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El regreso a las aulas del candidato derrotado

El primer día de clase de Miguel Sebastián, rival de Gallardón el 27 de mayo

Juanma Romero

No queda ya. El elixir de la política acabó por agotarse. Miguel Sebastián no quiere más aventuras. Se acabó. El rol Sebastián-candidato le amarga la boca. Quema. Ni siquiera viven su blog y su web.


Pero ayer su pasado más reciente tenía que visitarle de nuevo. El Sebastián profesor de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad Complutense se cruzó, molesto, con el Sebastián candidato socialista a la alcaldía de Madrid en las elecciones municipales de mayo. “Otra vez la prensa”, debió de pensar.


Sabía que los periodistas querrían ver su reestreno en las aulas de la Facultad de Económicas después de tres años sabáticos. A las 9.27 subió las escaleras con la sonrisa dibujada. Con Público bajo el brazo. Saludó. Se sometió motu proprio al calvario de los flashes. Pero quería llegar a su clase, la 212. Coger cuanto antes, y no soltarla, la chaqueta de profesor de Microeconomía de los alumnos de primer curso.


El currículum se para


Ellos eran pocos, unos 40, y contuvieron el cuchicheo. Algunos rescataron aquello del “Miguel... ¿qué?”. Esa letanía que persiguió a Sebastián nada más anunciarse su candidatura, en octubre de 2006. Otros no sabían quién era. Simplemente. Los había también que lo eligieron por su fama de “buen docente”. “Ni me lo pensé cuando hice la matrícula”, cuenta Ligia Córdoba.


“Hoy dais un salto”, arrancó Miguel. “El mismo que yo di en 1974. Aquel día, cuando entré en la universidad pública, lo viví con emoción”. Sebastián había encendido el motor, firme, seguro. Y comenzó por explorar su currículum. “El decanato me obliga a empezar así”.
Corrió hasta 1974. Su debut en la facultad. Las cargas de los grises. Los tiempos en que las clases se suspendían por la “ebullición política”. “¡Esto parece Cuéntame!”, exclamó. Más tarde, los años en Minnesota, en el Ministerio de Hacienda, en el Banco de España, en el BBVA. Sebastián para en 2003, cuando fue “invitado” a coordinar el programa económico del PSOE. De su paso por la Oficina Económica de La Moncloa, nada. De su lucha contra Alberto Ruiz-Gallardón, menos. La campaña sólo emergió al final, cuando una alumna, Lorena Jiménez, agitó un folleto electoral del PSOE. “Mañana te lo firmo”, le espetó.


El jugador de golf


Fuera, otra vez la prensa. “Éste es mi sitio. No es que la universidad sea mi refugio. Nunca la he abandonado. Dar clase me divierte. Es como jugar al golf”. Sólo se atrevió a dejar su ayuno político para apoyar a Tomás Gómez, nuevo líder del PSOE de Madrid, en su propuesta de suprimir el Impuesto de Patrimonio. Sebastián quiere ser profesor. Sin más apellidos. Ya sí.

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