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Santos, imitador de animales

Pocas horas separan a un aspirante a famoso de la ilusión al fracaso

JAVIER SALAS

“Son más sosos que un salero boca abajo”. La mujer y los hijos de Santos no quieren que acuda a los castings porque creen que hace el ridículo. “Qué tontería”, ríe, “yo no creo que haga ningún ridículo”.

¿Cuál es tu talento? “No creo que sea un talento, más bien es un don, eso, un don”. “Cuando era pequeño descubrí que lo que más me gustaba era imitar a los animales. Al gato, al perro... luego a los mulos de carga que había por mi pueblo, los guarros, las gallinas...”. Santos tiene 56 años y se crío siempre en entornos rurales, a caballo entre su pequeño pueblo manchego y los montes de los Alpes, a donde acompañó de niño a sus padres. Reproduce los sonidos de animales, haciéndose acompañar por peluches. Y también imita el motor del coche de Fernando Alonso.

Se presenta a los casting por una razón muy sencilla: quiere ser famoso. “Está claro que hay que ser famoso para que te escuchen sobre los derechos de los animales. Quiero lo mejor para ellos, y si gano, el premio sería para una asociación para la defensa de los animales de mi pueblo. Por eso digo que lo mío es un don, porque es una forma de expresar cariño y amor por los animales. Son más nobles que las personas”. Cargado de nervios, salta al escenario.

Y las personas, el público del programa Tienes talento, ríen cargados de vergüenza ajena cuando Santos comienza a aullar con un perrito de peluche en el hombro. Las risas se convierten en silbidos con la imitación del bólido de Fórmula 1, volante en mano.

“Me comunico con los animales”, nos contó antes de su actuación, “relincho y la yegua me relincha, gruño y el perro me ladra”. Con las personas no tanto: el jurado del show no ha tardado ni un minuto en eliminarle. “No pasa nada, a seguir intentándolo”, dice escondiendo la decepción: “Tenía que haber empezado a hacer castings cuando era más joven”.

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