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REPORTE ESPECIAL-En Chernóbil sigue ocurriendo un desastre

Reuters

Por Olzhas Auyezov y Richard Balmforth

Cualquier ucraniano mayor de35 años puede decir exactamente dónde estaba cuando escuchó lanoticia sobre el accidente en la planta de Chernóbil.

"Me acuerdo que llamé a mi esposo. Hubo rumores durantedías sobre un accidente nuclear. Hasta habíamos colgado mantasen las ventanas para evitar la radiación porque no sabíamos quéhacer", recordó Natalya, una analista financiera de 46 años queahora vive en Kiev. Su marido trabajaba de periodista en undiario.

"Me dijo que hubo un incendio en la planta atómica enChernóbil. Esa fue para mí la primera confirmación de que elreactor había colapsado", dijo esta semana, sentada en elescritorio de su oficina en el centro de la capital.

"No sabíamos qué esperar. Fue horrible", contó.

Mientras Japón lucha por prevenir una fusión del núcleo ensu planta Fukushima Daini, afectada por el terremoto, losucranianos se preparan para recordar el 25 aniversario del peoraccidente nuclear del mundo.

Los legados físicos y económicos de aquel desastre sonobvios: un anillo deshabitado de 30 kilómetros alrededor de laplanta de Chernóbil, miles de millones de dólares gastados paralimpiar la región y un masivo esfuerzo por recaudar 600millones de euros (840 millones de dólares) en nuevos fondosque, según Kiev, se necesitan para construir una muralla másresistente sobre el reactor afectado.

Igual de poderosas son las heridas menos visibles: el miedoy la pertinaz sospecha de que a pesar de los reportestranquilizadores de las autoridades y los organismoscientíficos, las personas pueden seguir muriendo por losefectos de la radiación.

En paralelo al debate sobre el impacto en la salud, haypocas dudas de que la población en Ucrania y en la vecinaBielorrusia sobrelleva una carga psicológica.

Varios estudios han hallado que "las poblaciones expuestastenían niveles de ansiedad que duplicaban" los de las personasno afectadas por el accidente, de acuerdo a un reporte deNaciones Unidas del 2006.

Según el informe, las personas expuestas a la radiacióneran "de tres a cuatro veces más propensas a reportar múltiplessíntomas psicológicos sin explicación y mal estado de saludsubjetivo que los grupos de control no afectados".

Hay, por supuesto, diferencias cruciales entre Chernóbil yel desastre que se está desarrollando en Japón.

El accidente en Chernóbil fue el producto de un errorhumano por un test mal ejecutado, mientras que la fallajaponesa fue desatada por un sismo y un tsunami.

Chernóbil ocurrió en una cerrada sociedad soviética que elreformista Mikhail Gorbachev estaba recién comenzando a abrir.Las autoridades intentaron encubrir el desastre y admitieronparcialmente la verdad tres días después, perdiendo laoportunidad de recibir velozmente ayuda internacional.

Pese a las críticas de que Tokio podría ser mucho mástransparente, la catástrofe en Japón ha ocurrido en unasociedad relativamente abierta, que ha recibido asistenciainternacional rápido.

Pero, sobre todo, las gruesas paredes de contención en laplanta Fukushima Daini protegen a los núcleos del reactor, porlo cual, aunque haya una fusión del combustible nuclear, esimprobable que se produzca una peligrosa fuga de nubesradioactivas hacia la atmósfera.

En Chernóbil, en cambio, no existía una estructura decontención.

"Cuando voló, voló todo directamente hacia la atmósfera",dijo Murray Jennex, de la San Diego State University.

Sin embargo, a pesar de estas diferencias, la experienciade Chernóbil sigue ofreciendo lecciones a Japón y a otrospaíses, opinó Volodymyr Holosha, el principal funcionario delMinisterio de Emergencia ucraniano a cargo del área que rodeala planta.

