Público
Público

"La sanidad pública sí es sostenible. Basta de hipocresía"

Consejera andaluza de Salud. El ahorro en la factura farmacéutica le ha permitido no tener que cerrar ni un solo quirófano en la región

RAÚL BOCANEGRA

La crisis, los ajustes impuestos por Europa y los recortes en Catalunya han colocado el sistema sanitario público bajo una fuerte presión. La consejera andaluza de Salud, la socialista María Jesús Montero (Sevilla, 1966), que no ha cerrado ni un solo quirófano y ha abierto nuevos centros durante esta crisis, rompe una lanza por la sostenibilidad del sistema. 'Basta de hipocresía', afirma, cansada de debates que considera interesados.

¿Está en duda la eficiencia del sistema por la crisis?

El sistema sanitario es muy eficiente. El promedio de gasto per cápita en España es de 1.288 euros por año. No existe ningún tipo de seguro que, con la calidad y la excelencia profesional que tenemos, sea capaz de proveer asistencia sanitaria por ese precio. Eso hay que decírselo a los ciudadanos. ¿Cuánto me costaría un seguro privado que cubriera todas las contingencias que cubre el sistema nacional de salud? ¿Cuánto dinero tendría que tener inmovilizado una familia en la cuenta bancaria para hacer frente a un problema de enfermedad? Esto hay que aclararlo. Cuando se habla de deuda o de sostenibilidad, la gente puede pensar que el sistema es caro, pero es muy eficiente.

¿Le preocupa la deuda?

La deuda crecía paradójicamente más rápido en los momentos boyantes que ahora. Todos hemos hecho un esfuerzo de contención del gasto. Había partidas que podían ser gestionadas más eficientemente. La crisis ha sido una oportunidad para ser creativos y explorar mejoras. Ahora la situación más grave no viene tanto de ahí como del objetivo de estabilidad. Las agencias de rating fiscalizan hasta el último euro de la factura sanitaria. Son implacables. De nuestra capacidad de salir bien evaluados dependerá lo que nos cuesten las cosas.

Los proveedores, y ahora más, siempre se han quejado de las demoras en los pagos. ¿Pueden afrontar la situación?

Las empresas no tienen ahora acceso al crédito, con lo que se agudiza su situación. Quienes nos venden no pueden resistir bien ahora por esa razón un pago de demora media de un año. Priorizamos el pago a las pymes, a quienes les debemos todo su patrimonio, frente a una deuda de una gran industria farmacéutica. Hay deuda, que arrastra de forma crónica el sistema sanitario, y que antes las empresas podían afrontar porque obtenían liquidez de los bancos. También hay que decir que esa singularidad del sistema, la deuda crónica, le interesaba a algún sector, porque una empresa potente desplazaba el mercado, lo que generaba críticas de las pymes, que no podían soportar la demora. La deuda es mala en sí. Ahora bien, si la deuda te permite dar mejores servicios y puedes hacer frente a tus compromisos tampoco es para echarse las manos a la cabeza.

¿Cómo han afrontado ustedes la crisis?

Como de forma crónica el sistema ha estado infrafinanciado, nos preparamos mucho antes de la crisis para ser sostenibles. Tenemos dos partidas en las que estamos trabajando para hacerlas eficientes. Una es la compra aprovechando la economía de escala y la otra es farmacia. En cuanto a la primera, tenemos una ventaja en nuestra capacidad de compra por tamaño. Andalucía es muy grande. Podemos utilizar economías de escala y hay comunidades más pequeñas que no. Eso es algo que el sistema tiene que revisar. Y luego está el gasto farmacéutico. Nuestro gasto se distribuye en un 40% en sueldos, un 20% en compras, un 20% en farmacia y otro 20% en inversiones y miscelánea. Para mantener un modelo sanitario público, debemos trabajar en la política farmacéutica.

¿En qué aspectos?

Financiamos todo. El 97% de los medicamentos tienen financiación pública. Siempre hemos pedido al ministerio que aplique la financiación selectiva. Sólo se deberían financiar los medicamentos que aporten alguna ventaja clara en seguridad o eficacia. ¿Qué estamos dispuestos a pagar? ¿Una pastilla que en vez de ser masticable sea ingerida? ¿Esto lo paga el sistema? No. En Andalucía nos afecta menos, porque el 85% de las recetas son por principio activo, pero en España ocurre que el médico te puede prescribir una sustancia que en vez de masticarla tienes que tragarla. Y ambas están financiadas. Las comunidades, que pagamos la factura, debemos estar en la toma de decisión.

¿Qué ventajas tiene el principio activo?

Gracias a la prescripción por principio activo, tenemos un gasto por receta y habitante bastante más bajo que el resto del Estado. Con esto, que es uno de los principios más profundos para la sostenibiliad del sistema público de salud, llevamos diez años y logramos que el sistema lo incorporara. El 85% de las recetas son por principio activo. Si logramos inyectarle al sistema unos 300 millones, lograremos el equilibrio presupuestario.

¿Qué ideas tiene para eso?

