Este artículo se publicó hace 14 años.
REPORTE ESPECIAL-Científicos, preocupados por riesgo de ftalatos
Por Pete Harrison
Imagine un niño sentado en un aula deescuela, mirando la lluvia por la ventana. El toma su lápiz ymuerde distraídamente la goma de borrar de su extremo. En susaliva se disuelven químicos, clasificados en Europa como"tóxicos para la reproducción", e ingresan a su cuerpo.
Ese escenario no sería inusual.
Un informe publicado la semana pasada por un consorcio de 140grupos ambientales muestra que hay químicos potencialmenteriesgosos presentes en docenas de artículos de plástico de usocotidiano a la venta en comercios minoristas europeos: de zapatosa gomas de borrar y de cajas de lápices a juguetes sexuales.
El estudio se abocaba a un grupo de químicos conocidos comoftalatos, seis de los cuales han estado virtualmente prohibidosen los juguetes de la Unión Europea (UE) desde 1999 por miedo aque puedan dañar el desarrollo sexual de los niños.
Pero tal como la Oficina Europea Ambiental (EEB, por susiniciales en inglés) halló en su estudio, los ftalatos estánpresentes en objetos de uso cotidiano entre los niños y a laventa en grandes supermercados como Carrefour y Tesco.
La investigación, basada en un análisis químico de PiCA, unlaboratorio químico independiente en Berlín, encontró una caja delápices rosas con niveles tres veces más elevados que aquellosque según la UE deberían ser los máximos en juguetes y "artículospara cuidado de niños".
Un ftalato que los científicos sospechan que podría serparticularmente nocivo para los humanos fue hallado en una gomade borrar en un nivel cercano al que estaría prohibido en unjuguete.
La preocupación por los ftalatos no es nueva, y loscomerciantes minoristas que venden productos que los contienen noestán violando la ley, porque las regulaciones no abarcanartículos como cajas de lápices y gomas de borrar.
Pero el estudio de EEB halló que los comerciantes parecenestar ignorando la obligación legal de proporcionar informaciónsobre la presencia de ftalatos a los compradores.
Menos de un cuarto de los minoristas en su estudio aportórespuestas satisfactorias a las solicitudes de información sobrelos químicos presentes en sus productos.
"Todos los ciudadanos deberían recibir toda la informaciónsobre las propiedades de los químicos presentes en los productosque compran. Un padre, por ejemplo, debería ser automáticamenteinformado si una caja de lápices para su hijo contiene ftalatoscapaces de perjudicar su desarrollo sexual," dijo ChristianSchaible, de políticas químicas de la EEB.
"Lamentablemente (...) los proveedores sólo están obligados adar información bajo condiciones específicas. Hemos demostradoque en la práctica ni siquiera se garantiza este derecho legal",agregó Schaible.
Carrefour le dijo a Reuters que atiende adecuadamente lassolicitudes de información sobre químicos riesgosos y dijo queresponde a dichos pedidos dentro de los 45 días.
Tesco dijo estar al tanto de sus obligaciones y agregó quetiene su propio código de práctica implementado para mantener losquímicos preocupantes fuera de sus prendas y zapatos.
"Hemos trabajado de forma conjunta con nuestros proveedorespara identificar estas sustancias y reemplazarlas conalternativas apropiadas", dijo la empresa en un comunicado.
VINCULOS CON EL DESARROLLO SEXUAL
Los ftalatos son una gama de químicos regularmente usadospara hacer que los plásticos sean más flexibles. Existen unos 25de ellos y en las últimas décadas han calado en el entramadomismo de nuestra sociedad, hasta en los zapatos que calzamos.
Están en el aire que respiramos y en la pintura de lasparedes de nuestras oficinas, ellos suavizan los pisos de vinilode cocinas y baños y dan flexibilidad a las cortinas de nuestrasduchas y cables eléctricos.
En su auto, los ftalatos recubren el chásis para protegerlocontra el óxido y ablandan los plásticos de sus puertas, elsalpicadero y el volante en sus manos.
Están presentes en nuestra comida, según piensan algunoscientíficos, al desprenderse de los caños y plásticos usados enla maquinaria de procesamiento de alimentos. Están en nuestroscuerpos.
La industria química mundial produce casi seis millones detoneladas de ftalatos cada año. Algunos científicos, y un númerocada vez mayor de gobiernos, han comenzado a sospechar de quepodrían estar vinculados a la fuerte caída en la fertilidadmasculina a nivel global en las últimas décadas.
