Este artículo se publicó hace 11 años.
La Rojita busca imponer doctrina en Israel
La selección de Lopetegui pelea desde este jueves para revalidar el título europeo sub'21 con el estilo como aval. Rusia, el primer rival. El estado hebreo intenta silenciar las protestas
La Rojita aterriza en Israel, donde defiende desde este jueves el título de campeona de Europa sub'21 y con la responsabilidad de extender el estilo que ha impuesto la absoluta como dogma en el fútbol mundial. Solo quedan cinco futbolistas de los que se coronaron hace dos años en Dinamarca pero el grupo que ha compuesto Julen Lopetegui tiene la calidad suficiente para emular aquel éxito. El escaparate para ver a las mejores promesas del continente es inmejorable. Israel promete máxima seguridad pese al conflicto que mantiene con el pueblo palestino.
En lo futbolístico, España debuta ante Rusia. El primero de los tres complicados partidos que le esperan en la primera fase. Luego llegarán Alemania y Holanda, los otros dos huesos del grupo. Un triunfo ante los rusos en Jerusalén despejaría el camino para el pase a semifinales mientras que una derrota podría reducir bastante las opciones de la Rojita, que llega invicta a Israel tras la fase de clasificación, en la que ganó todos sus partidos salvo un empate ante Suiza.
España cuenta con grandes nombres y Vicente Del Bosque ha preferido no convocar a ningún sub'21 para la absoluta de cara a la Copa Confederaciones y permitir que todos estén en Israel. Desde Isco Alarcón, la estrella del Málaga codiciada por grandes equipos europeos, hasta Thiago Alcántara, pasando por Dani Carvajal, Bartra, De Gea, Tello, o Rodrigo, la selección llega con un plantel cargado de grandes promesas y figuras ya consagradas en España y Europa, pese a su juventud. Todos sueñan con revalidar el título logrado hace dos años ante Suiza para poder emularse así a nivel europeo a los mayores y sacarse de paso la espina del desastroso paso por los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Lopetegui tendrá que combatir contra el escaso margen de preparación que ha tenido. La concentración se vio interrumpida por la última jornada de Liga y el cansancio puede hacer mella en muchos jugadores que llevan disputados muchos minutos en la temporada. La otra preocupación es lograr alejar los pensamientos de los futbolistas de los rumores sobre posibles traspasos.
El combinado ruso pierde para el partido a dos piezas claves como Alan Dzagoev (CSK Moscú) y Fedor Smolov (FC Anzhi), que han sido convocados por Fabio Capello para el decisivo encuentro del próximo sábado ante Portugal de clasificación para el Mundial de Brasil. Tampoco estará el delantero Aleksander Kokorin (Dínamo de Moscú), una de las revelaciones de la liga rusa, que será baja todo el torneo por rotura del bíceps femoral. Sin embargo, sí contará con jugadores de calidad contrastada como el extremo del Castilla Denis Cheryshev, y otros como Schenikov, Burlak, Yakovlev o Kanunikov.
Israel solo quiere hablar de fútbolPara el país organizador, Israel, el torneo es un escaparate para alejarse de la imagen bélica que le acompaña por su conflicto con Palestina y que se ha visto acrecentada por su posición en la guerra que se libra en Siria. Precisamente, las autoridades isralíes insisten en que la seguridad "está garantizada" ante el temor a atentados. "Uno de los lugares más seguros en el mundo es Israel, no tienen nada que temer, hemos podido responder a todas las demandas de la UEFA y adoptado medidas específicas para poder garantizar la seguridad del torneo", apunta la portavoz de la Asociación Israelí de Fútbol, Michal Grundland.
Numerosos grupos propalestinos han exigido a la UEFA que se planteara cambiar de sede el torneo y han hecho llamamientos al boicot. Uno de ellos está liderado por el presidente de la Federación Palestina de Fútbol, Yibril Rayub, quien el pasado fin de semana trató de pasar una resolución en la FIFA en contra de Israel, que protestaba por el hecho de que el Estado hebreo no permita a los futbolistas palestinos moverse libremente entre la franja de Gaza y Cisjordania.
Otra petición, encabezada por el exjugador del Sevilla Frederic Kanouté, denunció el trato a los palestinos y se solidarizó con un futbolista palestino preso en huelga de hambre. También una iniciativa internacional encabezada por el Nobel sudafricano, Desmond Tutu, y denominada "Saca la Tarjeta Roja al racismo israelí", acusó a la UEFA de "insensibilidad hacia el sufrimiento" palestino al conceder a Israel la organización del evento.
La propia selección israelí intenta aislarse de todo. Incluso en sus filas integra a seis jugadores árabes, en contraposición con la selección absoluta que en el último enfrentamiento con Honduras (2-0) no incluyó a ningún miembro de este colectivo, el 20% de la población del país. Los jugadores árabes no cantan el himno nacional de Israel antes de los partidos, cuya letra está destinada específicamente a israelíes judíos, y el equipo no espera que lo hagan, aunque sí que se "identifiquen con el emblema y la bandera".
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