Este artículo se publicó hace 13 años.
Raúl y la ovación de San Siro
"Inolvidable". Así definía Raúl a EFE esta mañana camino del aeropuerto de Milán la ovación que le tributó anoche el público de San Siro cuando fue sustituido en el minuto 87, tras recorrer 11,1 kilómetros y dejarse el alma con su Schalke azul prusia.
Vive Raúl en los últimos meses un continuo agasajo por todas las ciudades y países que visita con el Schalke alemán. Y es que a sus 33 años recoge el afecto y el reconocimiento labrado durante toda una trayectoria.
Raúl disfruta en el césped. Se le nota feliz. Liderando un grupo de chavales jóvenes, a los que durante toda la semana arengó hacia el triunfo, conscientes de que nadie creía en ellos y que no daban un euro por una victoria ante el actual campeón de Europa.
Por eso, al final del partido, algunos de esos chicos imberbes, que admiran a Raúl como auténtico jefe del grupo, sacaron sus teléfonos móviles para fotografiar e inmortalizar para el recuerdo el marcador que iluminaba el estadio del Inter.
Un 2-5 para el recuerdo, un 2-5 histórico para el fútbol germano, un 2-5 que da un plus de elegancia a la Bundesliga, cuya dirección ejecutiva está encantada con la presencia de una leyenda de verdad, que ha vuelto a poner en valor el fútbol alemán en Europa.
Italia siempre fue un país especial para Raúl. Si hubiera que medir en un termómetro la temperatura del 'raulismo', él siempre reconoce que en Italia siempre le han dispensado un trato exquisito. Hasta su llegada a Alemania, Italia fue su gran aliado.
Da igual la ciudad. Cuando Raúl se escapa de turismo a Roma con su familia, siempre se sintió halagado por el cariño de gente en sus calles que como él viven el fútbol con pasión las 24 horas del día. Ayer en Milán, volvió a aparecer el respeto hacia la figura de un futbolista que sigue manejando como nadie los códigos del fútbol auténtico. Con sencillez y sin prepotencia.
"Todavía no hay nada que celebrar. El Inter es un gran club y resta un partido de vuelta. Aún no estamos clasificados", decía esta mañana Raúl después de entrenar en Milán, en un campo cercano al hotel de concentración y minutos antes de abordar el vuelo de vuelta a Düsseldorf.
El Schalke crece al ritmo que impone Raúl. Y los chicos, comenzando por Neuer, Uchida, siguiendo por Jurado, y acabando en Edu comienzan a ver que si Raúl va al frente y cree en el milagro, lo demás intuyen que la gesta está cada vez más cerca.
En noviembre de 2008, Del Piero tumbó al Madrid con los dos goles del triunfo del Juventus. Al ser sustituido, se llevó una ovación de gala del Santiago Bernabéu. Ayer le tocó a Raúl con el tanto del 2-3 -su gol 71 europeo- e Italia le devolvió el gesto.
Son decenas las experiencias nuevas, interesantes y apasionantes que ha vivido Raúl en sólo diez meses. Tiene detalles para escribir un gran libro, quizás en la etapa más desconocida y fascinante de su vida deportiva.
Necesitaba libertad, tranquilidad y el Schalke se lo ha dado todo: la final de la Copa alemana en mayo en Berlín y poder estar en las semifinales de la Liga de Campeones. El y su gente ya han cumplido de sobra los objetivos. Pero Raúl sigue con hambre de fútbol y no descarta nada.
Luis Villarejo
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