"No estábamos listos ni tecnológica ni económicamente paraello", indicó a periodistas en Kiev el mes pasado. "Esta es unaexperiencia invaluable para otros países", agregó.

EXPERIMENTO FALLIDO

En las primeras horas del 6 de abril de 1986, en lalocalidad soviética de Prypyat, un satélite de la mucho mayorChernóbil, los trabajadores de una planta de energía nucleardesactivaron los sistemas de seguridad del reactor númerocuatro, que había comenzado a operar apenas tres años antes.

Fue un experimento riesgoso para ver si el sistema deenfriamiento podía seguir funcionando usando energía generadasólo del reactor en el caso de que fallara el suministroauxiliar de electricidad.

Pero salió mal. Hubo una masiva descarga de energía quehizo explotar el pesado hormigón y la tapa de metal del reactory arrojó material radioactivo en llamas hacia la atmósfera.Decenas de operarios de la planta murieron en el acto oinmediatamente después en el hospital.

Centenares de miles de socorristas, incluyendo soldados delEjército soviético, fueron enviados al sitio para apagar losincendios, descontaminar el lugar y acordonar el reactor dañadoconstruyendo una pared de hormigón alrededor.

Al principio, las autoridades negaron que hubiera unproblema. Cuando finalmente admitieron la verdad, más de un díadespués, varios miles de habitantes recogieron sus pocaspertenencias y se fueron. Muchos partieron hacia Kiev, ubicada80 kilómetros al sur, para nunca volver.

Iryna Lobanova, una empleada pública de 44 años, iba acasarse en Prypyat el mismo día de la explosión, pero supusoque todas las ceremonias quedaban suspendidas. "Yo creí quehabía empezado la guerra", dijo a Reuters esta semana.

"Pero las autoridades locales nos dijeron que siguiéramosadelante con todas las ceremonias programadas", recordó. Nadiepudo salir de la ciudad hasta que se anunció la evacuaciónoficial el domingo, 36 horas después, "luego de una orden deMoscú", agregó.

Lobanova se casó y se fue al día siguiente con su esposo enun tren.

UN LEGADO DE MALA SALUD

El improvisado muro de hormigón construido en los mesesposteriores a la explosión a menudo es llamado el "sarcófago",un término funerario que describe a la perfección la estructuradebido a que allí quedó atrapado el cuerpo de un operario quelos socorristas no pudieron recuperar.

La cifra de muertos inicial y oficial por el accidente fuede 31 personas, pero muchas más murieron por enfermedadesrelacionadas a la radiación, como cáncer. El número total demuertes y los efectos para la salud a largo plazo siguensuscitando un intenso debate, 25 años después.

"(El desastre) provocó sufrimiento a millones de personas",dijo el funcionario Holosha.

"Alrededor de 600.000 personas se involucraron en elesfuerzo por mitigar las consecuencias del accidente. Unas300.000 eran ucranianas. De todas ellas, hoy 100.000 sondiscapacitadas", aseguró.

Un estudio de Naciones Unidas del 2008 citó un "dramáticoincremento de la incidencia del cáncer de tiroides" en Ucraniay cruzando la frontera en Bielorrusia. Los niños parecían serparticularmente vulnerables, porque tomaron leche con altosniveles de yodo radioactivo.

"Uno llega a entre 12.000 y 83.000 niños nacidos condeformaciones congénitas en la región de Chernóbil, y de 30.000a 207.000 niños genéticamente afectados en todo el mundo", dijola organización de médicos alemanes IPPNW en un reporte en el2006.

Estas cifras son mucho menores a las que pronosticaron losfuncionarios de salud. En efecto, la ONU dice que los efectosgenerales para la salud fueron menos severos de lo previsto yque sólo unos pocos de miles de personas murieron comoresultado del accidente.

Pero un libro publicado por un equipo de científicos rusosy bielorrusos en el 2009 por la Academia de Ciencias de NuevaYork argumentó que los estudios previos tenían errores poralteraciones en las estadísticas soviéticas.

