Este artículo se publicó hace 17 años.
Rato deja Washington con nostalgia, pero no se va con las manos vacías
Rodrigo Rato dejará el miércoles la oficina en el piso 12 del FMI con el cartel que dice "director gerente" y abandonará Washington con cierta nostalgia, pero gracias en parte a la casa que compró en el centro de la ciudad, no se irá con las manos vacías.
Rato ha ganado 350.000 dólares brutos (244.000 euros) con la venta de su vivienda, según el registro municipal de Washington, a pesar de la crisis por la que pasa el sector inmobiliario de EEUU.
Se trata de una casa histórica de unos 370 metros cuadrados en el barrio de Dupont Circle, una zona repleta de bares y restaurantes que la convierte en una de las áreas más codiciadas para vivir.
El edificio, de cinco dormitorios y cinco cuartos de baño, está ubicado en una bocacalle residencial con casas de ladrillo cargadas de balcones y buhardillas, casi oculto por grandes árboles.
Construido en 1895, su fachada no puede ser modificada por estar en el registro histórico de la Fundación L'Enfant, que lleva el nombre del arquitecto encargado del trazado original de Washington, el francés Pierre L'Enfant.
Allí, el aún director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), que está divorciado, ha pasado buenos años, según ha reconocido él mismo de forma pública.
Washington "es una ciudad muy bonita, muy agradable de vivir", afirmó recientemente con la nostalgia de quien anticipa la marcha.
Rato anunció en junio que dimitiría del FMI a finales de octubre "por razones personales" que, dijo, están relacionadas en particular con la educación de sus hijas en España.
El ex ministro español compró su casa en la capital estadounidense el 20 de julio de 2004 por 1,9 millones de dólares (1,527 millones de euros de entonces) a Fernando Resando, un anestesiólogo del Washington Hospital Center y profesor de esa materia en la Universidad George Washington.
El 23 de julio de 2007 se la vendió al abogado Joshua Javits por 2,25 millones de dólares (1,627 millones de euros al cambio en la fecha de la transacción).
Eso significa que en tres años la vivienda se apreció un 18 por ciento en dólares, un porcentaje "razonable" dado que se trata de una casa de alto valor, según un agente inmobiliario especializado en este tipo de propiedades, quien pidió no ser identificado.
No obstante, si Rato hubiera vendido a principios del año pasado, podría haber logrado una plusvalía en torno del 25 por ciento, de acuerdo con la fuente, que conoce la casa en cuestión.
En el último año, los precios en Washington han bajado como consecuencia de la crisis inmobiliaria nacional.
Rato evitó que le dieran un buen mordisco a sus ganancias porque nunca puso la casa en el mercado, sino que la venta fue una transacción directa, sin representantes, entre él y Javits, según muestra el registro al que solo tienen acceso los agentes inmobiliarios de Washington.
Casualmente o no, Javits está vinculado con el FMI, pues es el presidente de su Comité de Quejas, un órgano que media en las disputas entre el personal del organismo y la gerencia.
Si hubiese actuado por medio de agentes inmobiliarios, Rato habría tenido que abonarles entre un 4 y un 6 por ciento del valor de la venta en concepto de honorarios.
Cuando la compró, sin embargo, sí tuvo que pagar al fisco un 1,5 por ciento del valor total, lo mismo que en el momento de venta.
En general, en Estados Unidos las plusvalías inmobiliarias hasta los 250.000 dólares están libres de impuestos, y las ganancias por encima de esa cifra pagan un 37 por ciento.
Es decir, que tras descontar todos los tributos, Rato puede haber sacado en limpio unos 274.000 dólares (unos 198.000 euros al tiempo de la transacción).
Además, se ha beneficiado de unas tasas de interés especialmente bajas, pues obtuvo su hipoteca en la caja de crédito del FMI y el Banco Mundial, que entre otras ventajas ofrece préstamos que cubren todo el valor de la propiedad -no hace falta pagar entrada-, incluso a extranjeros sin historial de crédito en Estados Unidos.
Así, Rato pudo disfrutar de una casa de tres pisos y un apartamento en el sótano con entrada independiente, algo común en Washington.
El edificio está cerca del Hotel Hilton en el que en 1981 el entonces presidente Ronald Reagan sufrió un intento de asesinato, y de la Colección Phillips, el primer museo de arte moderno de Estados Unidos, abierto en 1921.
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