Este artículo se publicó hace 16 años.
El régimen militar prohíbe el acceso de extranjeros a las zonas afectadas
El régimen birmano ha prohibido el acceso de cualquier extranjero a las zonas afectadas por el ciclón "Nargis" al delta del río Irrawaddy, en el sur, donde las trabas gubernamentales ralentizan la entrega de ayuda a casi dos millones de damnificados.
"Extranjeros, no; cámaras, no", han sido las órdenes del primer ministro del Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo de Birmania (Myanmar), el teniente general Thein Sein.
Los controles militares y policiales instalados por el régimen en las regiones de Irrawaddy y Rangún, las zonas afectadas, se encargan de cumplir la directriz del Gobierno.
Mientras se deniega o demora la entrega de visados a expertos en respuesta a desastres naturales de la Unión Europea, Estados Unidos, Australia y otros países, la Junta Militar ha invitado a 160 personas de Bangladesh, China, India y Tailandia, las naciones "amigas", para que colaboren en las tareas humanitarias.
Las autoridades han elevado a 34.273 las víctimas mortales y reducido los desaparecidos a 27.836, aunque la ONU calcula los muertos entre 60.000 y 100.000 y los desaparecidos en unos 200.000.
La situación en el sur de país, donde los organismos humanitarios sólo han conseguido acceder a 300.000 damnificados en doce días, se puede ver agravada en las próximas 24 horas con la aparición de otro ciclón en la región, como advirtió hoy el Centro Conjunto de Alerta de Ciclones, perteneciente a la ONU.
"Es posible la formación de un ciclón tropical importante. Los vientos en el área se estima que sean de 25 a 30 nudos (entre 46 y 56 kilómetros por hora). El sistema se mueve (en el mar de Andamán) a una velocidad de seis nudos (unos once kilómetros por hora) en dirección oeste noroeste", precisó el Centro Conjunto de Alerta de Ciclones.
Aunque no acabe por formarse el huracán, categoría que se alcanza cuando los vientos sostenidos alcanzan los 120 kilómetros por hora, el sur de Birmania padecerá los tres próximos días de copiosas lluvias.
Una portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU, Amanda Pitt, manifestó en rueda de prensa en Bangkok que un nuevo ciclón dañará todas las operaciones en marcha y pondrá en peligro a los damnificados.
"Impactará en la capacidad de las personas para sobrevivir. Ya están débiles. Es un gran problema", indicó Pitt.
Los casi dos millones de afectados, según la OCHA, precisan alimentos, ropas, agua potable, medicinas y condiciones sanitarias adecuadas.
La organización no gubernamental de lucha contra la pobreza Oxfam Internacional calcula que la cifra de fallecidos podría multiplicarse por quince en las próximas semanas si los afectados no reciben agua potable y medicinas.
El primer ministro de Tailandia, el ultraderechista Samak Sundaravej, viajó hoy a Rangún y se reunió con miembros de la Junta Militar, a los que trató de convencer de que permitan una mayor entrada en el país de ayuda y cooperantes extranjeros y que puedan pasar a todas las zonas afectadas.
Sundaravej llevaba a los generales birmanos el centenar de teléfonos satélite que pidieron e iba acompañado de ingenieros que instalarán en Rangún una estación de comunicación por satélite.
Por su parte, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) celebrará el 19 de mayo próximo en Singapur una reunión ministerial especial para tratar el problema birmano, país que forma parte del bloque regional y que se comprometió en 2005 a colaborar en la respuesta a desastres naturales.
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