Este artículo se publicó hace 16 años.
Siete palestinos muertos en los últimos ataques aéreos israelíes en Gaza
El Ejército israelí continuó hoy su ofensiva aérea en Gaza contra milicianos de distintos grupos, en la que han muerto una docena de palestinos durante un fin de semana en el que se celebra en Israel la Pascua judía, el "Pésaj".
Las víctimas de las operaciones en las últimas veinticuatro horas son siete palestinos muertos y otros ocho heridos, informaron fuentes médicas de Gaza, todos ellos milicianos del movimiento islamista Hamás.
Según un comunicado del brazo armado de esta organización, los Batallones de Izadin Al-Qasam, los milicianos murieron en tres bombardeos aéreos en distintos puntos de Gaza.
En el más sangriento de ellos, a medianoche del sábado, cuatro milicianos fueron blanco de un cohete disparado desde el aire, cuando circulaban por el campo de refugiados de Yabalia, en el norte de la franja.
El Ejército israelí confirmó este ataque y un portavoz declaró que los cuatro palestinos se dirigían a lanzar cohetes kasam contra el territorio israelí.
Los otros dos ataques se registraron de madrugada y en la mañana de hoy.
La ofensiva sigue al ataque del sábado por parte de milicianos palestinos islamistas contra el paso de Kerem Shalom, en la triple frontera que forman Gaza, Egipto e Israel.
Dieciséis soldados israelíes resultaron heridos cuando los milicianos hicieron estallar tres vehículos cargados con explosivos en el paso fronterizo, por el que se abastece a la franja de producción agrícola.
Se trata, según fuentes militares, del ataque más grave registrado en la zona desde que Israel abandonó la franja en el año 2005.
Dos de los vehículos, dijo la portavoz militar israelí, Avital Leibovitz, lograron acercarse tanto porque los todoterreno fueron camuflados con los colores e insignias que utiliza el Ejército israelí.
Tres milicianos resultaron muertos en el ataque suicida, que estuvo encabezado por el brazo armado del movimiento islamista.
El atentado ocurrió en la víspera de la Pascua judía, que se celebra desde la noche del sábado y que se prolongará hasta el fin de semana que viene.
Durante estos siete días, los judíos recuerdan su salida del Egipto faraónico de manos de Moisés, el llamado Éxodo, y no suelen comer pan porque los israelitas no tuvieron tiempo para hornear.
En Israel la jornada se vive hoy con absoluta normalidad pero bajo medidas extremas de seguridad por temor a un atentado palestino.
En 2002, durante la celebración de esta fiesta, un suicida islamista de Hamás entró en un hotel de la ciudad de Natania, al norte de Tel Aviv, y mató a 31 personas e hirió a otras 200.
Unos días después, Israel lanzó la operación Muro de Defensa, en la que desmanteló casi por completo la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y murieron unos cuatrocientos palestinos.
En previsión de acciones similares, el jueves el ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, ordenó cerrar los territorios palestinos hasta que concluya la fiesta, en la que cientos de miles de israelíes salen de excursión.
Barak aseguró, en una visita al paso fronterizo de Keren Shalom, que Hamás pagará las consecuencias.
Mientras tanto, en un hospital de la ciudad de Gaza morían hoy otros dos palestinos, esta vez civiles, por las heridas que sufrieron hace unos días.
Se trata de dos jóvenes de 16 y 17 años que resultaron heridos en el mismo incidente en el que murió el periodista de Reuters, Fadel Shana, de 21 años.
Un tanque israelí disparó el miércoles contra el vehículo del periodista cuando trabajaba en una zona de combate, y a pesar de que iba claramente identificado como prensa mediante las palabras "PRESS" y "TV".
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