Este artículo se publicó hace 15 años.
El rey saudí aparta a los clérigos para promover una reforma
La retirada de dos clérigos de la línea dura por parte del rey Abdulá, en medio de un amplio cambio del gabinete, es una señal de los intentos por acelerar el a veces difícil camino de la reforma en Arabia Saudí y una forma de cortarle las alas al poderoso 'establishment' religioso.
En una sorprendente ruptura con la tradición saudí, una mujer se convirtió en adjunto al ministro de Educación en los cambios anunciados el sábado, la primera gran sacudida desde que el rey Abdulá asumió el poder en 2005.
La revisión del Consejo de Estudios Religiosos, formado por 21 hombres, hizo añicos el monopolio de una austera escuela islámica de pensamiento identificada con los clérigos wahabíes dominantes del reino, e introdujo a tres miembros de las moderadas escuelas suníes, aunque ninguno de la minoría chií.
"El objetivo es muy claro: reducir la influencia de la comunidad religiosa sobre la condición jurídica y los sistemas educativos", dijo Mustafa Alani, del Centro de Investigación del Golfo, con sede en Dubai.
"Es una reforma para aplicar la visión de que no se pudo hacer con la vieja guardia, especialmente e las instituciones religiosas", añadió. "Estamos siendo testigos de una minirrevolución".
Otros innovaciones del rey Abdulá fueron la creación de un consejo de lealtad para decidir la sucesión real y puesta en marcha de un diálogo interreligioso con líderes judíos y cristianos.
considerado vital para ponerse al día con la modernidad y la lucha contra los militantes radicales.
El rey, de 84 años, ha sustituido al jefe de la intimidante y con frecuencia abusiva policía religiosa, el jeque Ibrahim Al Ghaith, por Abdul Aziz bin Humain, que ha prometido una mayor tolerancia.
También ha destituido al jeque Saleh al Luhaidan, jefe del Tribunal Supremo de Justicia, que conmocionó a muchos saudíes en septiembre con una fatwa que confirmó, en principio, la ejecución de los directivos de televisión por satélite por emitir material "indecente".
"El sector judicial ha comenzado a avergonzar al gobierno, especialmente en el mundo exterior", dijo Fahd al- Shaafi, un analista político saudí. "Es difícil, porque la doctrina religiosa y la legitimidad política están muy entrelazadas aquí".
El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas proyectó una inoportuna atención sobre Arabia Saudí en Ginebra este mes, con las naciones occidentales instándole a poner fin a la flagelación y las amputaciones, permitir la libertad religiosa y la abolición de un sistema de tutela masculina para las mujeres.
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