Este artículo se publicó hace 16 años.
El reconocimiento de Kosovo por los vecinos es un golpe para Serbia
El reconocimiento de Kosovo por Montenegro y Macedonia es un nuevo golpe para Serbia, por llegar de sus vecinos, e inesperado tras el apoyo en la ONU para trasladar el asunto kosovar al terreno jurídico.
Las decisiones de los gobiernos macedonio y montenegrino fueron comunicadas anoche y ambos aseguraron que se guiaron por sus intereses propios y la prioridad de acelerar el acercamiento a las estructuras europeas y atlánticas.
El presidente serbio, Boris Tadic, dijo hoy mediante un comunicado que este reconocimiento es contrario al derecho internacional y que no contribuye a la estabilidad regional ni a las relaciones de buena vecindad que desea Belgrado.
También consideró que las dos decisiones fueron tomadas "bajo fuertes presiones políticas".
Ahora Bosnia-Herzegovina es el único país ex yugoslavo que -además de Serbia- no ha reconocido la independencia unilateral de Kosovo, después de hacerlo Croacia y Eslovenia poco después de su proclamación, en febrero pasado, por la mayoría albano-kosovar.
En Bosnia parece improbable el reconocimiento de Kosovo, ya que tal paso requeriría el consenso de los tres pueblos constitutivos, musulmanes, croatas y serbios, y este último dejó claro que no lo aceptará nunca e, incluso, amenazó con su propia separación.
De los vecinos de Serbia y otros países de la región del sureste europeo, también Rumanía y Grecia apoyan a ese país, mientras que Hungría, Bulgaria y Albania reconocen a Kosovo como estado independiente.
Para Serbia es sobre todo "decepcionante" el reconocimiento de Kosovo por parte de Montenegro, país con el que formó hasta hace dos años un estado común y que muchos serbios consideran un "hermano" con el que comparte el idioma y la religión cristiana ortodoxa, así como muchos tramos de la historia y la cultura.
Además, el reconocimiento llegó cuando Serbia celebraba como "una gran victoria" de su diplomacia el apoyo que recibió su iniciativa en la Asamblea General de la ONU para que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) se pronuncie sobre la legalidad de la independencia unilateral de Kosovo.
El éxito en la ONU se logró después de largos años de reservas hacia Serbia por parte de la comunidad internacional, ya que durante la década pasada el régimen autoritario de Slobodan Milosevic sufrió un aislamiento internacional.
En 2000, Serbia inició los cambios democráticos y la difícil tarea de recuperar su imagen en el escenario internacional.
El embajador de Montenegro, Anka Vojvodic, tendrá que abandonar Belgrado en un plazo de 48 horas, como una primera medida del gobierno serbio, para el que ese "revés" por parte de Montenegro merece una reacción "clara y firme".
La oposición montenegrina lamentó la decisión del Gobierno sobre Kosovo y consideró que causará profundas divisiones en la sociedad.
El objetivo de Serbia es lograr que se reanuden las negociaciones en busca de una solución de compromiso sobre el estatuto de Kosovo, aunque haya una fuerte oposición a su postura por parte de EEUU y otras potencias occidentales, que apoyan al nuevo Estado y consideran irreversible el reconocimiento.
"No puede una parte -en referencia a los albanokosovares- obtenerlo todo y la otra -serbia- perderlo todo", declaró recientemente el presidente serbio, Boris Tadic.
Serbia considera a Kosovo como parte inalienable de su territorio y ve su independencia como una violación flagrante del derecho internacional. También anunció que proseguirá a plena velocidad sus actividades diplomáticas y pacíficas para preservar su soberanía.
En ese sentido, el Gobierno serbio decidió ayer restituir a sus puestos a los embajadores retirados para consultas de todos los países que han reconocido Kosovo.
Hasta ahora, lo han hecho 50 países, entre ellos EEUU, la mayoría de los países comunitarios, pero no Rusia, China, India y otros.
Snezana Stanojevic
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