"La posición oficial del Foro de Chernóbil (un grupo deagencias de la ONU) es que ocurrieron alrededor de 9.000muertes relacionadas y que 200.000 personas sufrieronenfermedades causadas por la catástrofe", escribieron losautores Alexei Yablokov, Vasily Nesterenko y AlexeiNesterenko.

El libro se titula, "Chernobyl: Consequences of thecatastrophe for people and the Environment" (Chernóbil:Consecuencias de la catástrofe para la población y el medioambiente).

"Un número más preciso estima que casi 400 millones deseres humanos han quedado expuestos a la lluvia radioactiva deChernóbil y, por muchas generaciones, ellos y sus descendientessufrirán las devastadoras consecuencias", agregaron.

Los autores sostienen que la cifra total de muertos hastael 2004 era cercana al millón y que los efectos en la salud,incluyendo defectos de nacimiento, pérdidas de embarazos,envejecimiento prematuro, daño cerebral, enfermedadescardíacas, endócrinas, renales, gastrointestinales ypulmonares.

"Es claro que decenas de millones de personas, no sólo enBielorrusia, Ucrania y Rusia, sino en todo el mundo, viviránbajo una contaminación radioactiva crónica considerable porvarias décadas", escribieron.

ZONA ACORDONADA

La contaminación más severa ocurrió dentro de la llamadaZona de Exclusión, un área circular alrededor de la planta conun radio de 30 kilómetros que fue declarada no apta para lavida y está cerrrada a los visitantes.

Varios pueblos y un bosque entero de pinos fueronderribados y enterrados poco después del desastre. Otrospequeños asentamientos están tan cubiertos de árboles yarbustos que las casas de ladrillos son apenas visibles.

Prypyat, construida para alojar a los trabajadores de laplanta de Chernóbil y a sus familias y que supo tener unprometedor futuro como una localidad "atómica" modelo, contabacon 50.000 habitantes antes del accidente.

Ahora es una ciudad fantasma que recibe a sus pocosvisitantes con un espeluznante silencio.

Una tienda de materiales de construcción en el centro estállena de escombros y muebles rotos, resabios de años de saqueoque el Gobierno no pudo evitar. Los restos propagaronpeligrosas sustancias por todo el país.

Un retrato del fundador del Estado soviético, VladimirLenin, está tirado en el piso, cubierto por una gruesa capa depolvo.

Los residentes de Prypyat, en su mayoría familias jóvenes,fueron evacuados en un operativo de seis horas que comenzó másde 36 horas después del accidente.

En los días posteriores, luego de que la lluvia radioactivafuera dispersada por los vientos sudeste hacia la nación vecinaBielorrusia, el Gobierno soviético evacuó a miles de personasde otras zonas amenazadas.

"Fuimos evacuados el 4 de mayo", dijo Makar Krasovsky, de73 años, quien vivía en el pueblo bielorruso de Pogonnoye, a 27kilómetros de la planta. "Los niños habían sido evacuadosantes, el 1 de mayo. Nadie sabía nada. Nadie nos dijo nada",agregó.

"Nos dijeron que lleváramos ropa para los próximos tresdías, pero nada más, porque todo estaba contaminado. Nosprometieron que iban a cerrar el reactor y que regresaríamos alos tres días", contó por teléfono desde la localidad deKhoyniki.

Pogonnoye sigue estando acordonada y se permite el accesosólo una vez al año, el día en que los cristianos ortodoxoslocales visitan las tumbas de sus antepasados.

CARGA ECONOMICA

El accidente provocó que el bloque de naciones socialistascerrara los reactores del mismo diseño. Pero la planta deChernóbil siguió operando hasta el 2000, cuando Ucrania aceptóclausurarla después de que Kiev recibió la promesa de ayudaeuropea.

La Comisión Europea y donantes internacionales desdeentonces han comprometido 2.000 millones de euros a proyectosdestinados a limpiar el área y asegurar la planta. Aún quedanpor recaudar otros 740 millones de euros: 600 millones para unanueva muralla y 140 millones en complejos para almacenardesechos.

