Se recrudece el conflicto entre la heredera de L'Oréal y su hija "perturbada"

La multimillonaria francesa Lilliane Bettencourt, heredera del grupo de cosméticos L'Oréal, considera que su hija está "perturbada" y necesita consultar con un psiquiatra, después de que haya vuelto a tratar de inhabilitarla ante la justicia para gestionar su fortuna.

"Mi hija no es feliz... Es muy cambiante, necesitaría consultar con un psiquiatra teniendo en cuenta sus problemas psicológicos", declaró a "Le Journal du Dimanche" Bettencourt, que a sus 88 años se enfrenta desde esta semana a una nueva ruptura familiar, con abogados interpuestos.

La anciana, que según la nueva demanda de su hija, Françoise Bettencourt-Meyers, su estado de senilidad le hace muy influenciable por su entorno de abogados y empleados -e inhábil para gestionar sus bienes-, explicó al dominical hasta qué punto ha llegado el enfrentamiento.

Contó que el jueves, dos días después de que la hija presentara un nuevo procedimiento ante el juez para "asegurar la protección jurídica de su madre", se negó a recibir a Bettencourt-Meyers, que había acudido a su mansión junto a su nieto.

Subrayó que no tenía sentido hablar con ella: "¿para discutir una vez más?" Cansa recibir a alguien que psíquicamente está un poco perturbado".

De nuevo hablando de su hija, Liliane Bettencourt señaló que "tal vez está mal decir esto, pero si esta joven fuera a un psiquiatra en el que tuviera confianza y que la incitara a salir de sí misma, quizás sería más feliz".

Madre e hija habían llegado a un acuerdo negociado por sus respectivos letrados el pasado 6 de diciembre, tras meses de conflicto abierto del que dio buena cuenta la prensa, y que estuvo incluso mezclado con un escándalo político que obligó a dimitir al ministro francés del Presupuesto, Éric Woerth, del que se dijo que había dado un trato de favor fiscal a la anciana millonaria.

Pero ese pacto se fue mostrando frágil a las pocas semanas por diversos choques entre las personalidades, pero también por los intereses y ha acabado saltando en añicos esta semana, una vez más con un procedimiento judicial.