Este artículo se publicó hace 16 años.
Rajoy exhibe su poder rodeado por los barones
Todas las organizaciones regionales, salvo Madrid y País Vasco, apoyan su candidatura // "Cuando apostamos por el centro y por el reformismo, ganamos las elecciones", asegura el líder del PP
Se mostró más sincero que nunca y no quiso dejarse ningún fleco pendiente. Mariano Rajoy reunió ayer en Valladolid a los dirigentes de todas las organizaciones regionales del PP, salvo Madrid y País Vasco, haciendo una auténtica exhibición de fuerza.
Ante ellos proclamó que puede aceptar “que alguien se considere más capacitado” que él para “presidir el PP”, pero otra cosa bien distinta es que se ponga “en tela de juicio mis principios y convicciones”.Eso no se lo piensa tolerar a nadie. Ni a los medios de la derecha que pretenden destronarle del sillón del poder desde el día de la derrota electoral, ni a María San Gil por mucho referente que sea de los conservadores en el País Vasco, ni a Esperanza Aguirre.
A esta última fue en buena parte dirigido su discurso. Frente al “no me resigno” de la presidenta madrileña, Rajoy entonó un “yo soy el mismo” para defenderse de todos aquellos que le atacan sosteniendo que ha cambiado sus ideas. El líder del PP aseguró que era la misma persona a la que pocos meses antes su partido le había confiado la candidatura a la Presidencia del Gobierno.
Rajoy afirmó ante todos que no ha cambiado. Que es el mismo que por mandato del partido defendió en las Cortes y “contra todos” que no se podía negociar políticamente con ETA, él mismo que le dijo a Ibarretxe “cara a cara” que la soberanía correspondía al conjunto del pueblo español, el mismo que presentó un recurso contra el Estatuto de Catalunya y no lo ha retirado…
Pero, en su opinión, eso no es incompatible con que el PP camine hacia adelante. El presidente conservador no quiere renunciar ni a un solo apoyo de los más de 40 millones de españoles. Por eso garantizó que iba “a trabajar por integrar” a todo el mundo. Bajo una etiqueta: “Somos un partido de centro reformista y cuando apostamos por el centro y por el reformismo ganamos las elecciones”. Esa es la clave que envolverá su discurso en esta legislatura.
El presidente nacional del PP aseguró que no veía a nadie del PP como adversario. “Sólo tengo compañeros de partido con los que en alguna ocasión -la inmensa mayoría- coincido y en otras no”, blandió ante las críticas internas. Y para que cada uno sepa hasta donde le han dolido cada una de éstas, señaló que sabía muy bien reconocer cuáles eran “las justas, las opinables, las que quieren construir, las que no, las que son interesadas y las que no”. Para añadir, a continuación, que en cualquier caso no lograrán “minar” su voluntad.
Erguido en el escenario, Rajoy aprovechó para pedir un voto de confianza porque “sinceramente creo que he demostrado que sé ejercer la oposición” y porque “siempre cumplo mis compromisos”. Y volvió a incidir en que su partido “tiene que moverse” porque el mundo cambia. En ese sentido, Rajoy defendió la oposición que ejerce desde hace dos meses.
“No voy a criticar al Gobierno si éste rectifica y hace aquello que nosotros le pedimos”, comentó. Y puso dos ejemplos: “Si el Gobierno no negocia con ETA y si la Guardia Civil y la Policía detienen etarras y la banda terrorista acosa al Ejecutivo socialista y a los españoles, el PP tiene que estar ahí”. Además, si Zapatero se opone “a las pretensiones de Ibarretxe, que es lo que nosotros queremos y defendemos, no tendríamos ningún crédito ante nosotros mismos ni ante el conjunto de los españoles si no le diéramos nuestro apoyo”. En su opinión, hay que cuidarse de “juzgar los hechos” y “no las intenciones”.
Para aclaración de todos aquellos que le acusan de promover un acercamiento a los nacionalistas, aseguró estar dispuesto a dialogar “con quien quiera dialogar” porque eso no significa “renunciar a nada”, sino más bien “reafirmarnos en aquello en lo que creemos”.
En un ejercicio de independencia afirmó que sólo va a permitir que le den “instrucciones” los militantes y “nadie más”. El líder del PP defendió a los compromisarios que asistirán al XVI Congreso Nacional porque “no son unos mequetrefes”, sino que saben lo que quieren y tienen derecho a ejercer su voto, que es “individual y secreto”.
A estos les pidió su respaldo expreso. Al menos en estos momentos. Rajoy dijo que “quiere mucho al PP” y que por eso mismo nunca le hará daño “conscientemente”. “Y si me presento ahora es porque creo que es bueno para el PP y el futuro ya se escribirá. El futuro lo escribiremos todos y cada uno de los militantes”, concluyó, dejando la puerta abierta a lo que pueda ocurrir en el congreso de 2011.
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