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Renzi, el reformista que desplazará a la vetocracia

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Directo, cercano, twittero. Y, algo que no pasa desapercibido en Italia, joven. Matteo Renzi (Florencia, 1975), con sólo 39 años, es el nuevo (por no decir enésimo) primer ministro de la república italiana. El neo presidente del gobierno asumió el cargo de forma oficial ayer sábado junto a sus nuevos 16 ministros, 5 de ellos del Nuevo Centro Derecha del aliado Angelino Alfano (NCD) y los restantes del Partido Demócrata (PD) que él mismo lidera.

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El traspaso de poderes entre el jefe del consejo de ministros saliente, Enrico Letta, y el entrante, Matteo Renzi, ocurrido ayer en Roma, ha sido gélido. Empezando por las propias miradas, si es que ha habido algunas. Esa frialdad se ha percibido en el propio acto celebrado en el Palacio del Quirinal, sede de la jefatura del Estado, donde reinó entre ambos políticos una mezcla de inconformidad e indiferencia.

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El antes y el después que Renzi podría encarnar para romper los esquemas de los statu quo italianos de los últimos años (tanto económicos como sobre todo políticos) ha seducido a todos, excepto a su compañero de partido y predecesor, quien consideraba que este cambio de ejecutivo no era necesario dado que, según él, Italia ya estaba en el buen camino. Sea como fuere, ahora el futuro está en manos del florentino y Letta pasará a la Historia.

Formalmente, Renzi ha llegado al gobierno por mediación del presidente de la república Giorgio Napolitano y no siendo cabeza de lista de su partido, el PD, en unas elecciones generales. Tras las dimisiones de Letta, Napolitano se ha reunido con todas las formaciones políticas y ha propuesto Renzi como primer ministro, quien ya ha pactado con su aliado del centro-derecha el proyecto de formar un nuevo gobierno que goce de una estabilidad a medio plazo. La analogía aparece al ver que, en efecto, Renzi ha llegado al gobierno exactamente de la misma forma que Letta. ¿Dónde reside entonces la legitimidad política del primero para gobernar Italia?

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Tras las elecciones del año pasado, el PD salió muy debilitado por la falta de liderazgo del parsimonioso y anticuado Pierluigi Bersani. Por aquel entonces ya hubo quien decía que el fallo en las elecciones fue descartar a Renzi como jefe de lista, porque hubiera llenado las plazas de toda Italia incluso mejor aún que Beppe Grillo (Movimiento 5 Estrellas), con la posibilidad añadida de conquistar el voto de protesta. Aún así, el PD obtuvo la mayor representación parlamentaria y garantizó, negociando con Berlusconi, la creación del gobierno multicolor de Letta. Pero el centro-izquierda italiano seguía sin un líder claro.

El 8 de diciembre de 2013 fue cuando finalmente Matteo Renzi, alcalde de Florencia e icono pop de la política italiana, se convertía oficialmente en el líder del Partido Demócrata con un 68% de los votos en las primarias. Desde Palazzo Chigi, la sede del ejecutivo en la capital romana, más de uno pensaba que la elección del nuevo secretario general del PD era el principio del fin para el ejecutivo de Letta.

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Enrico Letta le entrega a Matteo Renzi la campanilla de plata que simboliza el traspaso de poderes en el Gobierno italiano. REUTERS

El nuevo Gobierno inaugurado por Renzi aporta unas novedades estéticas destinadas a ofrecer un lavado de imagen a la política italiana. Hay intenciones muy claras, empezando por la propia elección de los ministros. Todos son políticos de profesión, excepto un solo tecnócrata, Pier Carlo Padoan, en la cartera de economía. Al parecer, su elección se debe a presiones externas que pretenden una cierta continuidad de cara a Bruselas. Las otras novedades llamativas son el nombramiento de una ministra al frente de la cartera de Defensa, Roberta Pinotti; y la media de edad del gobierno, de 47 años, donde el propio primer ministro rompe records en el momento del traspaso de poderes.

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La perspectiva de la historia de la política italiana nos lleva a pensar que Renzi es una novedad absoluta. Es el primer presidente del gobierno que no procede de las filas del Partido Comunista Italiano (PCI) o de la Democracia Cristiana (DC), el partido que ha gobernado Italia ininterrumpidamente durante 40 años antes de la llegada de Berlusconi. El nuevo jefe del gobierno italiano, aunque no perdure al mando del ejecutivo, podría liderar finalmente el futuro del centro-izquierda, una sensibilidad política fragmentada e inestable en los últimos años.

