Este artículo se publicó hace 14 años.
Santos gana la presidencia de Colombia y asegura continuidad
El candidato oficialista Juan Manuel Santos ganó el domingo contundentemente la presidencia de Colombia, un triunfo con el que los electores reconocieron los éxitos de Alvaro Uribe contra la guerrilla, una lucha que el político prometió mantener pero con un mayor enfoque social.
Santos, quien como ministro de Defensa de Uribe logró los mayores éxitos militares contra las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), venció al candidato del Partido Verde, Antanas Mockus, que intentó sorprender con su promesa de combatir la corrupción y le deseó éxitos al reconocer su derrota.
Con el 99,77 por ciento de las mesas de votación escrutadas, Santos obtenía un 69,06 por ciento de los votos -9 millones- frente a un 27,51 por ciento de Mockus -3,58 millones de sufragios-.
Santos obtuvo la votación más alta en la historia electoral de Colombia, superando a la que consiguió Uribe cuando fue elegido y reelegido en 2002 y 2006.
Casi 30 millones de personas estaban habilitadas para sufragar, pero la abstención superó el 60 por ciento por las lluvias en casi todo el país y el Mundial de Fútbol que concentró la atención de millones de colombianos, dijo el registrador nacional, Carlos Ariel Sánchez.
El Ministerio de Defensa informó de la muerte de siete policías, tres soldados y seis guerrilleros en ataques y combates aislados que se registraron en los departamentos de Norte de Santander y Meta como parte de un plan de las grupos guerrilleros FARC y del Ejército de Liberación Nacional (ELN) para sabotear los comicios.
Santos logró la aplastante victoria, interpretada por analistas como un respaldo a la continuidad del Gobierno de Uribe, pese a los escándalos de corrupción, de ejecuciones extrajudiciales e interceptaciones ilegales de comunicaciones que mancharon su gestión en los últimos meses.
El político logró capitalizar la herencia política del popular mandatario con la alta votación que alcanzó.
Ni las diferencias que admitió con la revolución socialista del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien advirtió que su triunfo representaba una amenaza para la región; ni el proceso judicial que enfrenta en Ecuador por haber ordenando un ataque contra las FARC en ese país, le restaron apoyo.
MOCKUS: INDEPENDENCIA Y DELIBERACION
Mockus reconoció el triunfo de Santos, le deseo éxito como gobernante y anunció que pese a la derrota el Partido Verde continuará como una opción política de cambio que tendrá independencia y deliberación con el nuevo Gobierno.
"La relación que establecerá el Partido Verde con el próximo Gobierno Nacional se resume en dos palabras: Independencia y deliberación. Apoyaremos lo bueno y nos opondremos a lo malo", dijo el matemático y filósofo de origen lituano al anunciar que su colectividad hará control político.
El ahora presidente electo, miembro de una influyente familia vinculada con el periodismo y la política, reiteró su decisión de conformar un Gobierno de Unidad Nacional con el apoyo del Partido Conservador, de Cambio Radical y de los militantes liberales, claves para la segunda vuelta.
El sólido respaldo con el que llega Santos, un economista y administrador de 58 años educado en Estados Unidos e Inglaterra, le aseguran la gobernabilidad y la posibilidad de lograr la aprobación en el Congreso de importantes reformas.
Mockus aprovechó los recientes escándalos de corrupción del Gobierno de Uribe y, con su discurso de transparencia, honestidad y lucha contra la corrupción logró el apoyo de una franja importante de electores, principalmente jóvenes de las ciudades de este país de 44 millones de habitantes.
Pero sus discursos difíciles de comprender y sus polémicas declaraciones como su intención de subir impuestos y declararse admirador de algunos aspectos del presidente venezolano le restaron apoyo, según analistas.
DESAFIOS DEL NUEVO GOBIERNO
Santos asumirá el poder el próximo 7 de agosto con el desafío de reducir el desempleo de más del 12 por ciento, uno de los más altos de América Latina, y combatir la pobreza en la que vive más de la mitad de la población del exportador de petróleo, carbón, ferroníquel y café.
Aunque el tema de seguridad pasó a un segundo plano en la campaña ante las demandas sociales, el presidente electo tendrá que enfrentarse a una guerrilla debilitada pero que mantiene una fuerte presencia en zonas selváticas y montañosas remotas que son estratégicas para la producción y el tráfico de cocaína, su principal fuente de financiación.
También deberá continuar la lucha contra el narcotráfico debido a que Colombia se mantiene como el mayor productor mundial de cocaína pese a los millones de dólares que le ha entregado Estados Unidos para programas de fumigación y de asistencia social.
Adicionalmente, deberá buscar un crecimiento sostenido de la economía aprovechando los altos flujos de inversión en los sectores petrolero y minero que pueden contribuir a aumentar las exportaciones del país sudamericano, crear empleo y conseguir recursos para reducir las desigualdades sociales.
Otro de los retos será incrementar los ingresos tributarios, reducir el déficit fiscal y recomponer las deterioradas relaciones diplomáticas y comerciales con Venezuela, después de que Chávez las congelara en protesta por un acuerdo militar que firmaron Bogotá y Washington.
El mandatario izquierdista, el más fuerte crítico de Estados Unidos en la región, considera el acuerdo como una amenaza para su revolución socialista.
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