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Rusia y China hacen frente común para solucionar los conflictos de la región

EFE

China y Rusia hicieron hoy frente común ante los conflictos de Siria, Afganistán y la crisis nuclear iraní como muestra de que sus relaciones pasan por su "mejor momento", a pesar de que todavía no han logrado firmar un contrato gasístico que llevan negociando desde hace tres años por diferencias económicas.

"Las relaciones entre China y Rusia nunca han sido tan estrechas y fructíferas como hoy", dijo el primer ministro chino, Wen Jiabao, durante su encuentro con el presidente ruso, Vladimir Putin, que se encuentra en Pekín para asistir a la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), que concluirá mañana, jueves.

Los antiguos rivales de la guerra fría llevan desde ayer la batuta del foro regional, fundado en 2001 y al que este año asisten los mandatarios de sus países integrantes (China, Rusia, Kazajistán, Kyrgistán, Tayikistán y Uzbekistán) y también el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, y el afgano, Hamid Karzai.

La crisis siria ha sido uno de los puntos clave de las conversaciones entre Putin y los líderes chinos, rechazando de nuevo una intervención extranjera en Damasco y abogando, incluso, por la convocatoria de una cumbre internacional que busque alternativas, según dijo hoy a la prensa el canciller ruso, Serguéi Lavrov.

"Todos los países que puedan tener influencia para solucionar la crisis, deberían sentarse en una mesa y tratar de entenderse", dijo Lavrov a los periodistas, aunque no especificó dónde ni cuándo podría tener lugar esa cita.

Con respecto a la crisis nuclear de Irán -miembro observador de la OCS-, el primer ministro chino, Wen Jiabao, apostó por que la solución pase por una vía diplomática imparcial, después de reunirse con Ahmadineyad, mientras que Lavrov destacó que imponer sanciones a Teherán -tal y como pretende EEUU- sería "contraproducente".

Las relaciones de Irán con Rusia y China son de especial relevancia a menos de dos semanas de que Moscú hospede (los próximos 18 y 19 de junio) la nueva ronda de negociaciones sobre el programa nuclear de Teherán entre representantes iraníes y el G5+1 (EEUU, Francia, Rusia, Reino Unido, China y Alemania).

Pekín y Moscú, ambos miembros permanentes del Consejo de Seguridad, se han opuesto tradicionalmente a estas sanciones, que van en contra de sus propios intereses con el régimen de Teherán -tercer suministrador de petróleo para China- y de la política oficial del régimen comunista de no injerencia.

En este sentido, el presidente del Banco de Desarrollo chino, Chen Yuan, dijo durante una rueda de prensa este miércoles que "China siempre ha tenido acuerdos comerciales con Irán, y los seguirá teniendo", aunque no especificó si habían firmado nuevos tratados.

Afganistán también centró la atención de la cumbre, en la que se debate si aceptarlo como miembro observador de la OCS -la misma condición que Irán-, y cuyo conflicto despierta preocupación en China y Rusia por las posibles consecuencias regionales tras los planes de retirada de la OTAN en 2014.

Así, mientras los dos países ejercen un contrapeso a EEUU en Asia -que recientemente ha anunciado que trasladará la mayor parte de su flota naval a la región para 2020-, Putin aseguraba hoy durante su encuentro con el vicepresidente chino Xi Jinping -llamado a suceder a Hu en el cónclave de finales de año- que sus relaciones "son buenas para el mundo".

"Somos compañeros estratégicos y hay buenas perspectivas en el ámbito económico", dijo, y añadió: "Cuando Europa está en mala forma, nuestra amistad es muy importante".

De hecho, se espera que en estos días Pekín y Moscú firmen hasta 17 acuerdos diplomáticos y económicos, que impulsarán su objetivo de alcanzar intercambios comerciales valorados en 100.000 millones de dólares (80.340 millones de euros) para 2015, frente a 83.500 millones de dólares (67.100 millones de euros) el año pasado.

No obstante, uno de los puntos grises de las negociaciones entre los históricos rivales es la firma de un acuerdo gasístico que negocian desde hace tiempo, por el cual Rusia suministraría 70.000 millones de metros cúbicos de combustible al año a China, y que el régimen comunista esperaba poder concluir estos días.

"Es poco probable que ocurra, ya que no hay acuerdo económico entre ambas partes", dijo a Efe una fuente de la delegación rusa que prefirió no identificarse.

El presidente del Banco de Desarrollo chino se limitó a decir que "el sector energético es importante en las negociaciones con Rusia, pero también con otros países de Asia central", y recordó que la OCS planea la creación de una entidad financiera interregional, que cuenta con el apoyo de todos sus miembros.

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