La rigidez del empleo es el factor más problemático a la hora de hacer negocios en España, por encima de factores como la burocracia gubernamental o los impuestos, según el informe "Global Competitiveness Report 2007-2008)", de la Universidad de Columbia, difundido por CEPREDE y Agett.

Dicho informe, en el que han participado 11.000 empresarios, sitúa a España en términos de competitividad en el puesto 27 de un total de 131 países analizados (dos puestos por encima del obtenido el año anterior).

Sin embargo, la eficacia del mercado laboral es el factor menos competitivo de la economía española y, según este indicador, España se encuentra en el puesto 95, lo que, según el estudio, puede suponer un problema para atraer empresas extranjeras.

Para determinar el índice de competitividad de la economía de cada país el informe ha tenido en cuenta aspectos institucionales, de infraestructuras, estabilidad macroeconómica, salud, educación, tecnología, sistema financiero, eficacia del mercado o innovación, entre otros.

La rigidez del empleo sitúa a España en el puesto 119 de los 131 países analizados, seguido de la dificultad para contratar y despedir trabajadores (puesto 115), los costes no salariales (104), falta de flexibilidad a la hora de determinar el salario (94) y los altos costes de despido (85).

Otras desventajas competitivas del mercado laboral español son, según el informe, el bajo nivel de cooperación con los empleadores (puesto 79), la baja participación femenina en el empleo (78), salarios y baja productividad (74), poca confianza en la gestión empresarial (34) y la fuga de cerebros (32).

La "ineficiencia" del mercado laboral español, es similar a la de otros países europeos que se encuentran en situación parecida en cuanto al mercado de trabajo, como Francia (que se sitúa en el puesto 98) o Italia (128).

Ello se explica, señala la encuesta, por las condiciones favorables de los trabajadores en estos países, que están en línea con la idea de protección sociolaboral de los mismos, como son altos costes por despido o los costes no salariales y por lo que considera el "factor clave" para el crecimiento de la economía: la falta de productividad.

El informe precisa que se trata de un indicador que determina la competitividad del mercado laboral español frente al resto de los países y que "no se trata de cuestionar su bondad o si su estructura es la más adecuada".