Este artículo se publicó hace 16 años.
Roma, la niña mimada de Walter Veltroni
El ex alcalde modernizó la capital pero su mensaje de cambio no termina de convencer en Roma.
Comprad, comprad, que a partir de mañana sólo se podrá vender Il Giornale", bromeaba ayer un quiosquero del norte de la capital italiana, señalando la cabecera estrella del conglomerado mediático de Silvio Berlusconi, el vencedor de las elecciones si se confirman los resultados parciales.
Ha votado "al alcalde", responde-refiriéndose a Walter Veltroni--y explica que confía en que repita a escala nacional la revitalización y el relanzamiento internacional al que ha catapultado Roma durante sus siete años al frente de la ciudad.
Veltroni rompió el tabú que impedía erigir edificios modernos en la cuna de la Antigüedad y la capital ha vivido la mayor modernización desde principios del siglo XX. El mayor reclamo turístico de Roma son sin duda los grandes monumentos históricos como El Coliseo, la Capilla Sixtina o la Fontana de Trevi, donde ayer se repetían las colas larguísimas y las aglomeraciones, casi siempre ajenas a la cita electoral. Pero el arte contemporáneo pide un bocado de la gran tarta turística -los visitantes han pasado de 2,2 a 4,6 millones en sólo cuatro años- desde los museos MAXXI y Marco, de inauguración reciente.
Pero la niña mimada de Veltroni ha sido el Festival de Cine de Roma. Su primera edición se celebró en 2006 por todo lo alto: 10 millones de euros de presupuesto, un 18% más que el de Venecia, el festival más antiguo del mundo.
Glamour para Roma
A golpe de talonario, La Festa se ha abierto paso en la escena mundial y por su alfombra roja han desfilado grandes estrellas de Hollywood como Robert de Niro, Sean Connery, Nicole Kidman o Harrison Ford y divas nacionales como Monica Belucci.
La conocida afición al cine del candidato del Partido Demócrata se ha colado también en los últimos días de la campaña, en los que se le vio acompañado por el actor George Clooney o el director italiano Roberto Benigni, en algunos de sus mítines.
Tampoco faltó en ellos el ídolo futbolístico de la capital, Francesco Totti. Berlusconi le descalificó diciendo que "no está bien de la cabeza" por apoyar a Veltroni pero la indignación súbita de los tifosi romanos le obligó a rectificar, so pena de perder votos.
Sus detractores critican que el ex alcalde se volcó en la escena cultural de Roma y olvidó prioridades más urgentes, como la inflación, la inmigración o el aumento de la inseguridad ciudadana.
"Roma ahora tiene más glamour, todo el mundo quiere venir, pero también vienen bandas de ladrones extranjeras y el alcalde no ha hecho absolutamente nada", dice Francesca, una estanquera de 61 años a la que atracaron hace dos meses.
La calle de su estanco, Via Santa Constanza, está cubierta de carteles del partido ultraderechista Forza Nuova en los que, sobre una manifestación neonazi, se reivindica "Italia para los italianos" y se exige la expulsión de todos los extracomunitarios.
"No, no les votaría nunca, Forza Nuova da miedo, lo único que digo es que hay que aumentar la vigilancia", explica Francesca confesando que ha dado su voto "al opuesto de Veltroni".
La imagen de cambio y novedad que desea transmitir Veltroni se ha quedado a medio camino. "De nuevo no tiene un pelo y de joven menos", se burlan en un bar cercano a Cinecittà un grupo de treintañeros, hartos de hacer malabares "y ni aún así llegar a fin de mes".
Se niegan a decir a quién han votado en el Parlamento pero un par de ellos responde entre carcajadas que en las locales ha votado a Milly D'Abbraccio, la diva porno de los 80 y los 90, que se presenta por el Partido Socialista.
En vez de los habituales rostros serios de los candidatos, o el logo del partido tachado con una cruz, D'Abraccio ha optado por estampar su culo sobre el cartel electoral, convirtiéndolo ipso facto en el más deseado de la ciudad.
Pietro, el dueño del bar, muestra su maltrecho ejemplar como un trofeo. "Basta ya de manifiestos todos iguales, basta ya de las habituales caras de culo en política. Es hora de cambiar", reza su eslogan."¿Y qué es lo que esperas?", exclama Pietro con una mueca tragicómica. "La situación es dramática, Italia cada vez está más lejos de Europa pero el país va y vota a un bufón. Será que preferimos reir que llorar".
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