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Santiago, un indignado con futuro

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Gaspar Llamazares Trigo
Diputado de Izquierda Unida en el Congreso

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Escribir sobre un periodista es difícil. Hacerlo como él es imposible. Pero lo que sí sé es que lo que no hubiera deseado nunca Santiago son panegíricos de glosa sobre el pasado de su transcendental labor en la Transición democrática. Nunca estuvo cómodo con esas referencias sobre las que bromeaba en la intimidad con comentarios jocosos que compartimos entre sonrisas ahumadas. Decía: "Yo soy un personaje histórico porque la historia me hizo un personaje. Pero en este país se confunde a los protagonistas con la obra y el tiempo en que se representa".

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En mis charlas con Santiago Carrillo hemos hablado casi siempre del futuro desde el punto de vista del presente. Por esta razón me cuesta hablar de la historia que ni siquiera es su historia sino la que le hizo un personaje. Él querría hablar del porvenir porque la visión política que ejercitaba día a día le convertía en un rebelde. Un indignado más. Siempre estuvo más preocupado por las soluciones que por los problemas. De ahí que nuestra sintonía para impulsar un frente común de la izquierda nos permitiera compartir objetivos con una gran empatía. Esa frescura de análisis que compartía con todo aquel que quisiera escucharle en público y en privado forma parte del acervo de la izquierda. Pero sobre todo se convierte en un objetivo de cambio y transformación.

No puedo obviar el hecho de que el nacimiento de Izquierda Abierta haya coincidido con su muerte. Debatimos y compartimos la necesidad de fortalecer herramientas de encuentro en la izquierda para derrotar al Partido Popular. Y en pleno desarrollo de las nuevas tecnologías y redes sociales, que tanto han cambiado y deben cambiar la relación entre ciudadanía y política, el periodista Santiago ha sido capaz de influir en esa misma sociedad como una octavilla digital a golpe de Twitter. Aprendimos mucho de Santiago y disentimos en el pasado también de él y contra él, pero nos hemos encontrado en el presente para trabajar juntos con el objetivo unitario de sumar a la izquierda en espacios abiertos de encuentro. Porque como él mismo supo y sufrió, es necesario ganar primero a la derecha para poder hacer la política de la izquierda. Por eso seguiremos caminando junto con muchos Santiagos del siglo XXI que verán cumplido su objetivo de derrotar a "la peor derecha de la democracia. Tan derecha que ni siquiera a veces parece democracia".

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