Este artículo se publicó hace 16 años.
Rafa Nadal, el ausente más presente
La tensa espera: La pista había sido elegida en función del tenista mallorquín
La sombra de Rafa Nadal planea sobre la ciudad que vio crecer al mejor tenista argentino de todos los tiempos: Guillermo Vilas. Si la calidad del número uno del mundo obligó a cambiar la ciudad (Mar del Plata en lugar de Buenos Aires), la pista (una moqueta inventada en vez de la tierra batida) y el estadio (el Polideportivo acogerá a 9.800 personas frente a las 14.500 del Parque Roca), su ausencia desnudó todas las incomodidades en las que incurrió el equipo local para obtener un rédito tenístico que no verá.
Todo lo que rodeó la decisión de mudar la sede de la primera final de Copa Davis de Argentina como local ha vuelto las semanas previas en circo de vanidades: disputas políticas, rencillas entre David Nalbandián y la Federación Argentina, reventa de entradas y presiones de los patrocinadores... Ingredientes propios de uncóctel de malhumor más que de la antesala de una fiesta.
A cuatro días de la final, ayer el tenis empezó a aflorar como tema central en Mar del Plata. Claro que la ausencia de Nadal también condiciona en ese aspecto. Todas las preguntas, directa o indirectamente, lo incluyen. La Armada desembarcó en Argentina diezmada. Sin el uno, sus esperanzas decaen. "Firmo el 1-1 el viernes. Lo firmo y lo pago", afirmó el líder español en funciones, David Ferrer, tras la práctica matinal de ayer.
Por propiedad transitiva, los argentinos se han vuelto favoritos. José Acasuso quiere validarlo en la pista pero no frente a los micrófonos. "Va a ser peleado", dijo, luego del entrenamiento con Nalbandián. Preguntado por Público acerca del 1-1 planteado por Ferrer, El Chucho respondió que "no es un mal resultado para nosotros. Iremos a por todo, pero también puede ser que terminemos el primer día con 0-2 a favor de España".
Si los españoles extrañan a Nadal, los argentinos más audaces lamentan que la ensaladera no tenga el mismo sabor sin el español enfrente. Pero para un país que estuvo en dos finales, una en Cincinnatti en 1981 y otra en Moscú en 2006, la ausencia del número uno del mundo en la primera final como local suena a bendición.
Ahí está la presión que debe exprimir España. Los peores enemigos de Argentina son el cansancio (es final de temporada y Juan Martín Del Potro hizo ayer su primer entrenamiento tras regresar del Masters de Shanghai), la relajación y que la presión se les vuelva en contra. Los argentinos sienten que no se les puede escapar.
La pistaLa superficie sintética que ha escogido la selección local es parecida a la de Basilea y París Bercy, según especialistas argentinos. Nalbandián, que la hizo a su medida, tomó las decisiones sobre la velocidad que debía tener, lo cual provocó tres cambios en su textura una vez instalada.
El parquet sobre el que se asienta la pista aún tiene relieves con irregularidades que provocan piques raros. Esto lo pudimos presenciar en el entrenamiento de Feliciano López ayer. El toledano colgó varias pelotas y se miró con el capitán Emilio Sánchez Vicario para apuntarle algunas zonas. Feliciano evitó con las palabras algunas de las incomodidades claras que se le vieron en el campo de juego. "Es un poco más rápida de lo normal, pero está bien. Se puede jugar", aseguró.
López podría incluso jugar los tres días. Esa es su ilusión. Pero lo cierto es que en España el único que parece fijo para los individuales es Ferrer. Fernando Verdasco podría ser una carta tapada. En Argentina, Nalbandián y Del Potro son inamovibles en singles. Se sabe que el cordobés quiere jugar. "Llegamos hasta acá dos veces con una manera clara de hacer las cosas, sigamos en la misma", piensa. ¿Es una señal? Sólo Mancini, el capitán argentino, lo sabe.
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