¿Cómo burlar la seguridad de una cárcel y fugarse sin dejar rastro? Jefferson Escobar lo tenía claro: dentro de una bolsa de basura. Y eso hizo. Gracias a la ayuda de otro preso que ejercía labores de confianza en la Prisión Provincial de Cantabria, consiguió su objetivo y se escapó del penal donde había ingresado por haber asesinado a puñaladas a un hombre a las puertas de una discoteca en la localidad de Castro Urdiales.

La fuga tuvo lugar en mayo de 2006. Su aventura terminó cuando la Policía Nacional le detuvo meses más tarde en Madrid y le puso de nuevo entre rejas, esta vez en la prisión de Soto del Real.

El Juzgado de lo Penal número 3 de Santander condenó ayer por esta fuga a siete meses de reclusión a Jefferson Escobar. Durante el juicio, el delincuente se declaró culpable de los hechos.

Por ese motivo, el Ministerio Fiscal redujo su petición de pena por quebrantamiento de condena de un año a los siete meses de pena. El abogado de Escobar calificó la sentencia como 'más correcta' que la inicialmente solicitada por la Fiscalía, y que era 'la máxima' para ese delito.

Prófugo reincidente

Se da la circunstancia que esta fuga fue la segunda protagonizada por el reo, de nacionalidad colombiana, quien con anterioridad ya había escapado de la Justicia española, informa Europa Press.

Esta nueva condena se suma a los 18 años de prisión que ya está cumpliendo por el asesinato con alevosía de un vecino de Barakaldo (Vizcaya) en Castro Urdiales, en la madrugada del 23 de marzo de 2002, al que acuchilló con saña.

El Jurado que juzgó el caso declaró probado que Escobar estaba discutiendo con la víctima cuando, de repente, sacó un cuchillo de entre sus ropas y le asestó 14 puñaladas. El hombre falleció a los pocos minutos. El crimen quedó grabado por las cámaras de seguridad de la discoteca Safari.