Este artículo se publicó hace 15 años.
¿Su rostro luce envejecido? No culpe a los genes
No culpe a los genes por elenvejecimiento facial. Un nuevo estudio con mellizos y gemelossugiere que debería atribuir las arrugas, las manchas marroneso rosadas y los derrames en la piel a la exposición prolongadaal sol, a fumar y a los kilos de más.
Dado que los mellizos y los gemelos comparten genes, perono la exposición a los factores ambientales, estudiarlos"permite controlar la vulnerabilidad genética", explicó enArchives of Dermatology el equipo de Elma D. Baron, de laEscuela de Medicina Case Western Reserve, en Cleveland.
El análisis de los factores ambientales que dañan la pielen 65 pares de gemelos revela que el envejecimiento por la edadestá asociado más con el ambiente y el estilo de vida que conlos factores genéticos.
En cuanto al cáncer de piel, los autores afirman que losresultados respaldan datos de estudios previos que habíanindicado que el ambiente y los genes influyen en el riesgo.
El equipo examinó la piel facial de 130 gemelos, de 18 a 77años, que habían concurrido en agosto del 2002 al Twins DaysFestival, en Ohio; la mayoría vivía en el norte y el este deEstados Unidos.
Por separado, cada gemelo informó cómo se bronceaba su pielsin pantalla solar, el peso, los antecedentes familiares decáncer de piel y el consumo de alcohol y tabaco.
La cohorte incluyó a 52 pares de mellizos y a 10 pares degemelos, más tres pares que no estaban seguros si eran mellizoso gemelos. Los gemelos comparten todos sus genes y losmellizos, sólo la mitad.
Con los datos, el equipo observó asociaciones sólidas entreel tabaquismo, la mayor edad y el sobrepeso, y tener pielfacial con signos de daño por la exposición al ambiente.
Pero usar pantalla solar y beber alcohol estuvo asociadocon un menor daño cutáneo.
El equipo opina que los resultados, que destacan conexionesentre el envejecimiento facial y factores ambientales que sepodrían evitar, como el tabaquismo, el sobrepeso y laexposición al sol, motivarían a las personas a reducir esasconductas de riesgo.
FUENTE: Archives of Dermatology, diciembre del 2009
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