Este artículo se publicó hace 14 años.
Savai'i, la esencia de la Polinesia
Samoa, que sufrió un tsunami el pasado mes de septiembre, es el mejor país para descubrir las esencias de la cultura polinesia. La isla de Savai'i es su corazón salvaje.
Si llegar a Apia, la capital de Samoa, puede parecer un viaje en el tiempo, la ruta a la isla de Savai'i conduce a los orígenes más remotos. Algunos afirman que es la legendaria Hawaiki, la isla desde la que se hicieron a la vela los grandes navegantes polinesios que descubrieron todos los rincones habitables de este Pacífico en el que antaño no había fronteras.
Savai'i es la isla más grande entre Hawaii y Nueva Zelanda, lo que le da un carácter muy diferente de los pequeños islotes que suelen aparecer en las postales. Las montañas, conos volcánicos cubiertos de denso bosque tropical, alcanzan alturas de casi 2.000 metros.
Parece que a Savai'i no han llegado muchas costumbres modernas, y sigue imperando el fa'a samoa, la "costumbre samoana". Por ejemplo, la mayoría de las casas siguen el modelo del fale tradicional samoano, que no tienen paredes y el techo se apoya directamente sobre unos postes de madera. Son la primera sorpresa que deparan los caminos de Savai'i.
Al recorrerlos, saltan continuamente a la vista escenas de la vida de otro tiempo: hombres discutiendo los asuntos de la comunidad sentados en el suelo de un fale, jóvenes que vuelven del campo cargados con cocos, muchachas que pasean cubiertas por una sombrilla, ancianos vestidos únicamente con un lava lava enrollado a la cintura que permite vislumbrar los antiguos tatuajes que le llegan hasta la cintura. Los domingos, todos se visten de blanco inmaculado para acudir a la iglesia, y el resto del día se dedica al descanso en compañía de la familia.
Las playas de Savai'i cumplen con el prototipo del paraíso de los Mares del Sur, con su arena blanquísima y sus palmeras inclinadas hacia el océano color turquesa.Al viajar por la isla persiste la sensación de recorrer senderos apenas transitados que conducen hacia algunos de los lugares más fascinantes de todo el Pacífico. Como la pirámide de Pulemelei, el monumento megalítico más grande de toda la Polinesia, con su apariencia de pequeña montaña en medio del bosque. A poca distancia, la cascada de Afu Aau cae por lo que parece la boca de un cráter, y si se desciende hasta el fondo es posible nadar en las aguas limpias de la laguna que ocupa el fondo. Sí, el paisaje de Samoa va mucho más allá de las playas que parecen ser la imagen más habitual del Pacífico.
Aunque playas no es lo que falta en Savai'i, y todas cumplen con el prototipo del paraíso de los Mares del Sur, con su arena blanquísima y sus palmeras inclinadas hacia el océano más turquesa que se pueda imaginar.
Pero en este país de costumbres ancestrales, las playas están sometidas a curiosas prácticas. Es normal que el visitante tenga que pagar para darse un baño, siguiendo una norma antigua, que afecta también a los samoanos. Pero es posible encontrarse con la aparente contradicción de que alguien le pida unas monedas para permitir el paso a la playa y a continuación le invite a compartir una comida con la familia como si fuera un invitado esperado desde hace mucho tiempo.
Una estancia en Samoa es un recorrido permanente por ritos, costumbres y normas estrictas de etiqueta, sobre las que convendría que el viajero estuviera mínimamente avisado. No se considera correcto, por ejemplo, comer mientras se camina por una aldea. O hablar de pie en una casa. De cualquier modo, los samoanos son lo suficientemente indulgentes con los extranjeros que cometen deslices involuntariamente. Sumergirse en la fa'a samoa es parte de la verdadera experiencia de recorrer este país.
CÓMO IR
No hay vuelos directos desde España. Air New Zealand vuela vía Los Angeles y Honolulu. El aeropuerto internacional está situado a 34 kilómetros al oeste de Apia, en la isla de Upolu. Hay varios vuelos y transbordadores diarios entre ambas islas.
DÓNDE DORMIR
Aunque en Savaii hay alojamientos de diferentes tipos es posible que el visitante reciba alguna invitación para alojarse en casas particulares. Si se acepta hay que tener presente que no tienen facilidades y que hay que corresponder a la invitación con algún regalo. La experiencia, de cualquier modo, será inolvidable.
PARA COMER
El plato más tradicional es palusami (crema de coco envuelta en hojas de taro -un tubérculo- y fruto del pan), cocinado sobre piedras calientes y servido con taro cocido y pescado. También son habituales el cerdo asado, el faausi (taro gratinado con crema de coco), el oka (pescado crudo) y el suafai (bananas maduras con crema de coco). Para beber, aparte de la cerveza, cacao natural.
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