Su desvinculación en origen con la DC o el PC en su etapa de formación política, el liderazgo del PD ratificado en las primarias, su juventud, la media de edad de su ejecutivo y el empleo de las nuevas tecnologías podría ser el carpetazo definitivo a la vetocracia italiana. Lo cual daría paso, en colaboración con el centro-derecha, a las reformas necesarias para que Italia salga definitivamente de una crisis económica y política que tiene origen mucho antes de 2008.

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Renzi tendrá que ir necesariamente más lejos que Letta lo cual, según muchos, podría conseguirlo aunque fuera con tres medidas concretas, que hasta ahora el primer ministro saliente no ha logrado. En lo económico, la recuperación definitiva y más acelerada de la estancada economía italiana. En lo político, un nuevo Senado con estructura territorial y la aprobación de una nueva ley electoral que ofrezca una mayor estabilidad a los futuros gobiernos de la república, dado que ha habido 63 equipos ejecutivos en 68 años. Si Renzi logra estos tres objetivos, tendrá el éxito asegurado.

Ahora bien ¿con qué apoyos ha conseguido alcanzar la presidencia del gobierno? En primer lugar hay un apoyo que es evidente y manifiesto, sin el que no podría plantearse gobernar, el de Angelino Alfano. El Nuevo Centro Derecha, al separarse de Berlusconi con un nuevo sello político, ha podido garantizar a Renzi el mismo apoyo que hasta ahora había dado a Letta para una mayoría absoluta en el Senado y en la Cámara de los Diputados.

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El otro gran apoyo, aunque parezca descontextualizado, es el de Silvio Berlusconi. El líder de la refundada Forza Italia, aunque su condena le prohíba pasar suelo parlamentario, será el que garantizará el apoyo hacia Renzi para llevar a cabo muchas de las reformas importantes pendientes, que precisan de mayorías cualificadas reforzadas.

Los apoyos que han llevado a Renzi al poder no son sólo políticos, en realidad estos últimos, aunque necesarios y visibles, son solo formales. Los verdaderos apoyos que han hecho de un "mero" alcalde de Florencia, el líder del centro-izquierda y el nuevo jefe del gobierno italiano son populares y si cabe, de masas.

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Matteo Renzi, icono pop de la política italiana, tiene a muchos actores económicos, mediáticos y culturales de su lado: Diego Della Valle (Grupo Tod's), Flavio Briatore, Vittorio Colao (Vodafone), Pietro Boroli (DeAgostini), Aldo Cazzullo (Corriere della Sera), Patrizio Bertelli (Prada), Mario Greco (Generali), Andrea Soro (Royal Bank of Scotland), Alessandro Barbera (Festival de Venecia), Ezio Mauro (La Repubblica), etc. Como hace unos meses publicó una célebre revista italiana: "Es difícil renunciar a estar en la corte".

Vista de la primera reunión del Ejecutivo de Renzi en el Palacio Chigi. REUTERS

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Aunque el presidente de la república Giorgio Napolitano admite que "para Italia nunca se puede poner la mano en el fuego" (sic), la mayoría de los ministros de Renzi hablan de querer estar los 4 años que quedan de legislatura, algo sorprendente cuando la duración de un equipo de gobierno suele ser un tabú o una utopía que sólo Berlusconi ha logrado en la Italia republicana.

A partir de mañana y pasado, con la votación de la confianza en el Senado y en la Cámara de los Diputados respectivamente, Renzi, que tiene el visto bueno del poder económico (parecido al de Berlusconi en el 1994) y el de una Opinión Pública favorable e interactiva (como por ejemplo Obama en 2008) debería de recibir el apoyo de la clase política en ambas cámaras sin muchas dificultades.

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No bastará con que Italia se recupere exclusivamente de la crisis económica actual, de carácter global. En un contexto donde la política transalpina siempre ha estado siempre despegada de la economía - de ahí que muchos economistas afirmen, entre ironías, que los éxitos de esta última se deben precisamente a este hecho -, y ahora más que nunca; Renzi tendrá que resolver la crisis política, crónica, para afrontar la crisis económica del momento. 

Líder del PD, ahora jefe del gobierno italiano. Italia confía en Matteo Renzi para salir de una crisis donde Letta, según muchos a pie de calle, hizo lo correcto pero no lo suficiente. Si Letta duró 10 meses en el poder con Berlusconi como obstáculo; Renzi, con todo tipo de apoyos fuera y dentro del Parlamento podría durar al menos un par de años.

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Matteo Renzi y Angelino Alfano, adolescentes para la política italiana, quizás cometan algún error, y más habiendo mucho en juego. Si son los jóvenes los que quieren cambiar el mundo, ellos, sin embargo, se conforman con desbloquear a Italia.

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