Este artículo se publicó hace 12 años.

El sentido común también es de izquierdas

Antonio Avendaño

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A la derecha le gusta pensar que lo suyo no es ventajismo ideológico, sino puro e inocente realismo El presidente José Antonio Griñán no ha reinventado en su discurso de investidura el mundo de las ideologías. Más bien se ha limitado, con sus propuestas, a demostrar que tales ideologías existen, lo cual es precisamente lo último que la ideología conservadora querría ver demostrado, pues uno de los rasgos que la caracterizan es la infantil y peregrina idea de que ella misma no es propiamente una ideología, sino que es simplemente sentido común. A la derecha le gusta pensar que lo suyo no es ventajismo ideológico, sino puro e inocente realismo. O como diría la gente de la mafia: que lo suyo no es nada personal, sino sólo negocios.
La gran obsesión política del presidente es "demostrar que no existe una única ruta para enfrentar esta crisis mundial" La gran obsesión política del presidente es "demostrar que no existe una única ruta para enfrentar esta crisis mundial", y esa ha sido en verdad la columna vertebral de toda su intervención, en la que lógicamente también ha trasladado con precisión los compromisos concretos alcanzados en el acuerdo programático con Izquierda Unida: plan de choque contra el desempleo, instituto de crédito andaluz, programa de inclusión social, ofensiva a favor de la transparencia... En realidad, todo lo dicho por el presidente se resume en esto: demostrar al mundo que se puede gobernar de otra manera, que incluso en estos tiempos difíciles se puede ser de izquierdas y no morir en el intento.
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