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Rusia 2018, un Mundial que no dejará frío a nadie

EFE

Rusia, el país de los hielos perpetuos y los osos polares, organizará en 2018 la Copa Mundial de fútbol en verano, cuando las temperaturas en la parte europea del país pueden superar los 30 grados.

De hecho, este verano fue el más caluroso de la historia reciente de este país con temperaturas que rondaron durante varias semanas los 40 grados centígrados, ola de calor que, junto con los incendios forestales, arrasaron millones de hectáreas de cultivos y bosques.

El Mundial de Rusia se disputará sólo en ciudades que se encuentran en la parte europea del país y no en Siberia, donde los veranos son cortos y las noches estivales frescas.

Por eso, los aficionados al fútbol que asistan al Mundial no pasarán frío, aunque seguramente tampoco calor, ya que los torneos mundialistas suelen celebrarse en junio y principios de julio, cuando las temperaturas rondan los 20 grados de media.

En la ciudad mundialista más oriental y fría, Yekaterimburgo, capital de los Urales y patria chica del primer presidente ruso, Borís Yeltsin, la temperatura media en junio es de unos 17 grados.

Mientras, la ciudad meridional de Rostov del Don es conocida como el horno de Rusia por sus veranos calurosos y húmedos, cuando los termómetros no bajan de los 30 grados.

Otro asunto que preocupa son las grandes distancias que separan algunas ciudades, ya que, por poner un ejemplo, Yekaterimburgo se encuentra a unos 2.500 kilómetros del enclave báltico de Kaliningrado, vecino de Lituania y Polonia.

El Gobierno ruso intentará solventar ese problema con ayuda del consorcio alemán Siemens, con el que negocia actualmente la fabricación de trenes rápidos que unirán Moscú con las principales ciudades del país.

Según el plan maestro del proyecto, una red de trenes rápidos deberían enlazar antes de 2018 Moscú con San Petersburgo, la ciudad balneario de Sochi (mar Negro) y la capital de Tatarstán, Kazán.

Además, las autoridades tienen previsto construir nuevos aeropuertos, conscientes de que esa fue una de las principales críticas del informe divulgado por la FIFA poco antes de la elección.

En cuanto a las comunicaciones aéreas internacionales, la compañía aérea rusa Transaero anunció hace unas semanas sus planes de abrir nuevas rutas en el sur de Europa, incluido España y Portugal.

Por cierto, el primer ministro ruso, Vladímir Putin, ha prometido que Rusia eximirá de visados a participantes y visitantes durante la disputa del Mundial, y garantizará el transporte público gratuito en autobuses y trenes por el país a aquellos aficionados que dispongan de entrada para el torneo.

Otro de los peros que se le ponían a la candidatura rusa era el hecho de que este país cuente únicamente con un estadio que cumpla con las exigencias de la FIFA, el olímpico Luzhnikí (84.500 espectadores).

El Luzhnikí, donde se celebró la inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, acogió en mayo de 2008 la única final puramente inglesa de la historia de la Liga de Campeones entre el Manchester United y el Chelsea.

El resto de estadios son vetustos y apenas pueden acoger, en el mejor de los casos, unos 30.000 espectadores, por lo que Rusia se propone remodelar tres de esas instalaciones (Luzhnikí, Dinamo y Yekaterimburgo) y construir de cero otras trece.

El nuevo estadio del Zenit San Petersburgo (68.000 espectadores), campeón de la liga rusa, ya está en construcción y, según informaron ayer las autoridades, será inaugurado a finales de 2011.

La víspera, Putin aseguró en Zúrich que Rusia invertiría unos 300.000 millones de rublos ó 10.000 millones de dólares en la construcción de estadios y las infraestructuras adyacentes.

Al mismo tiempo, matizó que la financiación de los estadios no siempre correrá a cargo del Estado, ya que los nuevos hogares del Zenit, el Spartak Moscú y el Dinamo serán patrocinados por el gigante gasístico Gazprom, la petrolera Lukoil y el banco VTB, respectivamente.

Además, los estadios de Sochi y Kazán se construirán para acoger los Juegos Olímpicos de Invierno 2014 y la Universiada 2013, lo que permitirá abaratar costes.

En lo que respecta a la seguridad, Rusia decidió desde un principio ignorar como sede del Mundial a la región del Cáucaso, el principal foco terrorista del país, pese a que cuenta con una gran afición.

Antes del campeonato de fútbol, Rusia tendrá dos competiciones deportivas para demostrar que está preparada para el desafío: los Mundiales de atletismo de Moscú en 2013 y los Juegos Olímpicos de Sochi en 2014.

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