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La semana en que Occidente cerró sus puertas al líder de Siria

EFE

Occidente cerró esta semana sus puertas al líder sirio, Bachar al Asad, con la retirada de sus embajadores tras la matanza de Hula, el pasado viernes, en la que la ONU ya ve "indicios de crímenes contra la humanidad".

Cuatro días después, el miércoles 29 de mayo, varios países como Francia, el Reino Unido, Alemania, Italia, España, Holanda, Bélgica y Bulgaria pidieron la salida de los embajadores o encargados de negocios sirios de sus territorios.

El movimiento diplomático fue coordinado con EEUU (que ya había cerrado su embajada), Canadá y Australia para condenar al "León" sirio por esa masacre de 108 personas, 49 de ellas niños.

Una matanza que ha provocado la huida de miles de civiles de la zona que "necesitan ayuda urgente", según alertó hoy la Cruz Roja.

El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle, dijo: "esperamos que el mensaje claro que estamos enviando se registre en Damasco y no se tope con oídos sordos".

Westerwelle subrayó además que ya antes de lo sucedido en Hula estaba claro que Siria no tiene futuro alguno bajo el régimen de Bachar al Asad.

Su homólogo británico, William Hague, subrayó que la decisión de expulsar al embajador tenía el objetivo de "llevar el mensaje de que la comunidad internacional está horrorizada por la violencia que ha persistido por el comportamiento del régimen y el asesinato de tanta gente inocente, incluida la terrible masacre de Hula".

El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo consideró la expulsión del embajador sirio "un grito de protesta contra las salvajadas que se están produciendo en Siria".

Y el responsable de Exteriores holandés, Uri Rosenthal, aseguró: "No debemos trabajar junto a un país con un presidente como este", en referencia a Bachar al Asad.

El ministerio de Asuntos Exteriores italiano mostró su "indignación por la violencia feroz contra la población civil, cuya responsabilidad la tiene el gobierno sirio".

A su vez, el responsable de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, indicó que Francia tratará de "endurecer las sanciones" contra Damasco en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde hasta ahora se han estrellado con el veto de Rusia, con quien "hay que trabajar" en este asunto.

El miércoles 30 de mayo, Turquía se unió a los principales países europeos y anunció la expulsión del personal diplomático sirio de su territorio por la masacre de Hula.

Una nota del ministerio turco de Exteriores explicó que se tomaba la medida "tras un año de espera a que las autoridades sirias escuchen a la comunidad internacional" y pongan fin a la violencia contra civiles. Turquía ya había cerrado su embajada en Damasco en marzo pasado.

Ayer, 31 de mayo, la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, manifestó en Copenhague que la oposición de Rusia a una intervención militar en Siria puede contribuir a que haya una guerra civil y apuntó a Moscú, por delante de Pekín, como el principal opositor a una eventual intervención de la ONU.

"Es un dilema cómo intervenir sin que cueste más vidas y más sufrimiento. La matanza de personas inocentes debe pararse, pero Rusia y China nos lo ponen muy difícil", en opinión de Clinton.

El portavoz chino del Ministerio de Asuntos Exteriores, Liu Weimin, respondió hoy a las palabras de Clinton negando que su país esté actuando como un "obstáculo" para resolver el conflicto y defendió su papel para encontrar una solución mediante la vía política.

Preguntado sobre si cambiará su discurso en el caso de que Rusia lo haga, el portavoz chino contestó que China siempre ha tenido su "propio juicio" y mantenido el diálogo "constante" con las diferentes partes del conflicto sirio.

Por su parte, la Cancillería rusa aseguró esta semana que vetará en el Consejo de Seguridad cualquier iniciativa sobre una injerencia militar extranjera.

Entretanto, la Alta Comisionada adjunta de la ONU para los Derechos Humanos, Kyung-wha Kang, manifestó hoy en Ginebra que hay indicios de crímenes contra la humanidad en la matanza cometida en Hula.

A Kang, le respondió el embajador de Siria ante la ONU en Ginebra, Faysal Khabaz Hamoui, achacando la matanza a grupos terroristas que quieren imponer su "violencia sectaria".

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