En el primer mundo, reiterados estudios han mostrado que elrecuento de esperma ha disminuido casi un 50 por ciento en elúltimo medio siglo, además de causar problemas al desarrollosexual de los niños en el útero materno.
Los químicos más volátiles se desprenden fácilmente de losplásticos y se ha demostrado que interfieren con el desarrollosexual de fetos de ratas, interrumpiendo la producción detestosterona. Algunos estudios han sugerido efectos similares enhumanos.
Además de la veda en los juguetes, la UE controla o prohíbeciertos ftalatos en cosas como cosméticos y pinturas. También hacomenzado a estudiar restringir el uso de algunos ftalatos enotros productos, un proceso que probablemente tome años.
Estados Unidos ha limitado el uso de ciertos ftalatos enjuguetes desde el 2008 y dice que está analizando la seguridad deotros. Australia prohíbe la venta de artículos que contengan másde un 1 por ciento de un solo ftalato.
NO DEL TODO MASCULINIZADO
Si hay una conexión entre los ftalatos y los problemas defertilidad en las personas, no serían los primeros químicos enhaber tenido este impacto. El 10 de julio de 1976, una explosióndestrozó una fábrica de pesticidas en la pequeña ciudad italianade Seveso, liberando una densa nube de vapor que contenía elquímico dioxina.
Nadie murió, y el accidente pasó prácticamente inadvertido,al menos inicialmente. Pero lo que siguió les dio a loscientíficos la primera impresión de que pequeñas concentracionesde químicos podrían tener un efecto desproporcionado sobre lafertilidad humana.
Unas pocas horas después de la explosión, comenzaron aaparecer lesiones similares a quemaduras en los niños del lugar.En las semanas subsiguientes muchos desarrollaron cloracné, unsevero desorden dermatológico que se manifiesta en puntos negros,quistes y pústulas.
En los años siguientes al accidente, nació una proporcióninusualmente elevada de niños de padres que estuvieron expuestosa la nube de químicos. Esos mismos niños crecieron y tuvieron unrecuento de espermatozoides anormalmente bajo, según mostraronestudios médicos posteriores.
Tal como Seveso nos enseñó mucho sobre las dioxinas, ahoraestamos aprendiendo más y más sobre los ftalatos -no debido a unincidente determinado, sino porque los científicos estánestudiándolos cada vez más de cerca en su carrera por comprendertendencias como el deterioro de la fertilidad masculina.
En las ratas preñadas, numerosos estudios han demostrado quela exposición a algunos ftalatos reduce los niveles detestosterona en los fetos machos, interfiriendo con el normaldesarrollo del pene y el descenso de sus testículos.
Pero no fue hasta 2005 que los científicos establecieron laconexión entre los químicos y los cambios en los humanos.
Un grupo de investigadores de la Rochester University enNueva York, estudió la masculinidad de los niños recién nacidos.A modo de indicador, ellos midieron la distancia entre el ano yla base del pene -la distancia anogenital- que en los machos esde dos veces el largo que en las hembras, y a menudo es usado porcientíficos como indicador de la masculinidad.
Las bajas distancias anogenitales están asociadas conproblemas en la salud reproductiva, como la criptorquidia y lospenes deformes.
Los investigadores luego compararon esa medida con losniveles de ftalatos en la orina de las madres de los niños.
"Encontramos eso en los bebés varones, tal como lo predijeronlos estudios sobre animales; cuando la madre estuvo expuesta aalgunos ftalatos, los niños experimentaron cambios en sudesarrollo reproductivo, que no estaba completamentemasculinizado", dijo Shanna Swan, quien dirigió el estudio.
La reputada publicación Environmental Health Perspectivescalificó al estudio del equipo de Swan como "el trabajo del año"en el 2009 por su enorme repercusión sobre el pensamiento actualsobre los ftalatos.
La investigación no fue perfecta -con sólo 134 infantes, eltamaño de la muestra resultó muy pequeño- pero Swan estátrabajando en un nuevo, mayor y más riguroso estudio que podríaayudar a confirmar estos resultados científicos.
ACERCANDOSE
Otros científicos están también tratando de identificar elnexo entre los ftalatos y los cambios en los humanos.
En un laboratorio de Edimburgo, un ratón recorre su jaulaprevio a beber agua contaminada con suavizantes de plásticos.Debajo de la piel en su espalda hay injertados pequeños trozos detejido del testículo de un feto humano. El objetivo es establecerdirectamente si esos suavizantes podrían estar confundiendo anuestras hormonas y mutando los genitales de infantes nonatos.
