Este artículo se publicó hace 17 años.
Rush dice que "el cambio de registro es el impulso básico que siempre me guía"
Saltar de encarnar a un pirata fantasma, para pasar a dar vida al protector de la Reina Isabel I de Inglaterra, o al propio Peter Sellers; y hacerlo con la brillantez de Geoffrey Rush pocos se lo pueden permitir, quizás porque ese cambio ha sido, dice, el "impulso básico" que "guía" su trayectoria.
"El cambio de registros al elegir un personaje ha sido un impulso básico desde mis orígenes en la profesión. Ese principio ha guiado mi carrera", afirma Rush durante su visita a Madrid para promocionar "Elisabeth. La edad de oro", que se estrena el próximo día 9.
Desde sus comienzos en Australia, entre el teatro y la televisión, la vida de Geoffrey Rush dio un giro total en 1996 al lograr la proyección internacional cuando ganó el Oscar con "Shine".
Antes, el actor, de 56 años, había realizado su formación teatral en París, y esos estudios fueron determinantes en su futuro profesional: "En la Gran Escuela de Arte de París trabajábamos con máscaras, con la improvisación... Eso me marcó de tal modo, que yo, por ejemplo, desde siempre me acerco a los personajes desde una construcción física", cuenta.
Y, en el caso del cine, además de aplicar ese principio, también elige el plano largo, en contra de la preferencia general del actor por el primer plano, más revelador de emociones.
"Los planos largos son más teatrales y muestran mejor cómo es el personaje, cómo se mueve. Yo trabajo mejor con todo el cuerpo que sólo con el rostro", dice Rush.
Tras ganar el Oscar, a Rush se le abrieron todas las puertas y él supo aprovecharlas, y, así, volvió a ser candidato por su papel en "Sheakespeare in love" y, más tarde, por su encarnación del Marqués de Sade en "Quills".
Geofrrey Rush se ha convertido, de esta forma, en un especialista en encarnar a personajes reales. Su secreto, confiesa, es recurrir siempre a la ficción: "A pesar de la documentación que haya -dice-, tengo que inventarlos y encontrar su cariz dramático".
En las dos entregas de "Elisabeth", Rush encarna a Sir Francis Walsingham, el consejero de la Reina desde sus primeros años que se mantuvo fiel hasta el final.
Rush, de rostro afilado, alto y desgarbado, se mantiene serio en su encuentro con la prensa, pero siempre a punto de hacer saltar la chispa. Y así sucede cuando comenta: "Ella (la Reina) viene de una familia mixta y bastante problemática, su padre mató a su madre y necesita terapia".
"Yo soy el hombre que está detrás de una mujer histórica y fascinante que conquista todos los terrenos -añade-. Algo difícil de encontrar. ¡Sólo se me ocurre a Ophra Winfrey!"
El actor quedó fascinado por Waslinghabm, hombre poderoso en la sombra, inventor del espionaje moderno. Y mucho más, al ver su retrato en la National Gallery con el aspecto de "un diplomático aburrido y gris".
Quería "descubrir a ese personaje con cara de póquer que escondía una gran fortaleza, inteligencia, lealtad a su causa, y a quien no importaba quedar en el anonimato", confiesa Rush, quien se define como "actor de carácter" y "no estrella comercial". Y marcado sobremanera por las "grandes influencias" de sus "antecedentes teatrales".
De hecho, a la escena dedica dos o tres años, "entre medias del cine". Así, mientras acaba de representar "El rey se muere", de Ionesco; prepara un western coreano: "Es un filme surrealista sobre oriente y occidente. Una fábula con elementos de western dentro de esa explosión híbrida del cine oriental", comenta.
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