Este artículo se publicó hace 15 años.
Roma le debía "la mayor de las alegrías" a Pep Guardiola
La ciudad de Roma, escenario esta noche de la final de la Liga de Campeones, que ha visto el triunfo del Barcelona sobre el Manchester United (2-0), en el estadio Olímpico, por fin se ha congraciado con Pep Guardiola, que no tuvo mucha suerte en sus anteriores pasos deportivos por la Ciudad Eterna.
Pep Guardiola, tras once temporadas en la primera plantilla del Barcelona, donde fue el "santo y seña" del barcelonismo, finalizó su etapa como jugador de elite en el fútbol italiano.
Así, en verano de 2001, fichó por el modesto Brescia, un equipo lombardo cuyo cometido no era otro que lograr la permanencia en la máxima categoría del fútbol italiano.
En el Brescia, Guardiola vivió momentos de gloria pero también de sufrimientos y, si acaso, uno de los peores avatares de toda su extensa y brillante carrera deportiva: dar positivo por "nandrolona" en un control antidopaje.
Un positivo que le llegó en el control antidopaje a que fue sometido, el 21 de noviembre de 2001, tras el encuentro Piacenza-Brescia, y que fue detectado por el Laboratorio Antidopaje del "Acquea Acetosa" del Comité Nacional Olímpico Italiano (CONI), con sede en Roma.
Días después, el 28 de noviembre, El CONI informa de un segundo positivo de Guardiola, también por "nandrolona", en el partido Lazio-Brescia (5-0) del 4 de noviembre.
La Comisión Disciplinaria de la Liga Profesional le impuso una segunda suspensión cautelar, al tratarse de un nuevo caso. Los posteriores contranálisis,también efectuados en Roma, confirmaron ambos casos. Pero Pep siempre se declaró inocente e, incluso, aportó pruebas médicas que apuntaban a ello.
Además, al ser considerado en Italia el dopaje un delito penal, la Fiscalía de Roma abrió a Guardiola una investigación judicial.
Inició una larga lucha de Guardiola, con continuas visitas a Roma, para demostrar su total inocencia.
Roma, una ciudad que siempre le llamó la atención y atrajo a Guardiola, buen amante de la cultura y el arte, empezaba a "atragantársele", pues sus presencias en la capital iban unidas a sentencias en su contra de los distintos comités disciplinarios deportivos.
Varias de estas visitas a Roma fue para declarar ante el fiscal jefe de la Fiscalía Antidopaje del CONI, Giacomo Aiello. Este semanas después, el 21 de diciembre, decide denunciar a Guardiola ante la Comisión Disciplinaria de la Liga Profesional Italiana y propone un año de suspensión para Guardiola por los dos positivos por "nandrolona".
La Comisión Disciplinaria, en enero de 2002, emite un fallo en el que suspende al jugador español por cuatro meses y una multa de 50.000 euros. Sanción luego confirmada por el Comité de Apelación, en reunión en Roma.
Tras volver a jugar, con brazalete incluido como capitán del Brescia en su primer partido, y terminar brillantemente la temporada en el italiano Brescia, fichó en verano de 2002 por el Roma, entonces entrenado por Fabio Capello.
En el conjunto romanista, la verdad, es que las cosas no le fueron bien a Guardiola, que apenas contó con espacio en el equipo como evidencia que jugase tan sólo en cinco partidos del campeonato nacional liguero italiano.
Roma volvía a no serle afortunada para un Guardiola que vivía en una de las zonas nobles de la ciudad y disfrutaba cada minuto que tenía fuera de los terrenos de juego paseando por las bellas calles de la Ciudad Eterna.
Al no jugar en el Roma, y pese a la atracción que sufría por la ciudad, en el "mercado invernal" Guardiola volvió al Brescia, especialmente reclamado por la gran estrella del equipo, Roberto Baggio, contribuyendo notablemente en que el conjunto logrará la permanencia en la Primera división.
Años después, ya habiendo cumplido con creces la sanción deportiva, y tras decidir Guardiola llevar su inocencia hasta el final, con recursos a todo comité y juzgado posible, el jugador fue exonerado de toda culpa de dopaje por el Tribunal de Brescia, el 23 de octubre de 2007.
Ahora, seis años después de su marcha del Roma, Guardiola ha vuelto a Roma en su nueva faceta deportiva de técnico.
Lo ha hecho como entrenador del Barcelona, de un equipo que ha maravillado toda la temporada con su juego y que se enfrentaba al Manchester United en busca de la Liga de Campeones de Europa.
En el estadio Olímpico, donde no pudo mostrar como romanista su notable calidad como jugador, ha alzado el trofeo de la máxima competición continental; su tercer título de la temporada, tras el campeonato liguero español y la Copa del Rey.
Lo elevó al cielo de Roma, borrando con "la mayor de las alegrías futbolísticas" todo lo malo que deportivamente le había dado años antes la Ciudad Eterna.
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