El profesor Richard Sharpe, un experto en salud reproductivamasculina de la Edinburgh University y el director del estudio,cree que la gente encontrará una conexión entre nuestro entorno ylos estilos de vida y la salud reproductiva masculina.
"Contamos con sólidas evidencias de que el cáncer detestículo ha aumentado progresivamente por todo Europa en losúltimos 50 a 70 años y ha ocurrido en un lapso que coincide concambios en el estilo de vida y el medio ambiente," indicóSharpe.
Sharpe cree que "es crucial comprender si los ftalatos juegano no algún papel en los desórdenes de la salud reproductivamasculina".
Los estudios sobre animales, según dice, "apuntandirectamente hacia los efectos, pero los estudios sobre humanosno son concluyentes".
"Tendremos una idea mucho más clara en los próximos 12 meses.Si no encontramos ningún efecto o ftalatos en los testículos delfeto humano, se reduce drásticamente la lista de sospechosos. Siencontramos un efecto positivo, creo que podría ser el fin de losftalatos", agregó el experto.
LAS LENTAS RUEDAS DE LA REGULACION
En Europa, el grupo encargado de evaluar y restringir losquímicos potencialmente riesgosos como los ftalatos es la AgenciaEuropea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA, por su siglaen inglés), con sede en Helsinki. Su papel principal esimplementar una ley del 2007 que apunta a mejorar la comprensióny el control de más de 30.000 químicos usados regularmente portodo Europa sobre los que actualmente pesan pocas restricciones.
Conocida como REACH -registro, evaluación, autorización yrestricción de las sustancias y preparados químicos- la ley fueproducto de una de las más intensas presiones de la historiaeuropea.
Firmas químicas europeas se opusieron a ella, al igual que laadministración del ex presidente estadounidense George W. Bush,que sostuvo que podía asfixiar el comercio transatlántico.
La ley ahora fuerza a que las compañías registren losquímicos que quieren vender; la agencia está revisando datosrecibidos de parte de la industria para decidir cuales deberíanser sacados de circulación más rápido que otros.
De una amplia lista de aproximadamente 1.500 químicos querevisten preocupación, 38 han sido hasta ahora clasificados como"sustancias de muy alto riesgo" incluyendo cuatro ftalatos: DEHP,BBP, DBP y DIBP.
Muchos activistas no están conformes con el ritmo delprogreso y sienten que la ECHA debería mirar más allá de las 38sustancias que está analizando.
Ambientalistas y defensores de la salud, incluyendoGreenpeace y la Alianza para la Salud y el Medio Ambiente, hanelaborado una lista de 356 químicos que quieren que disminuyaninmediatamente. La Confederación Europea de Sindicatos deComercio tiene una lista de 334 que quiere prohibir en el ámbitolaboral.
Pero la tarea de evaluar la evidencia es tan grande, y losrecursos de la agencia son tan limitados, que incluso tomará añossacar de circulación o aprobar los 38 químicos iniciales.
Geert Dancet, director ejecutivo de la ECHA, dice que podríatomar hasta el 2014 decidir cómo se debería lidiar con estosprimeros pocos químicos. "Luego están esos químicos sobre los queno sabemos aún, y en ese caso la fecha a la que se apunta es el2020", dijo Dancet.
DEL SEXO A LOS ALIMENTOS
No sólo los niños están en riesgo.
Además de analizar el calzado de los niños, bolsas paramaquillaje y cajas de lápices, el laboratorio de Berlín evaluómuestras del eje del E09-039/10, un vibrador azul suave. Fue unode los cinco juguetes sexuales, cuatro de los cuales arrojaronaltas concentraciones de DEHP.
El vibrador azul tenía un 55 por ciento de DEHP según supeso, mientras que otro vendido como "El príncipe encantador"tenía un 63 por ciento.
Muchos expertos se sienten incómodos hablando del tema enpúblico, pero todos concuerdan en que es probable que losjuguetes sexuales aumenten el nivel de ftalatos general presenteen los adultos, y en el caso de las mujeres embarazadas, podríaafectar al neonato.
Los científicos están empezando a entender mejor cómoingresan los ftalatos en nuestros cuerpos. Uno de los principalescanales podría ser la comida que comemos. En un estudio alemándel 2006, tres voluntarios se abstuvieron de comer durante 48horas, bebiendo sólo agua mineral, mientras se medían sus nivelesde ftalatos en la orina.
