Público
Público

El rompecabezas vasco

Las siete fuerzas representadas en el Parlamento pueden ser decisivas para formar gobierno

JOSÉ LUIS DE ZÁRRAGA

La campaña electoral vasca está teniendo efectos significativos, aunque no decisivos. No ha variado el sentido de las tendencias electorales, pero sí el ritmo de los cambios que se están produciendo. En grandes líneas: se ha ralentizado la pérdida de voto de los partidos nacionalistas aliados en el Gobierno, por una parte, y del Partido Popular, por otra; se ha detenido la ganancia de voto de los socialistas, sin llegar a hacerse decisiva, y continúa el crecimiento de Aralar.

El PNV está cuatro puntos y medio por debajo del resultado que obtuvo su coalición con Eusko Alkartasuna en las anteriores elecciones. Si se agregan los que obtiene en las estimaciones su ex socio, repiten casi el porcentaje de voto de 2005. Esto supone una fuerte caída relativa, porque, con la desaparición de las listas de Batasuna, hay 12 puntos porcentuales más a repartir.

Si la correlación de fuerzas electorales entre los partidos que llegan a los comicios no hubiera variado, el PNV y EA tendrían que sumar un 44%, y están en un voto estimado del 39%.

El PSE, al entrar en la última semana de campaña, mantiene sin cambio significativo la tendencia de voto que tenía al convocarse las elecciones. Conserva un crecimiento de casi siete puntos respecto a 2005, pero no ha conseguido avanzar más en estas semanas, como si hubiera alcanzado su techo actual. Parece haber compensado las pérdidas sufridas por la presencia de UPyD con algunos votos del PP, pero no ha captado votos de su izquierda, ni de Ezker Batua ni de Aralar.

Con un candidato cuya imagen en su propio electorado es débil (la media de valoración de Antonio Basagoiti entre los votantes del PP es de 5,7), algunos votos populares se han ido a UPyD, quizá tantos como cede al PSE y sin flujos de sentido contrario. Esto explica que los conservadores estén perdiendo un punto desde el comienzo de la campaña que representa un décimo de su caudal de voto con lo que acumulan ya una pérdida de seis y medio desde las elecciones de 2005.

Unión, Progreso y Democracia consolida su tendencia de voto, aunque de modo muy desigual en su distribución por circunscripciones, con una fuerte presencia en Álava y escasos votos en Vizcaya.

La desaparición definitiva de las listas batasunas cambia poco las previsiones que se hacían sobre el destino de sus votos. Sólo un 15% de esos sufragios (que representan dos puntos porcentuales en el conjunto) parece inclinado a votar otras opciones y se concentran en Aralar, EB y EA.

Esos flujos mejoran sólo unas décimas los resultados probables de estas listas. El voto nulo, que será la opción de la mayoría de los que votaron en 2005 al PCTV, puede representar en torno al 10% del voto emitido.

EB-IU parece estar también cerca de su techo, aumentando su voto de 2005 en unas décimas, que son aproximadamente las que le corresponden tras la desaparición de las listas batasunas de la cuenta.

El fenómeno más notable, si se confirma la tendencia en las urnas, es el de Aralar: al convocarse las elecciones estaba, en las intenciones de voto, cinco puntos por encima de su resultado electoral anterior y ahora, mediada la campaña, ha subido aún otro punto más en la estimación, superando claramente a EB-IU y a EA.

En Álava el PNV y el PP pierden voto, lo que deja al PSE como primer partido, tanto en porcentaje de votos como en escaños. UPyD fortalece su posición, duplica su porcentaje probable de voto y puede lograr dos escaños.

Pero hay que observar que los movimientos son menos profundos de lo que parece, porque lo que PNV y EA pierden lo compensa Aralar y entre PP y UPyD se quedan con casi toda la cuota de voto que tenían los populares en 2005. El crecimiento del PSE en porcentaje de voto es poco más de lo que le correspondería al desaparecer de la cuenta los ocho puntos que obtuvo en 2005 el PCTV.

En Guipúzcoa, donde elPCTV se llevó en 2005 el 18% de los sufragios y cinco escaños, pese a repartirse ahora ese porcentaje y esos escaños entre los demás partidos, el PNV y EA no ganan, conjuntamente, ni un punto porcentual y pueden quedar con los mismos 10 escaños que tenían. El PSE gana ocho puntos y, como mínimo, dos escaños. Está a sólo dos puntos del PNV, y podría empatar en diputados si lograse el escaño que está en disputa. Ésta es la circunscripción en la que más han mejorado los socialistas, en términos relativos.

También es donde más parece haber avanzado Aralar, que triplica su voto, se convierte en la tercera fuerza y puede lograr tres actas. El PP apenas mejora unas décimas respecto al Publiscopio anterior y sigue perdiendo cinco puntos y un escaño de 2005. EB-IU, con una mejora de un par de puntos, puede lograr aquí un segundo escaño. La estimación de voto de UPyD es sólo del 3,3%, pero le permite disputar un escaño.

En Vizcaya es donde el PNV logra conservar su primacía parlamentaria sobre el PSE, pese a perder la mitad de la ventaja que tenía es esta circunscripción. Sin embargo, el PNV no logra un escaño más de los que tenía y EA puede quedar sin representación vizcaína en el Parlamento. Los socialistas ganan dos escaños más y podrían ganar otro.

En esta circunscripción es donde la bajada del PP es más fuerte, pudiendo pasar de cinco escaños a sólo dos, y donde UPyD tiene su menor cuota de voto. En cambio, Aralar, cuya penetración en el electorado era mínima en 2005, multiplica su voto y puede lograr dos escaños.

La situación en el Parlamento vasco es incierta. Con esta distribución del voto, ni el tripartito logra mayoría, ni al PSE le bastarían los apoyos del PP y UPyD si estos partidos estuvieran dispuestos a prestárselos, aun en el supuesto de que lograsen hacerse con todos los escaños que disputan. También queda lejos de la mayoría una improbable alianza de izquierdas en la que EB-IU y Aralar apoyasen al PSE.

La única cuenta que supera los 38 escaños dejando aparte la alternativa improbable de una gran coalición de PNV y PSE es la del tripartito con el apoyo de Aralar. En todo caso, estamos ante un Parlamento con siete fuerzas distintas y todas ellas pueden resultar decisivas en las votaciones. Además, hay una fuerza extraparlamentaria sin encajar en el puzzle.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias