Los límites temporales siempre tienen sus perjudicados. Por un par de meses, Juan no ha podido pedir la ayuda de los 420 euros después de tirarse media vida trabajando. 'He sido conductor, he conducido taxis, he trabajado en la construcción con grúas, furgonetas...de todo', cuenta. Su prestación se agotó en junio después de dos años en paro. Su último trabajo, cuando la construcción ya comenzaba a renquear, fue en un teatro. Lo importante era ganar algo de dinero y salir adelante. Apenas le duró unos meses.

Juan vive con su esposa y sus dos hijos, aún sin edad para trabajar. De momento, sobreviven con el sueldo de ella, que mantiene su empleo: 'Ella sí que trabaja, es que si no yo ahora mismo estaría robando, traficando, llevándome la comida del supermercado o lo que hiciera falta'. Ese salario al que se agarran es de 800 euros. Y tienen una hipoteca, 'menos mal que la pusimos a muchos años y con pagos bajos, precisamente para evitar vernos mal si llegaban los problemas'.

'No entiendo por qué antes tenía derecho a cobrar un dinero y ahora no'

Juan sabía que no estaba entre los que agotaron sus ayudas a partir del uno de agosto, pero aún así pidió el nuevo subsidio. Quién sabe. Se lo denegaron. 'No lo entiendo, que me digan en qué he cambiado en estos meses, por qué antes tenía derecho a cobrar un dinero y ahora no, si mis circunstacias siguen igual y yo no encuentro trabajo', se pregunta.

Tiene treinta días para recurrir, pero Juan ha tirado la toalla. Ahora espera la ampliación al uno de enero como agua de mayo: 'Será un complemento que nos puede evitar tener que quitarnos los teléfonos'. No es lo peor. En casa de Juan ya han recortado el uso de la luz 'y a lo mejor tenemos que pasar un poco de frío este año'. 'En lo que no quiero pensar es en que lleguemos a tener que prescindir de comida'.