Este artículo se publicó hace 16 años.
San Francisco Jazz Collective y Asleep at the Wheel buscan las esencias del jazz
Jazz es sinónimo de creatividad, y esto es lo que manó a borbotones en el Festival de San Javier en un programa doble encabezado por el San Francisco Jazz Collective, que tuvo como epílogo el country jazz de los veteranos Asleep at the Wheel.
Los conciertos de jazz de repertorio son a veces lecciones de historia, pero cuando el repertorio es de Wayne Shorter, uno de las más geniales compositores del jazz, que sigue iluminando e insuflando aire a nuevas generaciones de músicos, la experiencia resulta innovadora.
En cierto modo recuerda a aquellas bandas reunidas para la ocasión por los grandes del jazz, y que solían ser continuación o preludio de un fructífero paso por el estudio, aunque el SF Jazz Collective, más que recrear música sin más, ofrece su propia visión de esa música e intercala algunas composiciones originales de miembros del colectivo.
Cada temporada, el Colectivo rememora el talento de un maestro del jazz. Si anteriormente homenajearon a Coltrane o Monk, ahora era el turno de Wayne Shorter, una de las más firmes salvaguardas del espíritu jazzístico de Miles Davis.
El reto era difícil, pero el San Francisco Jazz Collective, una mezcla multigeneracional de músicos de primera clase, la mayoría de los cuales son líderes por derecho propio, sorprendió por la originalidad de los arreglos. La música era compleja y sin concesiones, estéticamente rica, desafiante. Abrazaba un presente de mente abierta.
Destacó por su autoridad técnica, expresiva y hasta moral, el saxofonista tenor Joe Lovano, que no quiso estar en primera línea, pero tampoco se privó de pintar su jazz de todos los colores.
Su figura no es la única a tener en cuenta en este octeto de soberbios músicos. Ahí estaba el impresionante trompetista Dave Douglas, capaz de encajar en cualquier estilo sin sacrificar su individualidad. El trombonista Andre Hayward, que también toca con la Lincoln Center Orchestra, es una estrella en alza de su instrumento.
El saxofonista portorriqueño Miguel Zenón, un solista feroz con un distintivo sonido vanguardista que combina modern jazz y elementos latinos con gran destreza, el vibrafonista Stefan Harris, y la sección rítmica integrada por la dulce y contundente Renee Rosnes al piano, Matt Penman al contrabajo, y Eric Harland a la batería, completan, en suma, un grupo de all-stars de primera.
Originales como "Road to Dharma" del vibrafonista, alcanzaron el feeling de la música de Shorter. "Armageddon" del homenajeado, aunque en algún momento imitaba al original, la desarrolló Zenón con un tempo más rápido y con acentos rítmicos más robustos .
Evidentemente, con algunos de los músicos más atractivos de la actualidad, los solos fueron una delicia. Una gloria de fuerza tranquila que tocó el cielo con "Footsprints" de Wayne Shorter. Un concierto para recordar y candidato a lo mejor del festival.
En los años 70, grupos como Asleep At The Wheel, que acumulan Grammys, y artistas como Merle Haggard y George Strait fueron responsables del retorno del western swing - una amalgama bailable de country, jazz, pop y blues - a las listas de country.
Liderados por Ray Benson y su voz profunda, los siete músicos orgullosos de sus raíces llevan tres décadas como campeones del Texas Swing, un ritmo especialmente apto para las pistas de baile.
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