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Revueltas de inmigrantes en Italia entre tensión racial

Reuters

Los enfrentamientos entre inmigrantes y residentes locales en una población italiana entraron en el segundo día el viernes, mientras el Gobierno enviaba más efectivos policiales para tratar de contener uno de los peores episodios de tensión racial en años.

La violencia avivó un antiguo debate político sobre la inmigración. El ministro del Interior indicó que años de excesiva "tolerancia" eran el origen de la violencia, y la oposición acusó al Gobierno de alimentar la xenofobia.

El presidente Giorgio Napolitano pidió un inmediato fin a las revueltas, en las que 37 personas, entre ellas 18 policías, han resultado heridos.

Unos 8.000 inmigrantes ilegales trabajan en la región de Calabria, en el sur del país, donde surgieron las revueltas, la mayoría como jornaleros que recogen fruta y verdura. Muchos viven en fábricas abandonadas sin agua corriente o electricidad y los grupos de derechos humanos dicen que son explotados por el crimen organizado.

Los enfrentamientos comenzaron el jueves, cuando una banda de jóvenes blancos del lugar dispararon con rifles de aire comprimido contra un grupo de inmigrantes africanos que regresaban de trabajar, hiriendo a dos de ellos.

El ataque desató una noche de disturbios por parte de decenas de africanos, que rompieron lunas de coches con barras de hierro y piedras y prendieron fuego a automóviles y contenedores de basura.

"Esos tipos nos disparaban como si fuera una feria, se reían. Yo gritaba y otros coches pasaban, pero nadie paró, nadie llamó a la policía", relató Kamal, un marroquí, al diario La Repubblica.

El viernes, la violencia continuó. La policía indicó que dos inmigrantes fueron disparados con rifles de aire comprimido y sufrían heridas en las piernas, mientras que otros dos fueron atacados con barras de hierro y estaban graves.

"NO SOMOS ANIMALES"

Previamente, cerca de 2.000 inmigrantes se manifestaron frente al Ayuntamiento para protestar en contra de lo que calificaron como el trato racista de muchos vecinos. Algunos de los manifestantes gritaron "No somos animales" y llevaron pancartas en las que se leía "Los italianos de aquí son racistas".

Actos diseminados de vandalismo por parte de inmigrantes continuaron a lo largo del día. Algunos rompieron escaparates de tiendas. La policía dijo que en dos incidentes independientes unos habitantes locales habían tratado de atropellarlos con el coche. Las escuelas y muchas tiendas estaban cerradas.

Cientos de residentes locales se concentraron junto al Ayuntamiento por la tarde, muchos pidiendo al Gobierno que intervenga en contra de los inmigrantes.

"Son los que deberían tener miedo, deberían marcharse", dijo un residente a la cadena de televisión Sky Italia.

El jefe de la policía nacional ordenó más recursos en la zona.

El ministerio del Interior, Roberto Maroni, del partido ultraderechista Liga Norte, uno de los miembros de la coalición del gobierno de Silvio Berlusconi, creó un grupo de trabajo para evaluar cuál fue la causa de la violencia.

Maroni causó controversia cuando dijo que una de las razones de la violencia era que la inmigración ilegal se había "tolerado todos esos años".

El líder opositor Pierluigi Bersani y varios políticos de izquierda acusaron a Maroni de alimentar la tensión.

"Maroni está eludiendo la responsabilidad (...) tenemos que ir a las raíces del problema: la mafia, la explotación, la xenofobia y el racismo", declaró Bersani.

Italia ha adoptado una posición dura contra la inmigración ilegal y ha dado pasos para frenar la oleada de inmigrantes que intentan llegar por mar a las costas del sur desde África.

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