Este artículo se publicó hace 13 años.
El romance entre un piano y el músico que lo compró
Hola, soy un piano eléctrico. Me llaman Fender Rhodes (marca registrada), nací en 1973 y llevo aproximadamente los últimos diez años encerrado en un trastero. Hasta hoy.
Me han sacado a la calle entre dos y me introducen torpemente en una furgoneta azul. Me acuerdo de las furgonas, ¡qué tiempos aquellos! De concierto en concierto, de guateque en guateque, estaba en el "ajo", en el "rollo", en la "pomada", ya sabéis tíos. En la "mayonesa" si me apuras, no sé cómo lo decís ahora.
Ahora estoy un pelín ajado y tengo una tecla que no suena pero todo el mundo dice que tengo un aspecto fenomenal para mi edad, que es lo importante.
Hace mucho calor, como decía la canción. Parece verano, me gusta el verano.
Por las ventanillas de la furgoneta la luz entra y lo inunda todo...
Hola, soy Jonston, aunque mi nombre real es Jose Ignacio Martorell. Nací en 1979 en Madrid, hago canciones y las toco por ahí, también tengo un par de discos grabados. Se supone que os tengo que contar una anécdota de un concierto en verano o algo así, pero bueno, me temo que no va a poder ser: este verano he decidido no hacer conciertos y componer las canciones nuevas para mi próximo disco.
Y pedir que recuerde una anécdota de hace más de un año es tarea imposible, como bien saben los que me conocen, tengo memoria de pez.
Pero sí os puedo contar lo que estoy haciendo ahora. Es muy interesante, se llama perder el tiempo. Normalmente puedo estar horas mirando en internet guitarras, pedales, cables, amplificadores.
A veces tengo suerte y encuentro algo, como me pasó ayer.
"Este verano he decidido no hacer conciertos y componer las canciones nuevas para mi próximo disco. Es lo que estoy haciendo ahora: perder el tiempo"
Resulta que estaba mirando en el Segunda Mano y encontré un piano eléctrico a buen precio, un Fender Rhodes, todo un clásico. Llamé al dueño, y esta tarde he ido con la furgoneta a por él. Es precioso, tiene buen aspecto para los años que tiene, la única pega es que una tecla no suena, pero por lo demás está perfecto. Le llamaré Mark a partir de ahora.
Menudo calor que hace.
Este idiota que da vueltas alrededor mío mirándome es un personaje bastante peculiar. Toca bastante mal pero supongo que aporto clase y estilo a su salón y eso le basta.
Por Dios, las estanterías están llenas de muñequitos, ¿cuántos años tiene, 7? No, ya es mayorcito, pasado los 30, qué triste.
Por lo menos, el salón es exterior.
Pues lo que queda de mi verano va a ser parecido a esto, tocar un rato por las tardes con Mark, intentar componer canciones, escribir letras, trabajar por las mañanas, redactar un disparate para Público, ir a casa de mis padres a regar las plantas.
Ya sé que no todo esto no suena fascinante, pero creedme, disfruto muchísimo de todo el proceso de hacer un disco, desde que nace una canción hasta que alguien la escucha y la hace como suya.
Es una suerte para mí poder hacerlo, así que hoy no me voy a quejar de nada sino a daros las gracias por seguir escuchando música.
En noviembre voy a tocar en Madrid y caerán algunas de estas canciones nuevas, espero que os gusten. Ah, y además voy a estrenar nueva banda.
Si es que al final no pierdo tanto el tiempo. ¿Verdad, Mark?
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