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Recuerdos de la última guerra europea

Bosnia-Herzegovina. Elena quiso conocer la recuperación del patrimonio tras el conflicto

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Hace tan sólo 16 años la guerra de Yugoslavia saltó a las pantallas de todos los televisores. El fantasma de la guerra volvió a recorrer Europa. Sarajevo, capital de Bosnia, se convirtió en el paraíso del francotirador a sueldo y en un infierno sin salida para sus habitantes. El asedio de la ciudad por las tropas serbobosnias duró casi cuatro años. Se estima que murieron más de 15.000 personas sólo en la capital bosnia. El 85% de ellas civiles.

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Hoy día, el panorama es bien distinto y Bosnia se configura como un destino turístico más para el viajero mochilero. Este se va a encontrar con muchas facilidades: es un país en el que es fácil moverse por autostop y se pueden encontrar alojamiento por menos de diez euros la noche o mediante la página web de couchsurfing.

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Elena Pascual, periodista de 24 años, recorrió la zona el verano pasado. "Fui a Bosnia para ver y conocer la recuperación de un país que ha estado en guerra hasta hace relativamente poco tiempo", explica. Lo que un día fueron estragos de una guerra hoy son monumentos a la memoria histórica. Marcas de un pasado que conviene no olvidar.

"Me llamó mucho la atención los estragos de la guerra"

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"Me llamó mucho la atención los estragos de la guerra, palpables en muchos de los edificios de Sarajevo y Mostar (quinta ciudad más grande del país balcánico). Me quedé sin aliento en más de una ocasión", señala Elena. "Aunque lo que más me impactó fue el túnel de Sarajevo", agrega. El túnel de la guerra de Sarajevo fue construido durante el asedio a la ciudad y permitió que muchos ciudadanos pudieran abandonar el cerco impuesto por las tropas yugoslavas y serbobosnias. Cuando se construyó medía 1,5 metros de alto y recorría más o menos unos 800 metros de largo. Se estima que pasaron por él unas 20 millones de toneladas de comida y alrededor de un millón de personas.

Pero los recuerdos de una guerra no son los únicos atractivos de este país situado en el corazón de los Balcanes. En Sarajevo "es imprescindible visitar el barrio Bascarsija, situado en el centro histórico de la ciudad, donde se encuentra la mezquita más grande de la ciudad, el Ayuntamiento y los principales comercios artesanos". Finalizado el recorrido de Sarajevo, nuestra viajera recomienda partir hacia Mostar, una ciudad de origen otomano fundada en el siglo XV.

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"En Sarajevo hay que parar en el barrio Bascarsija, con la mezquita y los comercios artesanos"

El trayecto entre ambas ciudades es de sólo dos o tres horas en coche, pero Elena recomienda alargarlo a "al menos un día o dos". La carretera atraviesa las montañas de los Alpes Dináricos y transcurre de forma paralela al río Neretva, donde el viajero encontrará diferentes campings y hostales situados a sus orillas a precios muy asequibles.

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Una vez en Mostar, es obligatoria la visita al puente Stari Mos, que da nombre a la ciudad. El puente es Patrimonio de la Humanidad según la Unesco y, además, alrededor de él, el viajero podrá disfrutar de las comidas típicas de Bosnia como el burek (hojaldre relleno de carne, espinacas o queso) o tomar el conocido bosanski kafa (café bosnio)". "El puente fue volado por las fuerzas de defensa croatas durante la guerra y hoy, ya reconstruido, es un emblema de la reconciliación de serbios, croatas y musulmanes", concluye nuestra viajera.

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