Este artículo se publicó hace 12 años.
Un rey y un bufón en el estreno nacional de Morboria en Segovia
En su obra "El Escorial", el dramaturgo belga Michel de Ghelderode recuperaba una costumbre flamenca, durante la Cuaresma, en la que se coronaba a un pobre diablo, haciéndole creer que era rey, hasta que se le arrebataba la corona cuando estaba convencido de su poder.
En "El rey y el bufón", basada en textos de este prolífico autor, como el que evoca el palacio mandado construir por Felipe II, en el siglo XVI, o en "Escuela de bufones", sucede algo similar y se registra un enfrentamiento entre los dos personajes, cargado de hiperrealismo y barroquismo.
La compañía Morboria aborda el estreno nacional del duelo entre un monarca -el autor hace alusiones pero nunca llega a nombrar a Felipe II-, y su cómico, Folial, este fin de semana, en el teatro Juan Bravo, de Segovia.
La directora y responsable de la versión, Eva del Palacio, destaca la carga de simbolismo y expresionismo que tiene la representación, que ha calificado de dura e inquietante que solo se dulcifica con la belleza de las imágenes.
Del Palacio añade que el trabajo se sumerge en la cara oscura del bufón en una "farsa macabra, cruel, un juego de espejos y ensoñación barroca, lúgubre, mórbida e inquietante, con un texto muy desasosegador", ha matizado.
La historia, sin desvelar el final, se construye a base del intercambio de papeles entre los personajes, hasta que el bufón se transforma en el tirano y se enfrenta al rey, negándose a devolverle su corona.
El personaje de Felipe II creado por Ghelderode condensa todos los elementos negativos imaginables e imputables al invasor extranjero, tras la inquisición y la huella dejada por los españoles en Flandes después de dos siglos de ocupación.
El actor Fernando Aguado, que encarna al monarca, habla de la obra como una metáfora del poder llevado hasta el extremo, al lado "loco y paranoico de su ejercicio", cuando se pudre, con una tensión constante que se trasladará al público.
Vestido de bufón, el actor Diego Morales plantea esta propuesta como un juego de humillación y maltrato a su personaje, que busca cualquier resquicio para conseguir un segundo de descanso, llevando dentro su pena y su dolor, pero que no aflore.
Morales reconoce que se trata de un "trabajo muy interesante como actor, porque hay que interpretar a la persona que está dentro del payaso, al payaso y al rey".
Los miembros de la compañía Morboria subrayan que, a veces no se entiende cómo los pueblos no se rebelan contra este tipo de abusos de poder, y recuerdan que el bufón tiene en su mano cambiar la situación.
Eva del Palacio se muestra muy satisfecha de poder estrenar en Segovia, una plaza donde han llegado a colgar el cartel de no hay localidades, y ha confesado estar emocionada e inquieta antes de abrir la "caja de los truenos" con esta adaptación.
Para la directora, Ghelderode merece un espacio en la cultura española y apenas se le ha representado, salvo grupos de teatro de ensayo, un montaje de "Fura dels Baus" o el "Danzón de exequias" de Francisco Nieva, entre otros, pese a tener una gran producción de cartas, cuentos u obras.
La presentación del estreno ha permitido recoger el compromiso del presidente de la Diputación, Francisco Vázquez, de colaborar, al menos una vez al año, en un estreno nacional, pese a la difícil situación económica.
Esta es una de las razones, aparte de las consideraciones artísticas y la calidad de la obra, que han llevado a Morboria a representar un texto con menos personajes y a estar pendiente de la gira posterior, que seguirá en Madrid y, previsiblemente en Almagro, entre otros puntos.
Aurelio Martín
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