Este artículo se publicó hace 16 años.
Seis mujeres violan la ley milenaria que veda el acceso al sagrado Monte Atos
Seis mujeres violaron en una protesta la ley que prohíbe desde hace mil años el acceso femenino al recinto sagrado del Monte de Atos, considerado la cuna de la ortodoxia cristiana, y deberán responder ante la Justicia por ello, informó hoy la policía.
"La tierra es nuestra y Dios está de nuestro lado", protestaban ayer unos 500 manifestantes en las afueras de "la frontera" del Monte Atos, en la localidad de Uranópolis, en el norte de Grecia, antes de ser dispersados por fuerzas de la policía local.
Los manifestantes se oponen a las demandas de varias comunidades religiosas sobre tierras en la cercana península de Chalkidiki, uno de los destinos turísticos más populares en Grecia.
Kiriaki Malama, portavoz del Movimiento de Ciudadanos de Ayuntamientos de la península de Chalkidiki, informó a Efe que las mujeres "efectivamente entraron en el recinto monacal en un gesto simbólico para que se ponga fin al atropello a la propiedad inmobiliaria de nuestras familias".
La policía de la península de Chalkidiki informó hoy a Efe que las seis mujeres comparecerán ante un fiscal del puerto de Salónica "por intento de violar la ley" y afrontan penas que van de dos meses a un año de cárcel.
La comunidad monacal del Monte Atos, un recinto sagrado de la religión ortodoxa, cubre un área de 350 kilómetros cuadrados y cuenta con 20 monasterios ortodoxos.
Este recinto sagrado está regido de forma autónoma del resto del Estado griego y en él la presencia de mujeres está estrictamente prohibida.
El movimiento denunció que los diversos monasterios de la comunidad monacal pretenden apoderarse de unas 800 hectáreas de terrenos fiscales y privados que se encuentran fuera del Monte Atos.
Según Malama, los terrenos incluyen bosques, tierras cultivables y propiedades estatales como escuelas, plazas, campamentos de niños y campos de deportes.
Los activistas piden la intervención del gobierno griego y del resto de los partidos, denunciando que los monjes venden los terrenos a propietarios privados y que el Estado no tiene derecho a "regalar" tierra pública a los monjes.
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