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La realidad de Australia en su lucha contra la covid que Djokovic desprecia

La libertad individual que parece reivindicar el tenista con su actitud choca de frente con los anhelos de muchos australianos que llevan meses con las fronteras cerradas.

El ex tenista número uno del mundo Novak Djokovic habla durante una conferencia de prensa en Belgrado, Serbia, el 26 de julio de 2017.
El ex tenista número uno del mundo Novak Djokovic habla durante una conferencia de prensa en Belgrado, Serbia, el 26 de julio de 2017. Andrej Isakovic / REUTERS

La estricta política de contención de la pandemia llevada a cabo por el Gobierno australiano dio sus frutos. Durante casi dos años, este enorme país de 25.169.000 habitantes y una muy pequeña densidad de población (tan sólo 3,2 habitantes por Km2) consiguió aplacar al virus y ser una de las referencias mundiales en materia de prevención.

El cierre de sus fronteras y un largo y estricto confinamiento les alejaron de las apocalípticas cifras de defunciones que se vivían en buena parte del globo. Hace poco más de un año, el 21 de enero de 2021, Australia contabilizaba 28.755 contagios y 909 muertes. Cifras a todas luces irrisorias en comparación con las de Europa. Pero el sino australiano parece haber virado de un tiempo a esta parte fruto del relajamiento de las medidas preventivas.

Desde que el pasado noviembre el Gobierno decidiera rebajar las restricciones, el país se enfrenta a máximos diarios de contagios por la variante ómicron. Sus números, todavía muy inferiores a los que registra España, nos muestran una tasa de contagios que sube de forma vertiginosa hasta alcanzar, este jueves, los 64.453 contagios en un sólo día. 

El Gobierno australiano, en cualquier caso, ya ha avanzado que no tiene intención de dar marcha atrás. Se trata, a fin de cuentas, de un cambio de paradigma a la hora de enfrentarse al virus. Una suerte de claudicación ante lo inevitable que cuenta, eso sí, con la valiosa ayuda de la vacuna, no en vano el 80% de los australianos ha recibido ya las dos dosis

Djokovic en la picota

Y en esas que llega Novak Djokovic. El número uno del tenis mundial se encuentra aislado en el Park Hotel desde la mañana del jueves después de que las autoridades migratorias le revocaran su visado al no cumplir con los requisitos impuestos por la covid-19 en Australia y espera que el lunes próximo la justicia del país oceánico se pronuncie sobre su deportación a Serbia.

Un protagonista inesperado que ha puesto todos los focos sobre Australia y su gestión de la pandemia. La libertad individual que parece reivindicar el tenista con su actitud choca de frente con los anhelos de muchos australianos que llevan meses con las fronteras cerradas. Unas restricciones que el tenista serbio, a falta de que el caso se resuelva el próximo lunes en un juzgado, podría ahorrarse.

Las declaraciones tremendistas de la familia del tenista en una entrevista para Sky News evidencian hasta qué punto el icono Djokovic se da de bruces con la estrategia preventiva que ha llevado a cabo todo un país: "Es el Espartaco del nuevo mundo. Novak no violó ninguna ley, al igual que siete mil millones de personas no violaron ninguna ley. Quieren someternos y que estemos todos de rodillas". 

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