos de kurdo y emisiones en esta lengua, entre otras medidas, las provincias de mayoría kurda han disfrutado de un período de paz y resurgimiento económico.
Hoy, la mayoría de los kurdos en Turquía están integrados en la sociedad y de hecho, la ciudad con mayor población kurda del país es Estambul con cuatro millones.
Aunque muchos kurdos votan a los nacionalistas del Partido de la Sociedad Democrática (DTP), la formación más votada entre la población kurda es el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista moderado).
Según algunos analistas, el resurgimiento del PKK en el último año tiene que ver con un intento por recuperar la legitimidad de la lucha armada que la mayoría de los kurdos de Turquía ya no apoya.
En cuanto a Irak, durante los años sesenta y setenta, el líder kurdo Mustafá Barzani luchó por la autonomía kurda contra los diversos gobiernos de Bagdad, que impulsaron campañas de "arabización" de la población en el norte de Irak.
A finales de los años ochenta, el régimen de Sadam Husein organizó una campaña contra la población kurda que culminó en la matanza de Anfal en 1988, en la que murieron entre 100.000 y 200.000 kurdos.
Tras la Primera Guerra del Golfo (1991) se impuso una zona de exclusión aérea sobre el norte de Irak que les dio una cierta autonomía.
Se creó el Gobierno Regional Kurdo (1992), controlado por el Partido Democrático del Kurdistán (KDP), liderado por el clan Barzani, y por la Unión Patriótica del Kurdistán (PUK), encabezada por el clan Talabani.
Ambos partidos se disputaron el control de las áreas de influencia de la región, lo que desembocó en una división de facto entre clanes.
Tras la invasión estadounidense de Irak de 2003, la zona del norte se convirtió oficialmente en una región con carácter casi federal y hasta ahora se ha mantenido como la única parte relativamente pacífica del país ocupado.
Este periodo ha favorecido un auge económico sin precedentes, favorecido por el comercio con sus vecinos turcos.
Sin embargo, Ankara observa esta pujanza con recelo ya que teme que la boyante economía kurda pueda financiar un futuro estado kurdo independiente que sirva de ejemplo a su población de etnia kurda.
En Irán, los kurdos han estado sujetos en la historia reciente a una estrecha vigilancia por el Estado, y aunque pueden expresar libremente su lengua y cultura, les están prohibidas las demandas de autonomía.
El Partido de la Libre Vida en el Kurdistán (PJAK) es una organización armada ligada al PKK que reclama la independencia de los kurdos de Irán y que, según denuncian Teherán y Ankara, ha sido activamente financiada por Estados Unidos.
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