Este artículo se publicó hace 16 años.
Los rumanos votan a la sombra de la crisis económica
Los rumanos votaban el domingo en unas elecciones parlamentarias que determinarán tanto la respuesta a la crisis económica como el futuro de las reformas judiciales, estancadas desde que el país se adhirió a la Unión Europea el año pasado.
Los sondeos de opinión muestran una estrecha pugna entre dos partidos de la oposición, los socialdemócratas del PSD, ex comunistas, y los centristas liberales demócratas del PD-L, que tiene estrechos lazos con el presidente Traian Basescu.
La votación se produce en un momento crítico, tras la ralentización económica y el estancamiento de unas reformas judiciales cruciales durante el gobierno de minoría de Calin Tariceanu.
Las divisiones entre los tres principales partidos son profundas y Basescu, aunque sigue siendo popular entre el electorado, ha hecho que buena parte de la élite gobernante se aleje de él con sus a menudo cáusticas críticas a la corrupción, considerada una debilidad endémica en este país pobre.
El PSD y el PD-L cuentan aproximadamente con un 30 por ciento de los votos, mientras que el PNL de Tariceanu tiene el 20 por ciento.
Si las encuestas aciertan y ningún partido logra una mayoría importante, los demócratas y sus archienemigos del PSD se enfrentarán previsiblemente para ver quién dirige la coalición de gobierno.
Los lazos del PD-L con el presidente, que nombra al primer ministro, le hacen llevar la delantera.
Pero Basescu puede verse forzado a optar por el jefe del PSD, Mircea Geoana, u otro político de izquierdas si el PSD logra más votos.
Las recientes encuestas de opinión mostraron que el PSD ha ganado en popularidad con sus promesas de concesiones sociales y recortes fiscales para los más pobres, explotando los temores de muchos rumanos sobre el impacto de la crisis y su miedo a las diferencias de riqueza.
"Confío en el señor Geoana. Prometió ayudas a todos los pensionistas como yo", dijo Aurelia Stancescu, de 74 años, conserje jubilada, tras depositar su voto en un barrio deprimente de Bucarest con bloques de viviendas de la era comunista.
Quienquiera que forme gobierno tendrá que darse prisa para preparar al país para la profunda ralentización económica y posible turbulencia en los mercados financieros, según los analistas, que dicen que ambos partidos contemplan un mayor gasto gubernamental como una vía de salida.
Rumanía se unió a la UE gracias a las reformas económicas y judiciales introducidas por una coalición entre Tariceanu y Basescu tras años de gobierno socialista plagado de chanchullos que llevaron al estancamiento de las reformas.
Pero una disputa entre el primer ministro y el presidente rompió hace meses esa asociación tras la entrada en la UE. El calendario de reformas se frenó y el Parlamento desafió los esfuerzos anticorrupción.
La economía se ha doblado en tamaño en apenas cuatro años por un récord de inversión exterior y el boom de la demanda del consumidor, incitado por los ingresos llegados desde el exterior.
Pero muchos rumanos tienen que mejorar su nivel de vida, particularmente aquellos que viven en el campo.
Los economistas predicen que la economía crecerá sólo entre un 1 y un 4 por ciento, tras haberse expandido este año un 9 por ciento.
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