"Rosa es la antítesis de Aída"

Carmen Machi (Madrid, 1963) es una ama de casa cualquiera en La mujer sin piano, filme minimalista de Javier Rebollo presentado ayer en la sección oficial. Tras años de estricta vida doméstica sin relaciones sociales a la vista, la mujer decide salir a comprar tabaco una noche... La fuga durará toda una madrugada.

El gran público está acostumbrado a su lado histriónico. Pero aquí se contiene. ¿Cómo logra casar ambos registros?

La palabra sale del cuerpo. Si el cuerpo está quieto, como en este filme, la palabra no sale. Me explico: Primero va el cuerpo, luego la palabra. Es un concepto teatral clásico. Si uno habla desde la quietud, su voz se proyecta menos. Por el contrario, si el personaje es dinámico, la palabra también lo es. La mujer sin piano requería que me comportara minimalísticamente [risas]. El personaje es la antítesis de Aída. Rosa no habla mucho, pero tiene mucho texto interior.

¿Qué dificultades encontró a la hora de encarar este rol?

Las dificultades no vinieron dadas por la interpretación en sí, que no fue tan complicada, sino por las circunstancias del rodaje. La película se filmó de noche. Y de noche te cambian los biorritmos. Me gusta la noche para salir, dormir o lo que sea. Pero es extraño trabajar de siete de la tarde a siete de la mañana: tienes una sensación de melancolía e irritación que le iba bien al personaje.

¿Qué le gustaba de esta mujer?

Es una película silenciosa, me costaba entender al personaje, eso lo hacía atractivo.

¿No será demasiado enigmático?

Es un problema de lenguaje cinematográfico. Rebollo no narra con palabras, sino con imágenes. Y la falta de palabras puede provocar inquietud y desasosiego.