Este artículo se publicó hace 15 años.
Los Reyes recibidos en la capital de Nueva Zelanda al estilo maorí
Los Reyes de España fueron recibidos hoy en la capital de Nueva Zelanda, última etapa de su visita de Estado a este país, al estilo maorí, con una danza tribal en la explanada del Parlamento.
Don Juan Carlos y Doña Sofía, que llegaron ayer por la noche a la capital, fueron al National War Memorial a primera hora de hoy para realizar una ofrenda floral ante la tumba del soldado desconocido que recuerda a los que fallecieron en la Segunda Guerra Mundial.
Inmediatamente después, se dirigieron a la sede del Parlamento, donde fueron recibidos por el presidente de la Cámara, Lockwood Smith, y el Kaumatua (dignatario maorí de cierta edad que goza del prestigio y del respeto de su pueblo) de la sede ejecutiva, Rose Tahuparae, quien acompañó a los Reyes en esta ceremonia de bienvenida, única en el mundo.
Después de escucharse tres veces el sonido de una caracola, dio comienzo el ancestral recibimiento con el baile del desafío, en el que un guerrero se acercó hasta el visitante con cara hosca y gestos intimidatorios, ocultando en su cinturón el "rakau tapu", el dardo símbolo de la paz.
Tras unos intrincados movimientos, el maorí arrojó al suelo el dardo y, mientras esperaba a que el invitado lo recogiera sin dejar de mirar al guerrero a los ojos, agitó desafiante su daga, antes de determinar si el visitante venía o no en son de paz.
El Rey, ante la expectación de Doña Sofía, de los invitados y del numerosos público congregado en las inmediaciones para presenciar la ceremonia, se agachó y recogió el dardo, en señal de sus buenas intenciones.
En ese momento, el guerrero realizó un movimiento con su arma y se golpeó el muslo derecho, en señal de que el grupo podía continuar su camino y se inició la "llamada de bienvenida" por el resto del numeroso grupo de maoríes que presenciaban la escena.
Fue entonces cuando los invitados se acercaron hasta la asamblea de ancianos, que habían presenciado a distancia la ceremonia, para saludarles a la manera tradicional juntando sus frentes y sus narices.
Don Juan Carlos y Doña Sofía cumplimentaron el saludo a cada uno de los integrantes de la asamblea encabezados por Kura Moeahu, portavoz de cultura, para después ser obsequiados con un baile del grupo que recuerda su viaje en canoa hacia esta tierra, cuya dificultad muestran con gestos corporales, sacando la lengua y moviendo incansablemente los ojos.
Tras la bienvenida tradicional maorí, los Reyes fueron recibidos por el primer ministro, John Key, y su esposa, Bronagh, y los cuatro juntos presidieron la ceremonia de honor, en la que se escucharon los himnos nacionales de los dos países, y Don Juan Carlos pasó revista a una compañía de la Guardia Real, al tiempo que se dispararon 21 cañonazos.
Los primeros maoríes, procedentes de otras islas del Pacífico, llegaron a Nueva Zelanda hacia el año 1.000, aunque no es establecieron hasta tres siglos y medio después.
Hoy y tras luchar durante años por sus derechos - y después de que el Gobierno les pidiera perdón y les compensara- es una minoría (aproximadamente un 15 por ciento de los algo más de cuatro millones de habitantes), plenamente reconocida, que cuenta con siete representantes en un Parlamento de 120 miembros.
La cultura maorí, en la que la música y la danza es una parte vital, está recogida en los principales museos de Nueva Zelanda, tanto en Auckland - donde vive un cuarta parte de estos aborígenes y sus descendientes directos- como en Wellington.
Los Reyes visitaron hoy el Museo Papa, nombre maorí que significa "nuestro lugar", en el que se muestra el carácter multicultural de este país y su historia, y en el que se guardan los grandes tesoros de esos primitivos habitantes.
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