Dentro de las primeras 18 horas, los niveles de DEHP sedesplomaron y permanecieron bajos durante las 30 horassubsiguientes, lo que sugería que la comida era la fuenteprincipal de ingreso de ftalatos al organismo.
"Estoy seguro de que la comida es la principal ruta deexposición al DEHP, pero picos en los niveles de ftalatos vistosen el estudio muestran que también hay otras rutas de exposición.Sospechamos que los ftalatos están llegando a los alimentos pormedio de los plásticos usados en las etapas de procesamiento,"dijo Dr. Holger Koch, que dirigió el estudio.
CON LA MISMA VARA
A pesar de la evidencia emergente, algunos en la industriaquímica niegan que haya un problema.
"La Unión Europea ha confirmado que el DEHP no presentariesgo general para la salud humana," dice el sitio de laindustria DEHP Information Centre, que es administrado por elConsejo Europeo de Plastificantes e Intermedios (ECPI, por susigla en inglés), y representa los intereses de productoresincluyendo Oxea de Alemania y Akrema de Francia.
Pero la gerente de ECPI, Maggie Saykali, adopta una posturamás matizada, enfatizando un cambio en Europa hacía ftalatos másseguros, como el DINP.
"La evidencia científica muestra una y otra vez que su uso esseguro. El peligro es que todos los ftalatos están siendo medidoscon la misma vara", dijo Saykali.
Algunos productores han comenzado a sustituir los ftalatos demás alto riesgo con aquellos que los científicos piensan quepresentan un riesgo menor.
Según la agencia de registro con sede en Helsinki, el DEHPhoy en día constituye el 18 por ciento de los ftalatos en Europaoccidental, una disminución del 42 por ciento respecto de 1999.El uso de DINP, que tiene una cadena química más larga, estácreciendo.
Pero incluso el DINP -producido por compañías como BASF deAlemania y ExxonMobil Chemical con sede en Estados Unidos- no sesalva de las sospechas.
"La información científica respecto de los ftalatos DINP(...) es escasa o conflictiva, pero no puede excluirse quepresentan un riesgo potencial si son usados en juguetes yartículos para niños," dice la directiva sobre juguetes de la UEdel 2005.
E incluso si ftalatos como el DEHP son retiradospaulatinamente de circulación por los productores europeos,pueden de todos modos ingresar en Europa mediante productosimportados, de los cuales casi dos tercios provienen de Asia yprincipalmente de China.
"Si un producto que no sea un juguete es fabricado afuera dela UE e importado, hay muy poca protección -una notificación alas autoridades y no mucho más. El proceso de retirar sólo unospocos químicos de alto riesgo tomará varias décadas a esteritmo", dijo Schaible de EEP.
"Quienes toman las decisiones propusieron en octubre del 2008que se retire una docena de sustancias, pero las medidas soloestarán implementadas para algunas de éstas para el 2016",añadió.
DERECHO A SABER
Para proteger mientras tanto a los consumidores europeos -oayudar a la gente a protegerse si están preocupados por losquímicos en sus productos- la UE ha instituido precauciones detransparencia, leyes para poner la información sobre lacomposición química de productos a disposición de cualquierconsumidor que la solicite.
Pero Vito Buonsante, del grupo de abogados activistasClientEarth, dice que estas leyes de "derecho a saber" fueronampliamente despojadas de sus poderes desde un comienzo, debido apresiones industriales.
Y tal como lo demuestra el estudio de la Oficina Europea deMedio Ambiente, virtualmente nadie en la UE ha escuchado siquierasobre ese derecho, ni los compradores que se supone debenformular las preguntas, ni los minoristas quienes se supone quedeben ofrecer las respuestas.
Además de patrocinar los análisis de laboratorio, el EEBenvió 158 solicitudes de "derecho a saber" a 60 vendedoresminoristas europeos entre abril y agosto de este año.
Más de la mitad no respondió en absoluto, y sólo el 22 porciento ofreció una respuesta que satisfizo los estándares mínimosestablecidos por la ley.
"En la práctica es extremadamente complicado, incluso paralas compañías que quieren cumplir con la normativa, enterarse dela presencia de químicos peligrosos en los productos quevendemos. Hay multas previstas por no proporcionar lainformación, pero hasta ahora estas precauciones han sidoignoradas", dijo Buonsante.
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