Holosha dice que Ucrania ha gastado mucho más dinero.

"Desde que Ucrania obtuvo la independencia (tras el colapsode la Unión Soviética), se han destinado 12.000 millones dedólares a lidiar con las consecuencias (del accidente)",aseveró.

"La mayor parte de los gastos estuvieron relacionados conmantener la zona de exclusión y proveer asistencia médica ysocial a los que vivían en el área afectada", añadió.

Un proyecto clave en la planta es la construcción delllamado Nuevo Confinamiento de Seguridad, una enorme estructuraconvexa que será ensamblada fuera del reactor dañado y luegoinstalada sobre el sarcófago actual. El sepulcro original dehormigón fue construido rápidamente, está sostenido en partepor las paredes del reactor y ya tuvo que ser reforzado.

La nueva estructura está diseñada para durar 100 años ydebería permitir que el reactor sea desmantelado sin el riesgode nueva contaminación.

El proyecto requiere de 600 millones de euros enfinanciamiento adicional y previsiblemente no se completaráantes de la meta del 2012 debido a problemas como restosradioactivos hallados durante los trabajos de excavación.

Ucrania espera recaudar la mayor parte de los fondos en unaconferencia de donantes internacionales que se realizará enKiev el próximo mes, en la víspera del 25 aniversario deltrágico evento.

Las autoridades creen que Ucrania probablemente gastarámiles de millones de euros en el mantenimiento delconfinamiento antes de hallar una forma de enterrar loscomponentes del reactor, quizás debajo de capas de rocas degranito. Incluso el área alrededor de la planta seguirá siendoinadecuada por miles de años.

Cuando le preguntaron cuánto tiempo pasaría hasta que lagente se pueda asentar y cultivar en el lugar, el director dela planta de Chernóbil, Ihor Gramotkin, respondió: "Al menos20.000 años".

Yury Andreyev, jefe de turnos en el reactor número dos enla noche de las explosiones y hoy jefe de un organismo nogubernamental que representa los intereses de aquellos quelucharon por controlar el desastre, cree que no hay riesgos deque el drama en Japón cobre la gravedad de el de Chernóbil.

"La escala de la destrucción (en Japón), tanto nuclear comoradioactiva, es 10.000 veces menor de la que vivimos enChernóbil. Se despidieron alrededor de 30 toneladas decombustible nuclear (en Chernóbil). Aquí (en Japón) no hubo lamisma descarga", dijo a periodistas el martes.

EFECTOS POLITICOS

A pesar de la magnitud del desastre, tanto Ucrania comoBielorrusia siguen dependiendo fuertemente de la energíanuclear, dado que no tienen recursos de hidrocarburosdesarrollados. En los próximos meses, ambos planean pedirprestados miles de millones de dólares a Rusia para financiarla construcción de nuevos reactores de diseño ruso.

Pero eso no significa que han olvidado. Los locales en Kievsiguen diciendo que no escucharon a ningún pájaro cantar en laprimavera de 1986 y que las hojas de los elegantes árboles decastaño que adornan los bulevares de la capital se pusieronamarillas un mes antes de lo normal.

El desastre y la respuesta del Gobierno ante el mismopusieron de relieve las falencias del sistema soviético, consus irresponsables burócratas y su arraigada cultura desecretismo.

Periodistas luego revelaron evidencias de que los hijos delos miembros del aparato comunista fueron evacuados mucho antesque otros y que algunos empleados murieron en la planta debidoa que no recibieron la orden de salir.

Mikhail Gorbachev ha dicho desde entonces que el desastrefue una de las gotas que rebelsó el vaso y sepultó a la UniónSoviética, que finalmente colapsó en 1991. Es improbable que elaccidente nuclear en Japón quiebre el sistema político delpaís. Pero Tokio no debe subestimar el profundo poder físico ypolítico de una fusión nuclear.

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