Este artículo se publicó hace 12 años.
Ratificada en Portugal la condena de 12 años al etarra Zengotitabengoa
La Justicia lusa ratificó hoy la condena de doce años de prisión a Andoni Zengotitabengoa por almacenar en Portugal más de una tonelada de explosivos de la organización terrorista ETA destinados a cometer atentados en España.
El presidente del Tribunal de Relación de Lisboa, Luis Vaz das Neves, informó hoy de la sentencia, decidida de forma unánime por los tres jueces que han examinado la apelación de los abogados del etarra.
Zengotitabengoa fue condenado en primera instancia en enero pasado por el tribunal de Caldas da Rainha, cercano a la localidad de Obidos, donde había montado, con otros miembros de ETA, uno de los mayores arsenales incautados a la organización.
Vaz das Neves explicó que su tribunal ha desestimado los argumentos de la defensa, que buscaba la anulación de las pruebas del caso por defectos de forma en la investigación y la denegación de algunos testimonios pedidos tras más de medio centenar de declaraciones incluidas en la causa.
La defensa del etarra puede ahora recurrir, en un plazo de veinte días, ante el Tribunal Supremo luso, que el año pasado rechazó las apelaciones, para evitar la entrega a España, de otros dos acusados de pertenecer a ETA, Garikoitz García Arrieta e Iratxe Yáñez Ortiz, detenidos en Portugal también en 2010.
Vaz das Neves aclaró a la agencia EFE que Zengotitabengoa debe cumplir su pena en Portugal, al menos de forma parcial, antes de que pueda ser entregado a España, cuya petición de extradición fue aceptada en 2010 con esa condición.
La sentencia de los magistrados que han examinado la apelación ratifica la totalidad de los argumentos de la sentencia de primera instancia contra el etarra, que alquiló en 2009, junto a su compañero Oier Gómez Mielgo, el chalet de Obidos donde la Policía lusa encontró el arsenal el 4 de febrero de 2010.
La defensa argumentaba la supuesta nulidad de la prueba de cargo contra el acusado -la casi tonelada y media de sustancias y artefactos explosivos capaces de volar toda una manzana de casas- porque la policía entró en el chalet sin autorización judicial.
Pero la sentencia del Tribunal de Relación considera que ese fue "un acto de mera cautela policial" porque la casa había quedado abierta, tras huir los dos etarras que habitaban el chalet unos días antes.
La pareja de terroristas se sintió en peligro tras toparse de forma accidental con un control de tráfico y abandonó precipitadamente la vivienda con puertas y ventanas abiertas y las luces encendidas.
Los vecinos de la urbanización, donde residía un jefe policial, avisaron del estado sospechoso en que estaba la vivienda porque temían que se hubiera producido un robo o algún otro delito.
Los magistrados además de rechazar el argumento de registro ilegal de la vivienda, tampoco han aceptado el recurso de nulidad de la defensa fundamentado en la negativa a incluir testimonios de última hora de altos responsables de los cuerpos policiales lusos.
El Tribunal de Relación considera que esa petición no se justificaba tras "ponderar todos los elementos del proceso", en el que numerosos testimonios de vecinos, comerciantes y policías identificaron al acusado como inquilino de la casa y certificaron la mortal carga de explosivos que albergaba.
Entre las sustancias y artefactos explosivos hallados había muchas bombas listas para explotar, planos de ciudades españolas y anagramas de ETA.
Zengotitabengoa fue condenado por delitos de asociación terrorista, tenencia de armas, falsificación y robo para la comisión de actos terroristas, que en total podían haberle acarreado una pena de entre nueve y veinte años de prisión.
Su juicio, que concluyó con la lectura de la sentencia el pasado 6 de enero, había arrancado el 13 de septiembre de 2011, año y medio después de su detención en el aeropuerto de Lisboa cuando intentaba huir a Venezuela con pasaporte mexicano falso.
El hallazgo de los explosivos de Obidos confirmó las sospechas de las autoridades españolas y lusas de que ETA había montado una base en Portugal para cometer sus atentados ante la mayor presión policial que sufría en Francia y la propia España.
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