Trabajamos en lo que nosotros llamamos principio activo dos. Se trata de sacar a concurso público la compra de las moléculas que componen los medicamentos. La industria bajaría los costes y se reduciría la factura farmacéutica. Los farmacéuticos, cuando les llegue la receta por principio activo, le darán al usuario el medicamento que nosotros compramos aprovechando también la economía de escala.

¿Por cuánto tiempo comprarían las medicinas?

Por dos años, por tres años. Tampoco nos interesan periodos largos por las bajadas de precios. Esto ya se hace cuando compramos los medicamentos que se suministran en los hospitales. El suero que te ponen cuando enfermas sale por concurso.

¿Cuánto se podría ahorrar?

Mucho dinero. Depende de las moléculas que incorpores. La horquilla que manejamos es muy variable. Depende del número de moléculas. Entre 40 y 300 millones de euros. Ser eficiente significa que gente que está ganando mucho dinero ahora no ganará tanto. Eso es así. Cuando dices que el modelo tiene que ahorrar, cuando a los funcionarios se les ha bajado el sueldo. ¡Se les ha bajado! Esto significa que alguien que ganaba diez, ganará ahora siete.

Todo esto revela entonces que la decisión de cerrar un quirófano no es obligada, sino que es una decisión política.

La situación que se ha producido es: 'Usted tiene este presupuesto y su comunidad no puede superar su endeudamiento más que en esto. ¿De dónde quita usted?'. Respuesta. Unos dicen: 'Recorto prestaciones'. Pues bien, si yo cierro mañana el Virgen del Rocío [el mayor hospital de Andalucía] no tengo problema. Pero, ¿qué pasa con esos pacientes? Se van a listas de espera. Disminuyen la calidad, que es lo mismo que quitar servicios. Eso genera desapego al sistema. La garantía del modelo es que sea bueno. Si deja de ser bueno, los ciudadanos dirán: 'No dedique impuestos a esto'.

¿Le preocupan las presiones sobre el sistema?

Estoy preocupada por una cosa, que son los debates hipócritas. Basta ya. No me creo los debates que afirman que la educación y la sanidad no son sostenibles. El PP y la derecha se asombran de que haya deuda, como si no se conociera. Me da rabia. Hay un ruido permanente de que las cuentas no son claras y se intenta trasladar permanentemente el debate de que o el Estado paga, o me veo obligado, por culpa de Zapatero, a hacer un recorte. Es un debate muy serio que hay que abordar dejando fuera la hipocresía. Hay que decirle al Gobierno que tenemos que quitarnos la deuda, pero entre todos. Las comunidades no pueden lavarse las manos.

¿Es una estrategia pensada por el PP para erosionarles?

Tienen que aprovechar estos meses. Necesitan que el Gobierno tome medidas antes de que ellos las tengan que tomar si ganan. Así se evitan hacerlas. Entonces instalan un permanente ruido de fondo. Y quienes no creemos en eso, estamos todo el día respondiendo por qué el sistema es sostenible. ¡Pues porque lo es! Con esta crisis, Andalucía no ha cerrado ni un quirófano y ha abierto nuevos centros.

También se introduce cada poco el asunto del copago.

Ese es un debate trampa. Es mentira. Con eso no se recauda y pesa sobre la clase media. A los ricos les da igual un euro o 30. Ellos tienen su sistema privado. Y se excluye a los pobres. El copago, además, introduce una cosa que es un error. Que pague el enfermo. No, la mejor manera, la más justa y equitativa, es la actual, vía impuestos. Pero hay que mejorarla.

¿Cómo?

El debate real está en lograr incrementar un punto el porcentaje del PIB que España dedica a sanidad. No podemos renunciar como ciudadanos ni como gobierno a que por la vía impositiva se corrija la infrafinanciación crónica del sistema. Estamos en torno al 6%, un punto, un punto y medio por debajo de nuestros socios europeos. Hay comunidades que pueden tener un porcentaje más alto. Nosotros dedicamos el 33% del presupuesto de la Junta a sanidad.

Con un gasto por habitante inferior a otras comunidades, Andalucía tiene una cartera de servicios muy amplia ¿Cómo lo consiguen?

En los análisis que comparan el gasto per cápita con la productividad estamos en la parte alta de la tabla. Nuestra cartera de servicios incluye salud bucodental, medicamentos gratis para menores de un año, el diagnóstico genético preimplantatorio. Prestaciones por encima de otras comunidades. Desde 2005, vinculamos salarios y productividad. Estamos en el 15% del salario variable. Y la desmotivación de quien llega a un determinado nivel y ya tiene un puesto asegurado, la combatimos con la carrera profesional reversible. Eso redunda en la productividad del sistema.

¿Ha afectado la crisis a sus proyectos con células madre y de investigación?

Lo protegimos. No ha podido crecer el presupuesto en investigación al mismo ritmo, pero sí en torno al 3,5%. Ahora abrimos un centro de nanomedicina y un laboratorio de reprogramación celular, en el que colabora el científico José Cibelli.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias