Este artículo se publicó hace 14 años.
"Restrepo", crónica fílmica de un pelotón de soldados en Afganistán
Los miedos y la violencia diaria a la que se enfrentan los soldados que combaten en Afganistán, pero también ciertas dosis de humor, son los ingredientes básicos de "Restrepo", un documental realizado por los periodistas Sebastian Junger y Tim Hetherington durante una convivencia de quince meses en un pelotón del ejército estadounidense.
"Restrepo" es un film "que muestra la experiencia emocional de la guerra y de los soldados que la hacen, es también un intento de mostrar el conflicto desde dentro, de la forma más realista posible", explica el periodista estadounidense Sebastian Junger, en una entrevista telefónica con Efe.
El documental, que ha ganado el Gran Premio del Jurado en la pasada edición del Festival de Sudance y que será estrenado en España el próximo domingo 26 de diciembre en el canal de pago National Geographic, pretende mostrar de forma "exhaustiva", "neutral" y "seria" lo que significa ser un soldado en combate.
"Si mi país iba a estar en guerra ocho años, yo quería saber cómo vivía un soldado de los Estados Unidos que lucha en Afganistán. Y para hacerlo, pensé que no valía sólo con visitar una zona, tenía que estar en un destacamento", apunta Junger.
"Pensé que lo que yo viera y entendiera de toda esa experiencia era algo que mis lectores o espectadores también deberían tener en cuenta", añade el periodista y escritor.
Para reflejar ese día a día de la lucha en Afganistán, Juger y el fotoperiodista británico Tim Hetherington convivieron con un pelotón destinado en el valle de Konregal, un destacamento situado a más de 2.000 metros de altura que pasa por ser una de las zonas más violentas del territorio afgano.
En cuanto a la rutina de grabación, Junger relata que ésta constaba de dos tipos de jornadas. Aquellas en las que trabajaban dentro del destacamento -cuyo nombre era "Restrepo", en honor de un médico militar fallecido en combate- y las patrullas.
"En 'Restrepo' a veces nos atacaban y otras intentábamos trabajar. Esos días en los que no nos atacaban eran muy aburridos", señala Junger, quien apunta que siempre se sintió protegido y bien cubierto en el destacamento.
"Las otras jornadas eran cuando nos íbamos de patrulla. A veces salíamos a medianoche y no volvíamos hasta 24 horas después. En otras nos íbamos al poblado más cercano un par de horas y hablábamos con sus habitantes. En esos días el trabajo era físicamente extenuante", afirma.
Y es que ambos periodistas, al carecer de un equipo de rodaje, cargaron con las mochilas y las cámaras durante las largas caminatas en las montañas, lo que se traduce en algo más de 20 kilos de sobrepeso.
La relación con los soldados llegó a ser muy buena -"ellos nos aceptaron y se convirtieron en nuestros compañeros", acota Junger-, al punto de que ambos periodistas fueron considerados como parte del pelotón. Salvo disparar y hacer guardias, trabajaron codo con codo con los uniformados.
Sin embargo, la parte "emocionalmente más dura" fue la de las entrevistas con los soldados, grabadas cuando estos ya habían abandonado la base. En ellas los combatientes "abrieron" sus corazones, al punto que "ellos mismos se sorprendieron", cuenta Junger.
Acerca del mensaje del documental Junger opina: "'Restrepo' nos dice que el combate cambia a los jóvenes profundamente. Y yo creo que la sociedad que envía a combatir a estos jóvenes tiene la obligación de intentar entender esa experiencia".
Y añade: "No hablo de un nivel político, sino de algo más emocional. Si entendemos esa experiencia tendremos más éxito en reincorporarlos a la sociedad".
Por Javier M. Uzcátegui
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